Parte 17: El retorno

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La luz del sol ya se deslizaba por el cielo, despertando al albino de su largo sueño. Se quedó rememorando la increíble noche que había pasado con Lynn, seguro de que nunca lo olvidaría. Sintió la respiración acompasada de su hermana en su pecho, viendo como Lynn dormía plácidamente sobre él, nada más que la sábana cubriendo su cuerpo.

Luego le vino a la mente ese extraño sueño que había tenido. No, no fue solo un sueño, más bien una oleada de recuerdos. Y no tenían nada de extraños, pues era su propia vida.

- De modo que así comenzó todo -pensó- No solo le salvé la vida, pasamos mucho tiempo juntos. Desde niño me sentí cercano a ella. Y ahora... Todo rinde frutos.

Acarició el cabello de Lynn, sintiendo una enorme paz y satisfacción al tenerla a su lado. No dejaría que nadie se le acercara. Suponía que eso le gustaría a Lynn: ver como él mismo se ponía celoso y la quisiera toda para él. Claro, tampoco es que le revisara el celular y la acordonara cada vez que respirara a menos de treinta metros de cualquier chico, pero al menos sí demostrarle que en serio la quería y apreciaba.

Y mientras seguía acariciando su cabello, Lynn se fue desperezando.

- Yawwwnn... Buenos días, Lincoln.

- Buenos días, amor. 

El albino tenía la intención de darle un ligero beso en los labios, pero Lynn le metió la lengua en la boca, revolviendo su interior.

- Wow... Lynn, espera -trató de detenerla, pero solo logró que lo besara con más pasión. Su instinto se sobrepuso, besándola de vuelta y tumbándola y haciéndole cosquillas.

- Jajaja -rió Lynn- Lo siento, pero en serio me gustó que fueras lo primero que viera en la mañana. 

- Y así será por muchas mañanas más -aseguró Lincoln.

Ahora fue Lincoln quien hizo gemir a Lynn. Y antes de que se dieran cuenta, sus sexos se encontraban a centímetros de distancia. Se miraron por unos segundos, y en silencio, concordaron hacerlo otra vez. Fue la mejor mañana que hubieran pasado en mucho tiempo. Pensaron que era mejor volver pronto a casa, por lo que lentamente iban recogiendo sus cosas, interrumpidos por las veces que acordaban sin hablarse en acostarse de nuevo. Cuando agarraban sus pertenencias y se vestían, las urgencias volvían y terminaban haciendo el amor una y otra vez. 

Estaban decididos a volver a casa y dar las buenas nuevas, y por supuesto, para arreglar las cosas con las demás, pero al final terminaron tardándose muchas horas más de las previstas.

En tres ocasiones estuvieron a punto de salir con las cosas listas, pero solo bastaba una mirada para que cerraran la puerta, entraran otra vez al cuarto, y lo hicieran otra vez. 

Bueno, ¿quién los podría convencer de lo contrario? Llevaban prácticamente años reprimiendo sus deseos y sentimientos, para al final descubrir que eran correspondidos. Y tener al amor de tu vida junto a ti, en esas circunstancias, ni que decir que el atractivo de ambos era alto... ¿Quién se resistiría?

Por fin salieron del diminuto hotel, a tiempo para ver a la recepcionista llegar.

- Oh, señorita Loud, y... caballero -la mirada de la recepcionista se tornó inmediatamente recelosa, recociendo en Lincoln al chico que había intentado entrar el día anterior.

- Es mi he... Mi novio -dijo Lynn, sonriéndole a Lincoln.

- Oh, ¿por eso quería entrar, señor? 

- Sí. Y agradezco que fuera precavida, hace un buen trabajo.

- Gracias. Entonces, ¿dejarán la habitación?

Mi hermana favoritaWhere stories live. Discover now