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—¿No está siendo muy severo? Lo que dijo tiene sentido para mí, aunque haya terminado en un griterío en medio del pasillo... —explicó Toono.

Shikatani negó con la cabeza y cerró su libro.

—Sé que suena cruel, pero estás hablando de Fujisaki-kun. Él está obsesionado con Yuri. ¿Qué parte de esa relación te hace pensar que es saludable? Yo diría que es una dependencia tóxica que ambos tienen —aseguró Shikatani—. Puede que él ame a Yuri con todo su corazón, ¿pero hasta qué punto lo haría? Si cruzase la línea de autoflagelarse, estaríamos hablando de un demente enamorado.

—Pero Shikatani-senpai, ¿está mal intentar encontrar un punto medio con la persona que te gusta?

Los lentes resbalaron por su nariz al momento en que se inclinó para observar mejor a Toono. Shikatani sonrió con malicia.

—¿Por qué estás tan interesado en el tema? ¿Se trata de Kashima?

Toono se atoró con su propia saliva y tosió.

—N-no. Para nada.

—Si quieres que el interés de Kashima aumente, sólo tienes que invitarlo a salir a lugares recreativos. Tener citas o algo por el estilo. ¿No es lógico? Cuando almuercen o hagan actividades matutinas, trata de que la conversación fluya y busquen temas en común —manifestó animoso—. Si no hay nada, busquen algo nuevo que quieran probar. ¿Quién sabe? ¿Practicar una posición del Kama Sutra?

—Shikatani-senpai... —abucheó Toono.

—Sólo bromeaba. Sé que ambos son malditamente cucufatos y llegarán al matrimonio vírgenes. ¡Ja! Hasta los volverán santos si siguen así.

«Por favor, no lo diga de esa manera», suplicó Toono en pensamiento.

—¿Desde cuándo ya van saliendo? —inquirió, y cogió su libro de nuevo para abrirlo en la página en que se había quedado.

—P-pues...

Ahora que lo recordaba, la mayoría de los miembros del club todavía creía que Kashima y él estaban saliendo como una pareja de enamorados. Toda una reverenda mentira para mantener a salvo su trasero virginal. ¿Quién lo podía culpar de semejante travesura? De imaginarse los colmillos de Tamura y su insaciable deseo de cogerse todo lo que se mueve, sus rodillas temblaban.

«¿Debería decirle la verdad o seguir con la farsa? Si Yacchan se llegase a enterar, ¿cómo lo tomaría? ¿Le importaría? ¿Yacchan es... gay en primer lugar? ¡Espera, espera! ¡ESPERA! ¿YO SOY GAY? ¿Por qué me estoy preocupando por esto? ¿Desde cuándo...? ¿Desde cuándo me importa que Yacchan se entere que estoy pretendiendo salir con Kashima? ¡PERO QUÉ ESTOY HACIENDO!»

—¿Toono? ¿Estás bien?

—¡Ah! —gruñó, y parpadeó rápidamente, como si hubiese escapado de un trance—. Sí, Shikatani-senpai. Todo está en orden.

—¿Acaso Kashima y tú están peleados? Te ves pálido.

—N-no. No es nada. —Pasó sus dedos por su cabellera y la peinó con nerviosismo.

Shikatani fijó su mirada en su expresión.

—Si las cosas van mal con Kashima, puedes decírmelo.

—No es eso... Shikatani-senpai, ¿cree que una relación entre dos hombres es normal? Si estoy saliendo con Kashima o... —hesitó—. Si saliese con cualquier otro chico, ¿eso me hace homosexual?

La pregunta no se la esperaba. Usualmente Toono sólo se espantaba ante los juguetes y todas las labores sexuales que se desataban en la habitación del club. Ni una sola vez se vio mediadamente interesado en la interacción o contacto físico con otro muchacho. Al contrario, le daban náuseas y hacía miles de muecas de rechazo.

Shikatani se olvidó de su lectura, giró su silla en dirección a Toono y se cruzó de piernas.

—Bueno, Toono, no sabría por dónde comenzar —confesó sorprendido.

—Seguro que fue una pregunta estúpida...

—¡No! —dijo con prontitud—. No creo que tener relaciones sexuales con otro hombre sea raro. Siempre ha sido una necesidad básica el de tener sexo, ¿no lo crees? Lo extraño sería rehusarse a explorar ese lado sensual nuestro.

—Entiendo...

—Pero tener una relación amorosa... —inició Shikatani—. Tampoco es malo que sea con alguien de tu mismo sexo. Mucho menos importa la orientación sexual que tengas o la que ellos tengan. —Colocó su mano sobre el hombro de Toono y lo apretujó de manera paternal—. El amor sigue siendo amor. No te preocupes en lo que te convierte. No necesitas de etiquetas ni clasificarte. Si eres feliz con esa persona, eso es lo que cuenta sobre todas las cosas.

Shikatani siempre tuvo ese aire inalcanzable, inflexible y algo cruel cuando se expresaba; sin embargo, para asombro de Toono, él podía llegar a ser alguien tan amable cuando lo necesitaba.

Toono sonrió. Por poco tenía un ataque de pánico con cada tonta interrogante.

«Entonces no importa si es un hombre. En verdad no importaba...».

—Gracias, Shikatani-senpai.

—No hay de qué.

Toono se puso de pie y se encaminó a la puerta.

—Toono —llamó Shikatani.

—¿Sí?

—Si van a tener su primera vez, asegúrate de besarle la quijada y llegar hasta el lóbulo mientras que frotas la punta. —Shikatani le guiñó—. Eso los vuelve locos.

Toono tosió y se despidió.

Una vez en el pasillo, una imagen de la quijada de Yacchan invadió su mente.

«¡Contrólate!».

Mientras marchaba de vuelta a su salón con las manos en el aire y agitando su cabeza, Yacchan lo miró extrañado.

«¿Qué mierda está haciendo este tonto?».

Bueno, ya estamos actualizados hasta el día 11

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Bueno, ya estamos actualizados hasta el día 11. Espero que el siguiente capítulo les guste. Cada día las cosas se pondrán más intensas. Sobre las escenas subidas de tono entre ambos, ¿dónde les gustaría que suceda?  ¿Con accesorios, dulce o salvaje?  Me gustaría leer sus sugerencias ;D

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