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   JungKook tenía terminantemente prohibido volver a poner un pie en la iglesia, o en cualquier iglesia de su barrio. La madre de YoonGi transmitió el irrespetuoso comportamiento del amigo de su hijo a todas las iglesias vecinas y eso hizo que se le prohibiera la entrada a todas éstas. Aún así, el castaño no pensaba volver a ir a una iglesia. Prefería morir.

   No solo eso, también se había ganado el odio de la familia de YoonGi. Al azabache le sería muy complicado hacer que lo perdonen. Por otra parte, sus demás amigos les cayeron de maravilla.

   Sí; su madre, casada con otra mujer, era propietaria de una iglesia extensa y sofisticada, pero eso no quería decir que todos allí aceptaran su matrimonio. Algunos hablaban a escondidas de ella y la criticaban por sus gustos, solo que ella no lo sabía. Y aunque lo supiera, no haría nada, porque ella era la directora y no podía tener comportamientos violentos hacia los ‘visitantes’.

   YoonGi se dejó caer sobre una de las tantas bancas de madera en las afueras de la iglesia, de donde acababan de ser echados. Soltó un suspiro, tirándose el cabello hacia atrás con enojo; por supuesto que, cuando su madre salió de su oficina a discutir con JungKook, saltó en la defensa del castaño, y esto le llevó a no-una-muy bonita discusión con su madre.

   Sabía que lo perdonaría luego, pero también sabía que no perdonaría a JungKook. Y no sabía por qué, pero quería que su familia le tomara afecto a JungKook. Quería sentir que tenía su aprobación, aunque no sabía muy bien de qué.

   El castaño se acercó a él, sintiéndose un tanto culpable por lo ocurrido y avergonzado de que el chico haya tenido que verlo en uno de sus arrebatos.— Lo siento, la volví a cagar. —Se disculpó. YoonGi bufó.

   —Podrías haber reaccionado diferente. O al menos podrías no haber insultado a Dios frente a sus discípulos, sí. —Contestó el contrario, aún molesto, pero no del todo por tratarse de JungKook. El castaño asintió, cabizbajo—. Es decir, joder, JungKook; estabas en una iglesia. Una iglesia. No sé si matarte o qué.

   —Sería un honor para mí morir en manos tuyas, YoonGi. —Soltó, de repente. El azabache lo miró con un atisbo de diversión pero en cuanto notó que el chico hablaba en serio, carraspeó, incómodo.

   —Emh... No voy a matarte. Solo decía. Ya sabes, sarcasmo. Sabes lo que es el sarcasmo, ¿no?

   —No me trates de tonto, por favor.

   —Es que, a veces te comportas como un verdadero tonto, JungKook.

   —Joder, ya me disculpé, ¿cuántas jodidas cosas más quieres que haga? —Contestó, enfadado, pero al instante se dio un golpe mental a sí mismo por volver a sentir esa furia subir desde su pecho hasta su boca, como si se quisiera apoderar de sus palabras. Se levantó de la banca—. Disculpa. Ya me voy.

   —No, espera, JungKook... —Se levantó de su silla y trató de alcanzar al chico, pero el otro aceleró su paso.

   —Déjame, YoonGi.

   JungKook no se permitiría dañar a YoonGi. No podría dañar a una persona que lo apoyó incluso sabiendo uno de sus secretos más profundos, y que aún así se quedó a su lado. No podía.

   YoonGi entendió que JungKook no quería hablar con él y dejó de perseguirlo. Bufó y se tomó de la cabeza, ahogando un grito de frustración. Este día no estaba saliendo para nada a como él lo había planificado. Para contradicción de sus planes, también había peleado con JungKook, algo que no hacía hace tiempo.

   Unos golpes en su hombro hacen que se voltee, y la persona de TaeHyung aparece frente a él.— YoonGi, yo... quiero pedirte disculpas. —Murmuró el castaño, rascándose la nuca. Se veía arrepentido, sin embargo, YoonGi no podía confiar en él.

   —Las acepto. Pero no volveremos a ser amigos. —Le dejó en claro, cruzándose de brazos. El chico asintió con timidez, y elevó las comisuras de sus labios en una pequeña sonrisa que no tardó mucho en desaparecer.

   —Gracias.

   —Ahora, me voy. 

   —Espera, YoonGi, tengo que decirte algo. —Se adelantó el chico, haciéndolo voltear a verlo con intriga—. Tiene que ver con JungKook —Por supuesto, el nombre del castaño terminó por obtener toda su atención—. Yo creo que deberías alejarte de él... Por las dudas. —Susurró.

   Se quedó unos segundos mirándolo y, frunciendo el ceño, negó con la cabeza.— ¿Qué? ¿Por qué debería?

   —Porque... Creo que ha sido él quien puso un pájaro muerto en el picaporte de mi casa, y... No lo sé, está enfermo, YoonGi.

   —Pues yo creo que tú estás mal,, TaeHyung. —Respondió el chico ofendido, aunque aquello no haya sido para él, poniéndose a la defensiva—. JungKook no haría eso. Sé que tiene un carácter fuerte y cuando se enoja parece un demonio, pero, ¿matar a un animal? No, no. No te creo. Nos vemos.

   —Pero, YoonGi, por favor...

   —Nos vemos, TaeHyung.

   Y diciendo esto, el azabache desapareció de escena. El castaño lo observó partir, mientras que su novio se acercaba a él desde atrás.

   —Traté de advertirte, Min YoonGi... —Murmuró, cansado.

   ¿Qué le deparará ahora al futuro del pobre azabache?

Look Pretty | KookGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora