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   Un rubio se encontraba dibujando pacíficamente en una de las mesas en el patio. Se estaba dibujando a sí mismo observándose en el espejo. En sus mejillas, rajaduras eran visibles, tal y como si estuviera roto, asimilándose a una muñeca de porcelana. Porque así se sentía él; frágil.

   Cuando su mano se dirigía para tomar el color con el que pintaría su cabello, un fuerte soplido del viento hace que éste salga volando lejos de su alcance y caiga sobre el suelo, rompiendo la punta. Bufó, cansado, y se estiró desde su asiento para poder tomar el lápiz, mas esto le fue imposible al ver una mano masculina tomarlo antes que él.

   Subió la cabeza para ver el rostro de la persona que había tomado su lápiz, pero el sol le dio en los ojos y se vio obligado a entrecerrar sus ojos, impidiéndole reconocer al individuo.

   —Espero no haberte molestado. Toma, esto es tuyo —Dijo el aparentemente chico de linda voz. Su mano se extendió hasta el rubio, ofreciéndole el lápiz, el cual tomó entre sus manos e hizo una reverencia rápida como agradecimiento.

   En cuanto vuelve a su postura normal en su asiento, sus ojos se dirigen al más alto y se sorprende al descubrir que aquella persona no era alguien de su salón. Con el cabello rojo sangre, unos lindos ojos marrones y una sonrisa de dientes, el desconocido chico se sentó delante de él en la mesa.

   La cercanía de sus piernas por debajo de la mesa incomodó a JiMin, pero se sintió incapaz de reprochárselo como había hecho con YoonGi la primera vez.

   —¿Cuál es tu nombre? —Preguntó el pelirrojo con interés—. Me llamo Jung HoSeok. Soy un año mayor que tú.

   —Soy P-Park JiMin —Respondió, nervioso. Sintió la rodilla del contrario rozar contra la suya, e inconscientemente se levantó de la silla, casi apunto de caerse por la rapidez. Agarró sus lápices y su cuaderno y los estrujó contra su pecho.

   HoSeok lo miró con extrañeza.— Hey... ¿estás bien? —Preguntó, levantándose también. JiMin asintió con la cabeza, alejándose varios pasos de él con la única idea en mente de salir corriendo.

   —Sí, por favor, aléjate de mí —Dijo, y sin esperar más, se dio la vuelta y comenzó a caminar lejos del pelirrojo, quién lo observaba con intriga luego de la reciente reacción.

   Pero en cuanto el rubio se encontraba lejos del pelirrojo, comenzó a llorar. Se escondió en el baño para hombres, haciéndose bolita contra una pared; estaba cansado de sentirse frágil.

***

   YoonGi empujó delicadamente con su dedo el dominó, el cual rápidamente se derribó haciendo caer a los demás dominos apilados por un sector en el patio.

   SeokJin aplaudió.— Eso fue increíble. Quiero intentarlo —Dijo, entusiasmado, pero su entusiasmo fue cortado por YoonGi el cual bufó y se acostó en el suelo.

   —Qué flojera apilar los dominos de vuelta. Si lo quieres, hazlo tú —SeokJin lo miró con molestia.

   —Eres un flojo, YoonGi. —

   El azabache soltó una risa y giró su cabeza hacia la derecha, logrando ver a JungKook bebiendo una malteada. Se quedó observándolo durante unos minutos, analizando el rostro del castaño. Aún y sabiendo como era, seguía impresionándose de la belleza del chico, y de lo poco inocente que era a pesar de que lo aparentase.

   SeokJin a su lado rió.— Ve a hablar con JungKook. Yo me quedo recogiendo todo este desorden —Propuso al notar que su hermano no dejaba de mirar al castaño. El menor se giró para mirarlo con una clara expresión de “¿En serio?”. El castaño asintió—. Sí, tonto.

   —Eres el mejor, Jin —Se apresuró a exclamar con una gran sonrisa, antes de levantarse del suelo y comenzar a caminar hacia JungKook.

   El castaño levantó la cabeza cuando vio que YoonGi se acercaba hacia él, y lo saludó con un rápido movimiento de mano, mientras volvía a concentrarse en la malteada de frutilla que estaba bebiendo.

   —No sabía que te gustaban las malteadas —Comentó el azabache.

   —Soy un demonio, pero no un soso. Las malteadas son lo más delicioso que hay —Dijo, como si fuera lo más obvio del mundo. Notó que YoonGi miraba con deseo a la malteada por lo que suspiró, acercándole su bebida—. ¿Quieres un poco?

   —¿No es molestia para ti? —.

   —Algo. Pero mi madre me dijo una vez que hay que compartir —.

   —En ese caso, gracias —Exclamó con una notable felicidad, y cuando el castaño pensó que el contrario iba a tomar la malteada, lo sorprendió agarrando su mano para poder dirigir su boca al sorbete, del cual tomó un largo trago sin soltarlo. El contacto entre ambas manos puso incómodo al castaño, quién se sorprendió cuando descubrió que la mano de YoonGi era mucho más suave de lo que parecía. Por lo general, sus manos siempre eran ásperas y frías, sin embargo las manos del azabache eran cálidas y suaves, satisfactorias al tacto. Y sin saber por qué quiso tomarle de ésta, pero reprimió las ganas de hacerlo y esperó hasta que el azabache terminara de beber.

   —Bueno, creo que ya bebiste demasiado —Dijo, sintiéndose nervioso, al tiempo en que alejaba la malteada del azabache. Carraspeó en cuanto notó como el contrario lo miraba con sorpresa—. Tengo cosas que hacer. Nos hablamos luego.

   YoonGi asintió con la cabeza, extrañado, observando cómo el castaño se iba caminando lejos de él. Y fue ese mismo instante donde recapacitó y pensó; “Oh dios, le he tomado la mano a JungKook. Quizás fue eso lo que lo espantó”.

   Si tan sólo supiera...

Look Pretty | KookGiWhere stories live. Discover now