| 20 |

6.5K 1K 74
                                    

   Desde que sus amigos se habían enterado de su síndrome, había estado haciendo lo posible por evitarlos. Tanto en el pasillo como en las clases; a veces, hasta tomaba otras rutas para volver a casa. Siempre asegurándose que fuera una poco habitada. NamJoon le había reprochado por esto, diciéndole que podrían robarle, sin embargo, el rubiecito seguía con esa idea en la cabeza y sería muy difícil hacerlo cambiar de opinión.

   A veces hablaba con YoonGi. Era el único que lo seguía tratando como si fuera ‘normal’, el único que lo hacía olvidar que tenía un síndrome. Desde que su doctor le dijo que ‘debía curarse’, se obsesionó con su síndrome y la idea de estar enfermo, volviéndose un paranoico.

   Normalmente suele preguntarse por qué el. Si es que hizo algo para merecerse eso, o si simplemente es con lo que le tocó vivir. Sin embargo, no puede evitarlo. Por más que intenta mejorar, cuando está demasiado cerca de una persona, entra en pánico. Siente a su corazón palpitar fuerte contra su pecho y poco aire ingresar en sus pulmones.

   Ha estado yendo a terapia durante un mes y no ha visto mejoras. Sus padres intentan animarlo y convencerlo de que podrá lograrlo, pero JiMin ha perdido toda esperanza de cambio. Los antidepresivos son su única cura contra la tristeza que lo inunda cuando recuerda que es tan inútil que no puede superarse a sí mismo.

   Cruzó el pasillo con su hombro pegado a los casilleros. Normalmente, el pasilla era el sitio más transitado de toda la escuela, así que era donde corría mayor riesgo de encontrárselos. Por ésto, intentó apurarse a llegar a su casillero. No tardaría tanto. Tan solo necesitaba tomar algunas cosas para su próxima clase, y eso era todo.

   Se detuvo frente a su casillero y, con sus torpes y pequeñas manos, intentó abrir rápidamente el candado. Era anormal que el pasillo hoy estuviera deshabitado. Normalmente, la gente inundaba el lugar.

   En eso, siente unos golpes de zapato detrás suyo. Dejó de hacer todo lo que hacía para voltearse, y casi se estrella contra su casillero cuando observa la persona de HoSeok frente a él, a bastante cercanía. Como se esperaba, su corazón comenzó a acelerarse, aunque no sabía si esto era por su síndrome o porque se trataba del pelirrojo.

   El chico frente suyo suspiró.— JiMin, sé que has estado evitándome. Estoy bastante decepcionado —Dijo, negando con la cabeza, haciendo que el rubiecito tragase saliva. Lloriqueó, cabizbajo.

   —P–Puedo explicarlo... —¿Por qué estaba tartamudeando? JiMin apretó sus nudillos, volviéndolos blancos. Se sentía avergonzado en todos los sentidos; por su intento de alejanía, por su síndrome, por su tartamudeo, por sus nervios, por todo.

   En eso, su corazón aumenta en su velocidad (si es que eso era posible) tras escuchar nuevamente al pelirrojo.— JiMin, he estado pensando mucho en ti este tiempo en el que no hablamos —Admitó, de repente. El rubio comenzó a sudar.

   Su casillero se sentía muy frío.

   —He estado pensando en ti y en que creo saber de qué forma voy a hacer que superes a tu síndrome —Sus nuevas palabras lo dejaron inmóvil en su lugar. JiMin subió lentamente su cabeza, hasta conectar sus ojos con el del mayor—. ¿Quieres que te ayude? —Preguntó.

   Lo observó, dudoso.— Primero debes decirme q–qué tienes en mente... —Seguía estando nervioso. La cercanía con él lo estaba aniquilando. No podía permitir que el contrario lo toque, no quería romperse. A cada momento, trataba de achicarse más en su casillero, como si quisiera que éste lo absorba.

   —Yo... voy a besarte —Su cuerpo y mente se congelaron. Sin embargo, su corazón seguía expandiendo oleadas de calor a cada músculo de su cuerpo. Estaba teniendo un conflicto consigo mismo. El pelirrojo esbozó una sonrisa—. Te besaré cuanto sea necesario y con la velocidad que quieras hasta que te convenzas de que no vas a romperte. Y quizás así, teniendo este tipo de contacto físico, termines por superarlo.

   JiMin se alegró de que HoSeok no utilizara la palabra ‘curarse’. Aún así, no estaba del todo seguro de que su plan fuera a funcionar. Es decir, le encontraba sentido, pero jamás había besado a alguien. Su síndrome no lo permitió. Rechazó a cualquier persona que quisiera acercarse demasiado y jamás se le insinuó a alguien por terror a romperse.

   Tragó saliva.— ¿Cuándo empezaríamos? —Preguntó, con curiosidad. HoSeok sonrió.

   —Ahora —Y plantó sus labios sobre los del menor, acto que esperó hacer desde el primer momento en el que lo vio.

Look Pretty | KookGiWhere stories live. Discover now