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Antes de la medianoche, los cubiertos y los platos ya estaban ordenados en la dispensa superior. Yacchan se había atragantado con la comida, y Toono recién comenzaba por la ensalada. Después de asear el lavadero, Yacchan sirvió dos vasos de agua gasificada, se retiró el mandil que llevaba y se sentó frente a Toono.

Yacchan dio el primer sorbo.

—¿Cómo se ha portado Rina? —inició Toono, bordeando su índice alrededor del vaso de cristal.

Yacchan alejó el vaso de sus labios y sonrió con impertinencia.

—Como lo hace un huevo. Estar estático.

—Muy gracioso, Yacchan —reprochó Toono.

Miy griciisi Yicchin.

—¡Oye, no seas así! —le advirtió con una risa, pretendiendo tirarle la bebida en la cara.

Entre broma y broma, Toono bordeó la mesa y se acercó para hacerle cosquillas. Sus dedos fueron directamente hacia la piel de las axilas cuando hizo a un lado la tela de las mangas. Yacchan empezó a reírse con más ganas, encogiéndose en el alfombrado y pataleando. Los dedos de sus pies se pegaron a la planta y sus brazos parecían aletear como los de un pavo al tratar de defenderse. Pero Toono lo tenía bien sujetado de las muñecas.

Cada segundo le costaba poder respirar. Sus ojos lagrimearon.

—¡B-basta, Toono! —chilló, y arqueó su espalda de excitación.

Su rostro había adquirido un tono rojo vivo.

—Cuando me respondas bien, dejaré de hacerlo.

—¡Idiota, para ya! —suplicó con dificultad, entre risa y gruñido.

Con una pizca de cordura, Yacchan logró entrelazar sus piernas con las de Toono y le hizo una llave. De un empujón en el pecho, mandó su espalda contra el suelo. Yacchan estuvo encima de éste y le devolvió el favor. Toono se carcajeó con más fuerza, casi aullando que lo perdonase.

Después de otro forcejeo, ambos se detuvieron, jadeando. Yacchan se sentó sobre su regazo. Su cabello húmedo y su propio sudor goteaban sobre el polo de Toono; sus miembros temblaban, procurando relajarse ante lo tensos que estaban; y su mirada se mantenía fija en la expresión de Toono.

Toono también estaba igual de hipnotizado, guardando en su memoria el deleite de haber conocido otra actitud de Yacchan. Una que no era reservada ni agresiva. Le había visto sonreír genuinamente, y fue ahí donde esa sensación tamborileo se originó. Toono se sonrojó.

—¿De verdad me perdonas? —murmuró Toono.

Yacchan suspiró y retomó el aliento.

—¿Qué quieres decir? ¿Por qué te estás disculpando?

—Me refiero a lo que pasó el viernes. ¿Sigues molesto por lo que me preguntaste?

—¿Quién te dijo que estaba molesto? —resopló Yacchan.

—No hablamos ayer...

Ese comentario le dio la impresión a Yacchan de que, Toono deseó compartir con él fuera del horario escolar. Le estaba dando la iniciativa de buscarlo los fines de semana, ¿o era su loca imaginación? Yacchan no batalló para esconder su complacencia.

—Ayer estuve ocupado buscando los materiales para el dormitorio. Recién hoy al mediodía comencé con el pintado de la caja de zapatos. Como no hay una librería cerca, tuve que averiguar dónde podía comprar las pinturas.

—Ya veo...

Había quedado como un tonto. Toono estaba a punto de estampar su cabeza contra la pata de la mesa.

—Aunque... —pronunció Yacchan—. Admito que me irritó que tu respuesta no fuese más extensa. Pero se me pasó el malestar y me olvidé de ella. Tal vez tu forma de pensar es más compleja.

Toono parpadeó. El silencio se alargó.

Aún con Yacchan sobre su regazo, Toono utilizó sus codos para alzarse levemente y aproximarse hacia el rostro de éste.

—Oye, Yacchan.

Yacchan continuó mirándolo, y de vez en cuando, el contorno de sus labios. Toono estaba consciente de ello.

—Yo no sé del todo qué clase de persona es Kashima. Sólo tengo noción de que es una persona atenta y amable. Le gusta la fotografía. Es agradable pasar un rato con él. —Hizo una pausa y sacudió su cabeza—. Pero tanto como esas virtudes que posee, tiene sus defectos.

No supo qué lo poseyó, pero Toono llevó sus dedos a uno de los mechones de Yacchan y lo acomodó detrás de su oreja. Yacchan se tensó.

—Yo pienso que Yacchan sigue siendo Yacchan.

Yacchan abrió sus ojos de par en par.

—A veces no sé en qué andas pensando cuando discutimos. Pero quiero que sepas que no voy a abandonar nuestra amistad. Fuiste la primera persona que me habló cuando llegué y me disté tu simpatía, aunque tú digas todo lo contrario y proclames que todo fue una farsa —confesó Toono con seriedad.

Hubo otro breve silencio.

—Así que ya me oíste —prosiguió Toono—. Seguiré dándote el mismo trato, aunque te disguste lo que haga o lo que diga. Quiero que Yacchan siga siendo Yacchan.

Yacchan esperó que terminase y explotó de una estridente risa.

—¿De qué mierda estás hablando? Sólo te hice una pregunta sobre Kashima. ¿De dónde viene tanto sentimentalismo? —dijo, tomando grandes bocanadas de aire—. ¿Qué es esto una telenovela?

Toono se resignó.

—Puede que mi explicación no haya sido lo suficientemente buena —abucheó, decepcionado.

—Y agarrarme el mechón, ¿en serio?

Toono se ruborizó hasta las orejas. Sin dejar de reírse, Yacchan se levantó y le dio la espalda.

—Deja los vasos en el lavadero, iré al baño.

—Está bien.

Sólo con cerrar la puerta, Yacchan caminó en círculos e hiperventiló. Un poco más y Toono hubiese notado lo eufórico que estaba. El contacto que tuvieron, tanto visual como físico lo llevaron a la novena esfera del cielo.

Otra vez recordó su rostro, cómo tocó su oreja y...

Sus latidos fueron frenéticos. Yacchan se pegó contra la pared y deslizó su espalda hasta el suelo. Su cara estaba tan roja como un tomate.

Todos estos sentimientos brotaban a la vez y se mezclaban en su interior. Iba a estallar en cualquier segundo.

Prácticamente, estaba babeando.

«Me gusta. Mucho».

Hola :) A todos los lectores de esta obra, les aviso que viajaré el día 6 por alrededor de 16 horas, así que estoy subiendo el capítulo del sábado de una buena vez

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Hola :) A todos los lectores de esta obra, les aviso que viajaré el día 6 por alrededor de 16 horas, así que estoy subiendo el capítulo del sábado de una buena vez. El domingo en la noche estaré volviendo para el capítulo 7. Espero que este fanfic sea de su agrado hasta el momento. Nos vemos~

REPELÚSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora