Capítulo 13.

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Capítulo trece - Noticias agradables y otras no tanto.

Detesto cuando nos sacan del curso durante una materia que realmente me gusta, en serio que es frustrante.

Estábamos tomando lenguaje de señas, materia que imparten solo una vez por semana, cuando la secretaria de dirección ha venido a ordenarnos que abandonemos el aula para dirigirnos a otra.

Ahora permanecemos todos los de último grado reunidos en uno de los salones más grandes del instituto a la espera del director y subdirector quienes han anunciado tener noticias para nosotros.

Me encuentro rodeado de mis amigos, Dorian a la derecha y Paty a mi izquierda quien ha decidido no callarse ni un segundo, lo que ha llevado a mi amigo a colocar sus auriculares fingiendo escuchar música para que se calle.

Casi por inercia barro la estancia con la vista en busca de la señorita ogra, -Miley-, pero no la encuentro.

-Estoy nerviosa -expresa Paty y recibe la mirada estupefacta de Dorian y la mirada incrédula mía.

-¿Por qué puta razón estás nerviosa?

Mi amiga arruga su pequeña nariz ante las palabras de Dorian.

-¿Puedes evitar el uso de esa palabra cuándo te diriges a mí?

-No- responde al instante mi amigo.

-Flavio, dile algo a este cavernícola.

-Dorian, compórtate -pido inútilmente.

-Tócame las pelotas y lo hago.

Arrugo la frente.

-No, marrano.

-Pues no, cerdo.

-¡Ah! Inmaduros.

Reímos todos a coro.

Somos raros, pero indefensos. Lo prometo.

-En serio, ¿Por qué estás nerviosa, Patito?

Ella suspira.

-¿Esto nos les parece raro?, nos han reunido a todos, el ambiente está tenso. Es como si lo que fuésemos a recibir fueran malas noticias.

-Mientras no esté tomando clases todo bien -Dorian se encoge de hombros.

Lo miro fulminante.

-Lo dices porque no te tocaba lenguaje de señas -ataco.

-Estaba en informática, pero me aburre pinchar el teclado y realizar putas diapositivas sin control.

-Tu odias todas las materias, Dorian -se burla Paty.

-Bueno, tolero lenguaje de señas, aunque mi favorita siempre será el receso -responde triunfal.

-Eso no es una materia -reprendo.

-¡Por eso!

-No tienes remedio -niega la rubia, pero sonriendo.

-Pues medícame- sonríe lobuno.

Río por lo bajo mientras observo a todos los presentes, en medio de mi repaso logro ver la pequeña figura de Liz en busca de un asiento disponible, pero todos parecen estar ocupados. Miro en dirección hacia mis peculiares amigos y les propongo juntar los asientos para poder hacer espacio y así ella pueda sentarse.

Dorian refunfuña que aún es muy temprano para caridades, pero accede. Paty lo hace encantada y se pasa a mi derecha, junto a Dorian para dejarle espacio a mi izquierda. Una vez ya hemos hecho espacio suficiente para que su trasero esté cómodo procedo a llamarla, pero por el rabillo del ojo noto como alguien se sienta sin permiso.

30 Días en detención ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora