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KATIA

Llegué a casa por la mañana, luego de dos días de descanso en el hospital. Entré en silenció para que nadie notará mi presencia, pero la sorprendida fui yo al darme cuenta que en realidad la casa esta sola o eso parece ser.
Me fui en silencio hasta mi habitación en donde armé un pequeño bolso de ropa para mi, y salí junto a mi bebé que se encontraba en el sillon.

Puse al bebé en la carriola que me dió una pareja que acababan de perder a su bebe y me dispuse a salir de la casa.
O ese fue mi plan hasta que la puerta de la entrada se abrió y entró mi madre junto a su esposo. Atrás de ellos estaba un hombre alto, de espalda hancha y grandes brazos bien tonificados. El me miró de pies a cabeza como si yo fuera un simple trozo de carne.

- si, me va a servir - mira a  mi madre.

- Katia el es Piero y acepto darte trabajo y te podrás ir con tu bastardo muy lejos de aqui. - me mira. - y mas te vale no hacer un escandalo, que sigues en mi casa estupida.

Me quede mirando a aquel hombre, su cara seria y de rasgos duros me da miedo. Pero ¿Que es peor? Seguir viviendo con mi madre, en donde todos los dias sufro maltratos o aventurar con alguien a quien claramente no conozco, y que tal vez abuse de mi a diario.

- rapido niña, camina que no tengo todo el día. - mira a mi madre y luego a mi - al llegar a casa te daré las indicaciones del hogar.

No alcance a reaccionar, a decir si estaba de acuerdo o no en todo esto. Cuando ya me encontraba caminando hasta un Rolls Royce negro estacionado justo afuera de la casa. Aquel hombre dejo los bolsos que yo había armado en casa y con solo golpear el techo de aquel lujoso auto este partió enseguida.

El trayecto fue bastante largo, casi todo el dia de viaje, llegamos poco antes de las 11 de la noche a la nueva casa en la que voy a vivir.
Las puertas de una gran finca (imagen en galería) se abrieron de par en par, el auto se estacionó justo frente a una puerta y ambos bajamos. El me hizo seguirlo, mientras caminaba por delante de mi, me dedicaba a observar todo detalladamente.
El me guío hasta una habitación grande, casi del porte de la casa de mi madre. Dentro había una cuna, un televisor y una gran cama, dos puertas que en realidad no se para que son, el me hizo señas de que entre y miró por todos lados.

- primero  está será tu habitación y la de esa - mira al bebé - cosa. No quiero su llanto en mis horas de sueño, segundo primero soy yo y luego esa cosa, tercero cuando llegue a mi casa debe brillar, mi habitación lista para mí y mis mujeres, mi comida preparada y tú hora de trabajo a diario es a las 6 de la mañana a 9 de la noche.

- sí señor.

- bien, yo te pagaré con comida y techo, cosas para ti y tu hijo no necesitarás dinero. - me mira - tu madre te vendió a mi, pero cuando llegue el momento de que pagues la deuda de ella conmigo, tu te podras ir con el dinero que te voy a entregar por tu trabajo, no creo que gaste tanto eso- mira a Benjamin. - pero aún así, no puedes ni debes salir sin mi permiso o sola.

- ¿Solo debo hacer el aseo? - pregunto timida.

- claro que sí. ¿Qué más quiere? ¿Que me acueste contigo?- le niego.

- solo era una pregunta.

- del viernes a domingo tienes libre, el viernes terminas a las 9 de la noche y no vuelves a trabajar hasta las 9 de la noche del domingo. -me mira- pero, te vuelvo a repetir, no puedes salir de la casa. - le asiento - mañana empiezas, este es el baño para ti y eso - apunta a Benjamin - y este de acá es el closet de ustedes, como verás tiene de todo para que no tengas la "necesidad" - hace comillas con sus dedos " - de intentar irte.

- gracias - susurro.

El se fue sin nisiquiera decir buenas noches. Me senté en la cama y tome a mi bebé en los brazos. Por lo menos se que aquel hombre no me hará daño y que los primeros meses de vida de mi Banjamin serán tranquilos, sin sustos ni sobresaltos.

Luego de darle de mamar a mi bebé, lo acosté a dormir en su cuna, me dí una ducha tranquila, como jamás la había disfrutado en la vida. Me cambie por una pijama corta de color amarillo pastel y me senté en mi cama a repasar todo mi dia y a juzgarme por todo lo que eh tenido que vivir en toda mi vida. Miré a Benjamín dormir tranquilo, si no fuera por él seguiría en aquella casa, sufriendo maltratos y humillaciones. Tal vez habria llevado a cabo mi suicidio, el que tenía planeado antes de enterarme de su existencia.

Pero él, ese pequeño que no pedí traer. Que en realidad no se como, ni cuando sucedió que lo hice, Él cambio todo mi destino, y ahora el es lo unico que tengo para sobrevivir, solo por el estoy de pie.

Un brusco llamado en la puerta me hizo sobre saltar, sin embargo jamás se abrió esta. No fue hasta que dije
<< Adelante >> que esta se abrió hasta tocar la pared. La cara sería de aquel hombre, me miró como siempre lo hace y luego dió un paso adelante entrando a mi habitación.

- olvide decirte, no vas a utilizar uniforme de trabajo por eso tienes tanta ropa deportiva - me mira - Y asegúrate de que tú niña no llore menos cuando sea de noche, no me gustan las intervenciones en mis sueños.

-  si señor, pero es niño.

-  felicidades -dice con ironía -  más te vale que tú cosa esa no me moleste, amanezco de mal genio si no duermo bien. - le asiento. - ahora duerme, es tarde y mañana hay que madrugar, a las 5 de la madrugada te espero.

El se fue, cerré la puerta con suma delicadeza. Apague la luz quedando solo con la luz luna iluminando mi habitación, acoste a Benjamín a mi lado y me dormí solo acariciando su pequeña cabeza y sintiendo su suave aroma a bebé.

Esclava Del AmorWhere stories live. Discover now