JonDami Random

Desperate Measures

El mundo ardía. Y Jon estaba seguro que ardería con él.

Se levantó de nueva cuenta, observando con odio puro al villano en turno. Sin embargo, Damian se interpuso de nueva cuenta en su campo de visión, con la espada en alto, desafiante.

Jon no sabía qué más hacer, había intentado razonar con Damian, buscar al chico que... a su mejor amigo. Traerlo de regreso, pero no había encontrado forma alguna, unos ojos sin vida le devolvían la mirada. Fuera cual fuera el control que estaba ejerciendo el villano sobre él, parecía que no tenía puntos de quiebre.

-Si te rindes ahora y dejas que te mate, liberare al petirrojo, es lo que deseas, ¿no es así? -preguntó con sorna, para luego soltar una risa histérica que le helo la sangre.

Jon negó con la cabeza. ¿Desear? En ese momento deseaba muchas cosas, deseaba no haber ido sin refuerzos en primer lugar, deseaba que Damian no se hubiera visto involucrado, deseaba haberle dicho... no haber peleado en la mañana por algo tan insignificante.

Deseaba...

Sus reflexiones se vieron interrumpidas, el mayor lo estaba atacando de nueva cuenta. Y él no se atrevía a regresarle los golpes por temor a lastimarlo aún más. En un principio se había dedicado a atacar a Desperate Measures, cómo se hacía llamar el villano, sin embargo, cada golpe que lograba asestar, lo absorbía y aparecía en el cuerpo de Damian.

Jon quería llorar de la frustración.

Así que ahora se dedicaba a evadir y a rogar porque la llamada de ayuda a sus padres tuviera respuesta.

-Basta de correr, intento de Superman, creo que ha llegado la hora de que todos conozcan mi nombre, que tomen medidas desesperadas al verme -gritó, agitando los brazos.

-¡Estás loco! -exclamó mientras intentaba de nueva cuenta hacer funcionar el comunicador que Damian había destrozado minutos antes.

-Mátalo -ordenó despectivo. Dejándose caer como un niño pequeño en cuclillas, sonriendo ampliamente.

Damian asintió con la cabeza, antes de sacar una pequeña caja de su cinturón.

Jon sabía que había ahí. Al igual que su padre lo había hecho con Batman. Jon le había confiado a Damian un trozo de kryptonita, como señal de confianza mutua. Claro que sabía que el mayor tenía acceso a ella, pero dársela en persona y explicarle sus motivos, le había hecho particularmente feliz luego del incidente con el Tim del futuro.

Nunca pensó que fuera a ser usada en una situación como esta.

-Dami, no por favor -suplicó, retrocediendo. El instinto le gritaba que huyera, que fuera por ayuda. Pero no se atrevía a dejar a Robin. Estaban juntos en esa misión, pasara lo que pasara.

-Eso es Superboy, suplica por tu patética vida. Lástima que no pueda escucharte. Es tan trágico -dramatizó, colocando su mano en su sien, como si realmente lo sintiera-. Matar a la persona que amas.

Jon giró la cabeza rápidamente, abriendo enormemente los ojos, luciendo totalmente confundido.

-Oh, ¿no lo sabías? -preguntó con malicia, observándose las uñas-. Es una pena, al parecer le correspondes.

Jon empezó a sollozar, no pudiendo contener más las lágrimas, no quería morir. No a sabiendas de que si Desperate cumplia su palabra y liberaba a Damian, este se culparía por todo.

Damian por su lado, aprovechó esa distracción para arrojarle la kryptonita y tumbarlo. Colocándose sobre él, apuntando su espada al cuello.

-Dami -comenzó mientras levantaba la mano, intentando tocar su rostro. Pensando en que todo lo que debió decirle-. Yo te a-

La oración nunca llegó a completarse.

Y ahora... huyó.