30 Días en detención ©

Prólogo.

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-Usted tiene que estar jodiéndome, señorita Clenton.

-Precisamente porque no lo estoy haciendo es que te vas para detención, querido Flavio.

-¿A caso no está usted comprometida?

-A ver, céntrate. ¿Te estoy mandando a acostarte con mi prometido, o conmigo?- pregunta una muy calenturienta señorita Clenton, digo, si aún se le puede llamar así.

-Lo siento, usted está muy buena y todo, pero no me van las mayores- le respondo con aire desdeñoso.

-¡¿Qué dices?!, si aún no llego bien a los treinta- exclama muy indignada.

Y tiene razón, es la profesora más joven del instituto, pero no por eso me la voy a tirar. No es que no me agrade la idea del todo, pero le prometí a mamá no hacer ningún tipo de locura que ponga en juego mi beca.

-Ya te dije que será solo una noche, además, tus calificaciones subirán como espuma- insiste.

-Le recuerdo señorita Clenton, que mis calificaciones están lo suficientemente altas ya, no lo necesito. Gracias por su ofrecimiento.

-Pues te esperan unos gratificantes días en detención, guapo.

-Ya le dije que nunca he ido a detención, ni planeo ir por el simple hecho de no querer apagar el fuego vaginal que tiene usted ahí debajo- digo señalando su entrepierna.

-Y yo ya te dije que para todo hay una primera vez- refuta ignorando mi negativa.

-Usted sabe muy bien que ir a detención puede ocasionarme inconvenientes con eso de reportes y toda esa mierda, lo que me resta posibilidades a la hora de solicitar la beca- le digo algo preocupado.

-Entonces, ¿por qué arriesgarte? Mejor veámonos en mi aula en unos minutos, es mi hora libre cariño- habla invadiendo mi espacio personal.

Lo pienso unos cortos segundos, digo, no es un delito ponerlo en duda ya que es mi beca y mi futuro el que corre riesgo, pero de pronto por mi cabeza pasan imágenes y recuerdos de mí madre advirtiéndome una y otra vez sobre mantenerme lejos de todo tipo de problemas. -Ya le dije que no pienso enrollarme con usted, búsquese otro.

-Perfecto, tu lo decidiste así, guapo.

-Me iré a quejar a dirección o recursos humanos si sigue con eso- la amenazo intentando convencerme a mí mismo, aunque sé de antemano que eso sería totalmente inútil.

-¡Pff! No me hagas reír querido, sabes que esto es un instituto público y las leyes son una mierda- dice acariciándo mis brazos en un leve movimiento-. ¿Por qué mejor no piensas bien en tu respuesta?- ahora acariciando mi cabello como si de un cachorro se tratara.

-¡He dicho que no y punto!- exclamo ya totalmente cansado de su jueguito y safándome por completo de sus garras-. No soy su objeto sexual, ni está en mis planes serlo.

-¡Bien!- vocifera tratando de lucir indignada por mi rechazo.

-¡Perfecto!- voceo de igual forma dándome media vuelta para irme a mi salón correspondiente.

-¡30 días en detención!

Me detengo en seco sintiendo rápidamente mi cuerpo tensarse. ¿Esta mujer está en drogas?¿Pretende que pierda la oportunidad de ganarme esa beca? Porque eso es muy seguro que pase teniendo en cuenta el reporte que tendría en mi informe estudiantil. No es primera vez que me aborda de tal manera ofreciéndome según ella "una noche extrema de pasión", pero esta vez ha cruzado esa línea, le ha golpeado duro el rechazo y acaba de mandarme no uno, ni dos, sino ¿30 días?

Me doy media vuelta otra vez para encararla, pero no está... Se ha marchado la muy, la muy... fogosa. Sí, esa mujer padece de un terrible fuego vaginal que al parecer su prometido no ha podido apagar.

Estoy jodido, estoy jodidamente jodido.

30 días en detención, ¡30 putísimos dias!.

¡Ah! Me cago en la puta. Esto no pinta nada bien, recen conmigo para que me vaya bien estos...

¡30 días en detención!

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¿Aló, policía?

Jeje.

¿Sorpresa? Hagan ruido si quieren que empiece está aventura ya.

Espero que les guste cómo va pintando todo, voten y vayan a leer los próximos apartados para conocer a mis bebés.🙊💜