GUAU [TaeKook] •Omegaverse• (PAUSADA)

Cuatro🐾

-¿Puedo adoptarlo, Jimin?.- pregunté sin pensar en las consecuencias que eso podría repercutirme.

-Vaya, ¿lo dices en serio?.- el omega me miró asombrado y me medio abrazo antes de que lo empujara lejos con una mueca de asco porque hace segundos había estado levantando popo con las mismas manos con las que me abrazaba.- uh, lo siento. Sí, Tae, puedes adoptarlo, solo tienes que llamar a tus padres y pedirles que firmen unos papeles legales para...

-¿De qué hablas? ¿Papeles?

-Sí, ya sabes, tienes que ser mayor para poder adoptar oficialmente.

-Eso no lo sabía.- Murmuré mordiéndome el interior de mi mejilla.- mis padres nunca me dejarían llevar un perro a casa, lo sé porque lo he intentado de chico y siempre era la misma respuesta. "Los perros solo ensucian, y no permitiré que mi vestido de Louis Vuitton tenga una sola mancha por un capricho tuyo."

Desvié la mirada al cachorro.

-Vaya, eso no me lo esperaba.- dijo Jimin en un tono bajo suspirando con tristeza por la desilusión que le había provocado sin querer.- iré a tirar esto afuera y supervisaré el frente un rato. Cuando termines con tu parte, acompañame, ¿sí?

Jimin tomó la bolsa con popo y salió por la puerta trasera hacia el basurero mientras yo me sentaba en la jaula con cautela mirando al perrito.

-No te haré daño, lo prometo, ¿sí? Sé que eres un buen perrito y no vas a intentar morderme, ¿a que sí?

Seguro me veía como un imbécil hablando de esa manera pero de repente tenía la atención del perro y su expresión extrañada. Por lo que tener su atención valía la pena el momento de ridiculez.

Al menos había dejado de llorar.

-Dios, te ves tan frágil.- observé sus lastimaduras, tenía una gran cicatriz en el lomo de su espalda que parecían como si le hubieran arrancado la piel. Dolía verlo. Mi lobo aullaba por protegerlo.- no aguanto más. Ven aquí.

Sin pensar más tomé al perro y lo apresé en mis brazos en contra de sus pataleos que me lastimaban con sus uñas y ásperas patas.

Aullaba, y no sabía que hacer. Parecía un niño pequeño intentando con todas sus fuerzas que lo soltara.

-Para, para ya, tranquilizate.- ordené en mi voz de mando y para mi sorpresa, dejó de aullar y patalear aunque seguía sollozando en mis brazos.

Nunca había intentado eso en un animal pero estaba feliz de que funcionara.

Tomé su cabecita con delicadeza y besé su frente notando como tenía ahora toda su atención en mi.

Sus ojos estaban brillosos por las lágrimas y todavía podía ver miedo. Pero ahora estaba más tranquilo y estaba seguro que era más de lo que había logrado Jimin antes.

-Te cuidaré, lo prometo.

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