Capítulo 12.

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Capítulo 12 – ¿Mal día?

Miley.

Miro por décima vez mis alrededores antes de hacer malabarismos para abrir el cerrojo de la puerta, pero los nervios me traicionan provocando que el juego de llaves caiga al piso.

Cierro los ojos y suspiro para calmarme.

«Tranquila, maldita sea. Deja la paranoia»

Una vez más calmada me agacho para depositar la bolsas de compra en el suelo, recoger las llaves y abrir el cerrojo.

Me relajo cuando estoy dentro de casa y llevo todo a la cocina para arreglarlo más tarde, ahora no puedo pensar bien.

Sé que eso que pasó no fue un simple suceso, aquél auto que casi me atropeya venía con toda la intención de hacerme el mayor de los daños. Ya es costumbre que vaya siempre el mismo día a ese mercado para hacer las compras, es una calle solitaria, pero nunca se ven casos como este.

Primero lo del animal muerto en mi patio, ahora esto. Siento mi sangre calentarse debido a la ira e impotencia.

De no haber sido por Flavio, ahora mismo estuviese siendo pura mierda esparcida, y mi hermana devastada, siendo transferida con ese adefesio maldito.

Pero no pasará, no van a sacarme del camino, no dejaré a Mindy sola.

Jamás me lo perdonaría.

Camino hacia el regadero y me echo un poco de agua en la cara para tratar de calmarme. No funciona, por lo que me encargo de invertir el tiempo en ordenar lo poco que sobrevivió al desastre, lavar los trastos sucios y dejar todo limpio antes de ir en busca de Mindy, quien se ha quedado hoy en casa de una compañerita.

No tengo mucha confianza a la hora de dejarla con nadie, soy muy protectora con todo lo que tenga que ver con ella y su cuidado; pero también tengo que entender que casi no tiene amigas, solo cuenta con Giselle, su compañerita de curso.

La única que le agrada.

Mindy prefiere estar rodeada de personas más grandes, con las cuales ella pueda hablar de temas de los cuales una niña de su edad normalmente no tendría mucho conocimiento, pero ella sí.

Sin embargo conserva esa inocencia infantil y se aferra a la idea de querer vivir su etapa como una "niña normal" según sus palabras. No entiende que nada en ella la hace anormal.

Le explico todos los días que si hay algo en ella que la hace diferente, mas no menos normal. No es difícil razonar con ella porque tiene conocimientos avanzados para su edad, pero es sorprendente que a veces dé respuestas de las que dice no saber cómo aprendió.

Me da miedo que se relacione con gente que no sepa lidiar con eso, porque normalmente a las personas como Mindy las tratan como si fuesen algún tipo de ser paranormal, y eso es lo que causa el autorechazo en ellos mismos a temprana edad. Debido a ello me encargo de recordarle que es tan normal como cualquiera y no le impido relacionarse con gente que sé que le hacen bien.

Vivo por y para ella.

A veces siento que me necesita, pero la mayoría del tiempo sé que quien necesita de ella soy yo. Ella es más fuerte y valiente a su edad de lo que lo soy actualmente ya que, en lo personal, no me creo capaz de tener amigos, no después de lo que sucedió.

Y no porque no sea buena en hacerlos, sino porque me he dado cuenta de que ya no estoy para rodearme de cualquier persona. Con el tiempo uno aprende a valorar su propia compañía cuando solo obtiene amistades a medias.

No estoy para entregarme a nadie por la mitad, mucho menos para recibir migajas de nadie. Es todo o nada, las cosas a medias no sirven, no funcionan, no trabajan. No llegan a nada.

30 Días en detención ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora