Cinco

603 64 8
                                    

Abre los ojos y se esfuerza por no volverlos a cerrar, la luz ingresa de la pequeña ventanilla directo a su rostro, siente que se va a desvanecer pero se mantiene luchando contra la pereza; no sabría responder con coherencia si alguien le pregunta qué le duele más. La cabeza la tiene como pisoteada por treinta y dos elefantes, la garganta le arde terriblemente y siente un hueco en el pecho. Harry se sienta, reconoce las fotografías colgadas en las paredes, observa la enorme pantalla donde proyectan los partidos, el sofá a su costado está vacío, pero recuerda con quien conversó hasta tarde, incluso recuerda donde escondió los cigarros que, más tarde, volvió a sacar y terminó fumando. En la mesita que está en el centro, Harry nota las cinco latas de cerveza, un cenicero lleno de colillas, una botella de agua, una bebida energizante y un par de aspirinas.

—Gracias, Zayn —dice, bajito, antes de tomar las pastillas y tragarlas con ayuda del agua; luego se levanta, un poco mareado, y susurra una maldición a sí mismo antes de caminar hacia las escaleras.

La luz en la cocina es más abrumadora, pero tras unos pestañeos forzados, reconoce la cara de Doniya detrás de la isla. Ella lo mira con una sonrisa burlona en el rostro, luego observa a su amigo sentado, dándole la espalda, atento al celular mientras come del cereal que tiene servido en un plato hondo.

—Parece que te pasó un camión encima —ríe Safaa, que aparece por detrás y lo mira sin descaro con ojos lastimeros. Zayn ríe mientras voltea para verlo. Sí, Harry se ve mal: su cabello parece lamido hacia un lado de su cara, tiene ojeras que parecen moretones y el gesto se le nota agotado y, todavía, un poco ebrio.

Las hermanas de Zayn se parecen mucho a él, Doniya se ha cortado el cabello hasta los hombros y lleva puestos unos aros como para colgar pequeños loros de sus orejas, son enormes. Safaa tiene el cabello recogido en un chongo mal hecho y todavía viste pijama. Zayn está vestido con un par de jeans oscuros y su chamarra de cuero, pero está descalzo.

—Tu mamá llamó unas doscientas veces, le dije que habíamos jugado hasta tarde y que seguías dormido; pero el camión de mudanzas pasará por nuestras cosas en cualquier momento, y todavía tienes que sacar tus cosas al patio —le dice su amigo, pero Harry se siente somnoliento todavía.

—Buenos días para todos ustedes también —dice, entonces termina de beber la cosa esa que tiene color azulado y deja la botella vacía sobre la isla, despeinando a Zayn de paso, y luego sale rápidamente por la puerta antes de que éste pueda regañarle.

Anne mira a su hijo con preocupación cuando éste ingresa a la casa, se acerca a él e intenta acomodar un poco su cabello antes de soltar un suave beso en su mejilla.

—Cariño, dile a Zayn que no fume tanto, apestas a cigarrillos —comenta, voltea hacia la cocina y Harry ríe suavemente. Si ella supiera.

El castaño toma una ducha sin métodos ni rituales, solo quiere sentirse un poco menos deplorable, se viste con el último par de jeans que tiene sin empacar, le roba un par de medias a Gemma antes de calzar sus botas, y termina usando un suéter sin ninguna camiseta por debajo, porque no tiene ninguna fuera de cajas o maletas. Entonces se dispone a arrastrar sus cosas por el pasillo hacia la puerta principal, sin preocuparse mucho por si hace mucho ruido, de todas formas no sabe ni qué hora es, y no es como que le interesa mucho.

Al otro lado de la calle, Zayn tiene gran parte de sus cosas en el patio, en su mayoría empacadas en cajas que serían muy incomodas de llevar en la moto, además que le tomaría como diez idas y vueltas. El camión de mudanzas que ha contratado va a tardar un par de horas más, así que acepta como señal divina el que su hermana se siente a su lado en la vereda para recurrir a ella por consejos sobre cómo ayudar a Harry.

No es primera vez que su amigo tiene el corazón roto, pero sabe que, a diferencia de veces anteriores, Harry sí se sentía muy ilusionado con su relación: Caleb, en esencia, era más que solo un amante para el castaño, era un amigo más, la relación más madura que el ojiverde había tenido hasta entonces, la más intensa, la más larga. A pesar de lo ocurrido por la madrugada, Zayn considera a Caleb una gran persona: la relación con su amigo empezó como un noviazgo más, pero pronto había tomado un aire serio, el pelirrojo demostraba un cariño inmenso hacia el castaño y siempre lo apoyaba en sus momentos de crisis, incluso cuando para Zayn eran demasiado intensa. Su vecino, y mejor amigo, era una persona compleja, influenciada por tantos libros y películas dramáticas, padecía sus emociones mucho más fuertemente de cualquier otro ser humano que había conocido. Sabe bien que esta ruptura es mucho más dura que cualquier otra y se siente inutilizado por no saber qué decir o cómo actuar.

—¿No crees que vayan a volver? —pregunta Doniya, mirándolo seriamente.

A su hermana le lleva casi cuatro años, pero, como dicen, las mujeres maduran más rápido y son más inteligentes; o son motivadas por un ambiente familiar donde siempre ha habido apoyo de cualquier tipo, permitiendo que se desarrolle con la libertad deseada, o quizá son solo los genes Malik, sea lo que sea, ya son varios años en los que ella está ahí para ayudarlo con el enredo que es Harry.

—Tal vez sería más fácil que simplemente lo hagan —contesta él, con honestidad—, pero Harry es muy orgulloso y está herido. Se siente muy decepcionado.

—No hay nada que arruine más las oportunidades que la decepción —asevera su hermana, entonces toma su celular y lo observa un rato antes de continuar: —. Esta semana estrena una película muy cursi, al estilo Harry Styles, quizá podríamos llevarlo al cine —sugiere. Zayn la mira asombrado y asiente. Sabe que es una idea genial —. La mudanza va a distraerlo bastante, intenta convencerlo de pintar las paredes, eso llevara más tiempo.

—¿No crees que lo mantendrá hundiéndose en sus pensamientos?

—Va a estar más preocupado de tener un apartamento genial y presumir que su ex no puede estar en él, así es Harry.

—Algo —contesta Zayn, no muy seguro. Su mejor amigo es una caja de sorpresas. Lo ve saliendo por la puerta de su casa, sacando cajas a rastras mientras maldice —. Me parece que la mudanza lo distraerá, pero ni bien tenga tiempo a solas, va a echarse a llorar y a lamentarse, como si fuera su culpa.

—No lo dejes creer que es su culpa, aunque la fuese...

—Que no lo es —interrumpe a su hermana.

—Bien, no lo es, pero, aunque así fuera, no dejes que se convenza de eso, porque solo lo va a deprimir.

—No quiero a Harry deprimido —dice tras varios segundos de silencio en los que piensa en lo maravilloso que es Harry cuando sonríe, cuando emana alegría y contagia a todos en cualquier ambiente al que ingresa.

—Eres un gran amigo, Zayn —comenta su hermana, levantándose y acariciando su hombro en señal de orgullo —, yo sé que vas a mantener la alegría en ese idiota —dice, señalando con la cabeza a la acera de al frente donde Harry ha sacado más cajas, haciéndolas caer con torpeza. Zayn ríe fuertemente mientras cruza la calle para ayudar a su amigo. Doniya tiene razón. Y él sabe que, como mejores amigos, han pasado infinitud de cosas y las han superado.

Como la primera vez que probaron alcohol, Zayn se sentía muy mareado y empezó a sentirse graciosito y a meterse con algunos chicos de tercer año, aquella vez Harry tuvo que hablarle a una amiga para que su papá policía pueda ayudarlos a salir del lío en el que se habían metido. O como esa vez que Harry había comprado hierba de un brabucón de la escuela y la hierba no era más que orégano y Zayn se encargó de que su amigo obtenga su dinero de vuelta además de una disculpa. Sus primeras detenciones. Sus primeras escapadas de casa, primeros besos, la primera, segunda y tercera ruptura de Harry. La segunda ida a prisión de Zayn. La primera ida a prisión de Harry. Todo. Casi dos décadas de amistad en las que habían sido capaces de superar todo, juntos.

Y es que juntos pueden superar lo que sea que se venga.

Rear View [zarry au]✅Where stories live. Discover now