GUAU [TaeKook] •Omegaverse• (PAUSADA)

Cuarenta y dos🐾

9/11

Volví a abrir los ojos con pereza. Era de noche. Seguía en el callejón donde los matones me habían golpeado hasta el cansancio.

Me incorporé en mi lugar con dificultad. Todo mi cuerpo dolía, hasta músculos que ni siquiera sabia que existían, dolían. Observé mi cuerpo para buscar las heridas y ver que tan graves eran, notando que seguía en estado animal.

Seguía siendo un lobo.

En en piso había un charco de sangre que me alarmó pero no sabía de que herida era. Tenía muchas, sentía muchas. Había una en mi espalda que dolía especialmente. Pero no podía hacer mucho por ahora.

-¿Donde se habrá metido ese niño?.- uno de los vigilantes habló pasando por la calle. Lo conocía. Era el que más se divertía entregando castigos.

Me escondí detrás de un tacho de basura cuando la luz de su linterna iluminó el callejón.

-No lo sé. Pero si no lo encontramos pronto N. K. nos va a cortar la cabeza y no figurativamente.- el otro dijo en un gruñido frustrado.- nosotros somos a los primeros que culpará. Se supone que lo estábamos vigilando en sus labores.

Escuché un golpe y cerré los ojos. No quería ser encontrado. Si lo hacían, lo menos que harían (y si tenia suerte) seria encerrarme por una semana sin comida y agua.

-Ay. ¿Y por que me golpeas a mi?

-¡Porque yo estaba en el baño en ese momento! Tú fuiste el imbécil que descuido al niño.

Los escuché alejarse mientras seguían discutiendo. Y cuando estuve seguro de que ya estaban lejos corrí. Corrí todo lo que no había podido correr en mi vida.

Mi cuerpo dolía a cada paso, pero valía la pena. Estaba huyendo de ese infierno. Estaba abriendo la puerta de mi jaula. Corrí sintiéndome libre por primera vez en mucho tiempo.

No sabía a donde iba con exactitud. Ni siquiera sabia donde me encontraba pero sentía que de alguna manera si sabia donde ir. Sentía a mi mamá observándome y dándome ánimos desde donde quiera que ella estuviera.

Y le agradezco tanto.

Cuando mis patas comenzaron a flanquear bajé la velocidad de mi corrida. No quería quedarme sin energía tan rápido, necesitaba correr lo más lejos que pudiera de allí. Y si podía, nunca volver a pisar esas tierras.

Respiré agitando y con la nariz mojada. Observé a mi alrededor sintiéndome perdido. Busqué algún cartel o algo que me dijera donde me encontraba pero nada veía. 

Habían muchos autos. Estaba en una carretera. Tal vez estaba cerca de la capital.

Miré detrás mío pero ya no había rastros del instituto. No me sentía para nada triste. Ya no tenía nada allí. Todo lo que importaba allí era Hoseok y me lo habían arrebatado.

Pero si me sentía perdido. ¿Qué haría ahora? Solo era un adolescente, sin dinero, sin adultos a mi cuidado. Estaba solo. ¿Le podría dar la suficiente lástima a alguien como para que al menos me diera un pedazo de pan? De verdad tenia hambre.

Y me sentía muy débil.

¿Tendría que mendigar por comida en las calles como tantos otras personas sin hogar? Si no había nada mejor, esa sería mi única opción.

O... Podría buscar trabajo. Pero, ¿quién le daría trabajo a un adolescente debilucho y sucio?

Porque estaba seguro que no me bañaba desde hacía un mes porque los del instituto habían cortado el agua para cortar presupuesto.

No lo lamenté, porque el agua solo sabía salir fría y no me quería enfermar.

Si había comenzado a oler feo, pero lo había pasado por alto porque todos olíamos mal en el instituto. Menos los vigilantes y los hombres armados. No sabía como olían ellos pero si estaba seguro de que ellos podían bañarse con agua caliente.

Cuando recuperé suficientes fuerzas volví a correr dejando la carretera detrás. Unos quince minutos después estaba en una ciudad. Nunca había pisado la capital, pero era exactamente como me la había imaginado. Brillante. Llamativa. Llena de gente.

Pasé entre el tumulto de gente, esquivando sus piernas hasta que llegué a un callejón oscuro y me senté sintiéndome demasiado débil. Me recoste en el sucio suelo con la lengua fuera y la respiración anormal.

Y de pronto, todo negro, de nuevo.

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