Capítulo 17.

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Capítulo diecisiete - Sancionados.

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Aquí estamos, siendo castigados. Otra vez.

Esto de estar castigado con la fiera Miley Gray ya parece rutina.

Nos adentramos juntos a la biblioteca y saludo con una sonrisa y un asentimiento a la bibliotecaria dependienta. Contrario a otras bibliotecas, esta no está a cargo de una señora o anciana mala leche, sino de una joven de al parecer veinte años que trabaja en el instituto hace un corto tiempo. He compartido palabras con ella, pero muy pocas debido a que es algo tímida y reservada, sin contar lo torpe que es la mayor parte del tiempo.

—Hola, chicos —saluda y me sorprendo cuando Miley le da un asentimiento en forma de saludo.

—Estamos aquí para cumplir un castigo, ya sabe...

Kassandra, la bibliotecaria se sorprende.

—Nunca pensé que te vería aquí haciendo otra cosa que no fuera perderte en los libros O escribiendo —ríe por lo bajo.

—Sí, yo tampoco —me encojo de hombros.

—Bueno, tienen que firmar esta hoja para saber que cumplieron su castigo —nos ofrece un cuadernillo que requiere la firma del alumnado cuando se le otorga un castigo de este tipo. Pensé que firmábamos cuando termináramos, pero bueno. Firmo con la inicial de mi nombre y mi apellido, como de costumbre. Trato de observar cómo lo hace la fiera, pero solo puedo ver el glacial movimiento de su mano escribiendo en la hoja, cuando le ofrece el papel a Kassie, veo a lo lejos una firma casi ininteligible, como la que un artista deja en sus cuadros. pareciera hasta ensayada.

—¿Cuál sería nuestro trabajo? —pregunta Miley con voz aburrida repasando el lugar que está solo ocupado por nosotros tres, tomando en cuenta la hora que es. Todos deberían de estar saliendo de su ultima clase para dirigirse a sus hogares. Estupendo.

—El trabajo que queda es acomodar aquellos libros en sus respectivos estantes —señala una mesa ubicada al fondo del tercer pasillo que conduce a la parte trasera de la biblioteca, con una montaña de libros sorprendente —Mientras ustedes cumplen con lo suyo, yo iré recogiendo, y organizando todo para la hora del cierre.

—Gracias, Kassie.

—Ya saben; cero ruido, por favor —pide.

—Pero nadie está leyendo aquí —dice Miley como si fuese obvio. Contengo la risa.

—Sí, pero...

—Tranquila, Kassandra, no haremos ruido, incluso no recordarás que estamos aquí.

Agradece con una sonrisa y se pierde en el ordenador de su escritorio detrás del mostrador.

Sigo los pasos de Miley quien se adentra al área donde tenemos que trabajar y no dice nada cuando agarra entre sus manos una pila de libros, lee el título y comienza a organizarlo en su estante correspondiente.

Frunzo el ceño.

—¿Cómo sabes dónde va cada uno? —pregunto tomando uno de ciencia ficción y buscando con la mirada a cuál estante corresponde.

30 Días en detención ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora