14

20.6K 823 36
                                    

PIERO

Escuchar a Kathia decirme que está enamorada de mi me tensó por completo. Saber que ella no tiene miedo de mí y que tal vez si tengo una oportunidad de ser feliz junto a ella iluminan mi triste y gris vida.

- yo tambien estoy enamorado de ti - ella me mirá - me gustas desde hace mucho.

- ¿A si? - dice curiosa. - ¿desde cuando?

- desde la primera vez que te preparé el desayuno - le sonrió - se que no soy muy expresivo, pero debes saber que todo lo hago por ti y la cosa - la miró - quiero que sean felices a mi lado tu y el son el motivo por el que llegó a casa todos los días. - beso su cabeza.

- ¿Somos tu motivo? -apoya su cabeza en mi hombro y se sonrie. - jamás creí que alguna vez sería el motivo de alguien para volver a casa.

- ustedes son el motivo por el cual sigo vivo. - me sonríe.

Pasé mi brazo por su espalda y se poso en su cadera abrazandola y dejandola tranquila arropada entre mi cuerpo.

La miré unos segundos digamos que la luz de la habitación le daba a contraluz. Sus cabellos castaños se iluminaban. Sus facciones eran fascinantes. Tenía una tierna y perfecta nariz. Una delicada y adorable piel. Mientras descansaba casi podía imaginarle las alas. E inclusive su aroma era mágico y dulce. Una mujer maravillosa, expresiva, hermosa e inteligente. Podría contemplarla por horas y no me cansaría.
Podía ver semi descubierto sus hombros por la delgada tira de su pijama. Luego sus ojos se posaron en mi. Y nos sonreímos, le besé la frente.

- vamos a descansar, hoy fue un día largo.

Nos fuimos hasta la habitación de ambos, ella se acosto segundos antes que yo. La mire ponerse de barriga y sin intenciones de dormir me miró atenta. Como si quisiera saber o decirme algo. Con mi mano izquierda tome su pequeño y delicado rostro de porcelana, y mientras le acariciaba el rostro no podía dejar de observarle y ella a mí. No nos quitábamos los ojos de encima.

Siempre eh sabido con facilidad que quieren las mujeres de mi, pero a Kathia. Con ella jamás se que quiere o que es lo que piensa, me fue inútil salir con tantas mujeres para conocer cada actitudes de ellas, si me enamoré de una que me confunde en lo más mínimo.

- ¿Que sucede? - tomo su mano y la besó. - ¿Por que me miras así?

- Solo quiero mirarte - me sonríe - jamás te miré tan detenidamente, siempre lo evito.

- ¿Por que?

- supongo que por que me da vergüenza - le sonrió - ¿Tu te has detenido a mirarme?

- muchas veces - acaricio su cabelllo - y mis ojos siempre terminan mirando tus labios.

- ¿Por que? - dice curiosa.

- por que muero de ganas por besarte. - le sonrió - cada dia, cada noche y a cada segundo quiero besarte.

Ella se quedo en silencio pensando unos segundos en lo que acabo de decir tal vez. Se levantó un tanto y se acercó a mi cuerpo, sus pequeñas manos se posaron en mi rostro y beso mis labios con delicadeza y con temor a ser rechazada.
La quede mirando y una sonrisa se dibujo en mi rostro. Con mas euforia tome su pequeño rostro y esta vez la bese yo efusivamente siendo correspondido por ella. El beso de ser tierno, poco a poco se fue transformando en un acalorado y fogoso encuentro de dos bocas. Y de tímidas caricias pasamos a descarados agarrones.
Y fue allí cuando en el desenfreno del momento comenzamos a besarnos nuestros cuellos, procedíamos a mordernos y lamer la parte posterior de nuestras orejas. Ante esa eventualidad comencé a girarla y besarle la nuca. Tomé el encuadre del perfil y la sonrisa perfecta y lo guardé en el registro de mi memoria. Le quité la blusa tierna y delicada, lentamente a lo que fui besando cada centímetro cuadrado de su abdomen mientras la piel de sus piernas se erizaba. Fui besándole cada vez más abajo. Sus mejillas se tornaron rojizas.

Le mordía el cuello. Le besaba el cuello, le susurraba mientras la penetraba suavemente entre gemidos de ambos. Sus expresiones eran suficiente para guardarme y no venirme hasta que acabase ella conmigo. Su cuerpo suda, tirita y acaba con una intensidad en que los fluidos rebalsaban, goteaban y caían hacia sus piernas. Cuando ya se venía la tercera quise venirme con ella. Mientras le presionaba los pezones y penetraba profundamente acabamos juntos su tercera vez.
Caí sobre ella, intentando recuperarme un poco. La miré sudada y extasiada. La contemplé, la cubrí y me recosté junto a ella, la abracé y la besé.
Ella me sonrió y se acurrucó en mi pecho, mientras yo la abrazó con fuerza y delicadeza, quiero solo sentir a mi mujer, luego de la maravillosa e inesperada noche que tuvimos.
Acaricie su sudado cabello, mientras en su frente dejaba suaves y pequeños besos, algunas veces le susurraba que la amo, que es mi vida. La miré dormir tranquila en mis brazos, sintiendose segura y con su respiración ya tranquila.
Quiero dormir a su lado, con ella en mis brazos. Pero la verdad no puedo, disfruto de verla descansar a mi lado, disfrutó de verla dormir en mi pecho.
Intente cerrar los ojos y con su dulce aroma, y su pequeño y calido cuerpo me fui durmiendo tranquilamente.

Esclava Del AmorWhere stories live. Discover now