JonDami Random

Atrapados - Parte 1

—¿Quién eres? —demandó, observándolo con genuina desconfianza en la mirada.

Jon rió, consciente de que había sido descubierto.

—Así que lo notaste… —murmuró feliz, contemplándolo con descaro, ampliando lentamente la sonrisa que no había dejado de mostrar apenas lo encontró.

El mayor bajó lentamente la mano a su cinturón, buscando la caja de plomo que Jon sabía que traería encima “por si acaso”.

Kent se apresuró a hacerse con la caja, lanzándola lejos.

—-Quiero hacerte daño Dami… —susurro mientras lo sujetaba con fuerza, lanzándolo contra la pared más cercana, dejando que cayera como un vil muñeco de trapo—. No viajamos de tan lejos para solo observar.

—¿Tu y quién más?  —demandó incorporándose con dificultad.

Un grito desgarrador rompió el silencio. Damian se tensó, observándolo ahora con pánico. Reconocería ese grito donde fuera.

—Parece que empezaron la diversión sin nosotros. Mi Dami nunca ha sido muy paciente —comentó con decepción.

—¿Dónde está Jon? —gritó, posando su atención en la caja que había caído cerca de la puerta.

Jon ladeo la cabeza, haciéndole lucir confundido.

—Estoy aquí para ti, Dami —comentó, acercándose en un parpadeo al mayor, tomándolo de ambos brazos, apresándolo con su cuerpo—. Solo quiero jugar un rato…

—Donde. Esta. Jon —demandó furioso, intentando apartarse sin éxito alguno.

El contrario apretó el agarre, logrando que un quejido leve escapara de sus labios.

—Mi Damian tiene una tolerancia excesiva al dolor… es raro que logre hacerle gritar, pero me pregunto… ¿Qué necesito hacerte para hacerte gritar de dolor? ¿Cuánto daño necesito provocarte para que me supliques que pare?

Damian alzó la barbilla, altivo. Escupiéndole en la cara.

Crazy, crazy, crazy.