Capítulo 16.

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Escuchen la rolita.

Han pasado 84 años jeje, but Wattpad presenta...

Capítulo dieciséis – Charlas y escándalos.

🏫🏫🏫

—¿Quién murió? —pregunta mamá cuando me ve acercarme ya listo a desayunar antes de irme.

—Alguien en algún lugar del mundo. Seguro —respondo imperturbable sentándome en la mesa de la cocina y tomando entre las manos mi taza de té de todas las mañanas —. Pero esa no es la razón por la que me levanté temprano, mamá.

—¿Y a quién tengo que darle las gracias? —pregunta divertida—. Mira que es más fácil despertar a un muerto que a ti por las mañanas.

—Al estúpido par de amigos que tengo —ruedo los ojos antes de dar un sorbo a mi té rojo, sonrío cuando el líquido humeante y calientito aterriza en mi paladar. Mamá es fanática de hacer todo tipo de té, incluso tiene uno para cada ocasión y no le agrada ni un poquito que se lo desprecien. Yo disfruto degustarlo con ella. Es algo muy de nosotros. Me trae paz compartir una taza de té y una buena charla con mi mamá —. Tengo que pasar por la casa de Dorian a buscarle algo de ropa y sus materiales de la escuela antes de ir por ellos a casa de Paty.

—Pues es mejor que vayas marchándote si quieres llegar con tiempo al instituto —aconseja.

Me quedo mirando a mamá y sonrío sin planearlo. Soy muy parecido a ella físicamente. Me heredó el cabello castaño oscuro, lo único es que mamá se lo tiñe a dos tonos más —para no verse tan pálida, según ella— y sus rulos son más notables debido al largo de su pelo, los míos son casi perceptibles, otra cosa que heredé de ella fueron sus ojos oscuros y profundos.

Me tranquiliza notar que esa expresión cansada que muchas veces tiene, en estos días no la acompaña. Así son sus estados de ánimo; varían según cómo se sienta de salud. Algo que me preocupa, a decir verdad.

Hoy mamá tiene un poco más de color y eso me alivia, ella parece notar el alivio en mis ojos porque me sonríe con calidez.

—¿Cuándo es nuestra próxima cita con la psicóloga? —pregunto mientras me incorporo y lavo la taza vacía.

Mamá se aclara la garganta.

—El jueves, cariño, pero no tienes que ir conmigo —intenta hacerme desistir. Me volteo hacia ella secando mis manos con una toalla de cocina.

—De hecho, sí tengo —le recuerdo— es la única cita en la que tu psicóloga me deja estar presente y es una vez al mes. No pienso desperdiciar la oportunidad de curiosear los avances que has tenido, ya que tú no lo compartes conmigo —me encojo de hombros. Y me cuelgo la mochila al hombro.

—Eres tan terco y persistente —mamá suspira —pobre de la chica que te tenga que soportar.

La miro indignado.

—Eres mi mamá, se supone que tienes que decirme algo como: "la chica con la que vayas a estar en una relación será muy afortunada" no decir que sería una pobre desgraciada.

—¿Quién dice eso? —pregunta divertida.

—¡La ley de madre e hijos! Incluso, creo que hasta está escrito en la biblia.

—Bah, solo soy honesta —se pone de pie y me empuja hacia la salida entregándome la llave del coche de Dorian que casi dejo en el mesón —trata de no sacar de sus casillas a esa chica hoy, Flav.

Se refiere a Miley, por supuesto que le he hablado de esa pesada. Pero no en términos enamoradizos, solo me quejo de sus groserías, por lo visto mamá no lo ve de esa forma.

30 Días en detención ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora