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   —Ellas me odian.

   —No te odian, JungKook...

   —¿Entonces dices que les caigo bien?

   —Yo... Tampoco estoy diciendo eso...

   —¿Ves? Me odian. —El castaño soltó un largo suspiro con cansancio, sintiendo mariposas revolotear en su estómago de los nervios.

   Luego de la cena con la familia de JungKook, YoonGi sugirió que el castaño conociera a sus madres, olvidándose de un gran detalle; el problema en la Iglesia. Sería muy difícil para las madres de YoonGi olvidar la falta de respeto que el chico cometió ante Dios. Aún así, ahí estaba él, sentado frente a la mesa del comedor de la familia Min, esperando a que la comida fuera servida.

   YoonGi sintió a su celular vibrar insistentemente en el bolsillo de su camisa, pudiendo ver así que tenía una llamada entrante. Colocó una mano en el hombro de JungKook para llamar su atención.— Me están llamando. Prometo regresar enseguida, ¿está bien? —Dijo, levantándose con rapidez.

   JungKook cayó en pánico.— ¿Qué? No, YoonGi, no me dejes con... —Sus palabras quedaron como un simple susurro puesto que el chico ya estaba saliendo del comedor, dejándolo solo en la mesa. Necesitó inhalar y exhalar con profundidad, intentando mantener la calma.

   No sabía por qué estaba tan nervioso, en primer lugar. Él mismo le había dicho a YoonGi cuando fue a cenar a su casa: “esto no es un interrogatorio, es un simple almuerzo”. Sin embargo, se sentía como si estuviera por entrar a uno. Y por primera vez, entendió cómo se sintió YoonGi.

   Escuchó pasos que se acercaban de la cocina al comedor, y al elevar la mirada, pudo observar que ambas mujeres se acercaban con bandejas de comida en mano, cuales dejaron sobre la mesa. Ambas tenían un semblante serio, terrorífico, que logró perturbar el alma de JungKook. Éste tragó saliva, agradeciendo con una corta reverencia.

   Ambas señoras se sentaron al rededor de la mesa, habiendo aún dos asientos vacíos, quienes pertenecían a YoonGi y SeokJin. Ninguna había dicho nada por el momento, y el ambiente en el hogar era tenso.

   Le sirvieron a JungKook un platillo de Tofu, una de las tantas comidas vegetarianas que prepararon. El castaño carraspeó.— Principalmente a mí me gustaría pedir disculpas con respecto a lo ocurrido en la Iglesia... —Habló él, ocultando su temor—. De verdad lamento haberle faltado el respeto a Dios en su propio hogar. —Se disculpó de todo corazón, y el semblante de ambas mujeres pareció ablandarse un poco—. Pero, y con todo respeto, ¿no les molesta las miradas juzgadoras de los demás sobre ustedes? ¿Ni un poco?

   Ambas señoras se miraron entre ellas antes de que Sook, la mayor en la casa, se propusiera a hablar—. Si te soy sincera, JungKook, hago lo posible por ignorarlas. Estoy ahí para alabar a Dios, para amarlo y jurarle lealtad, no para observar si a los demás les parece correcto o no mi relación amorosa. Pero, sí, resulta molesto.

   El castaño asintió con la cabeza, llevándose un pedazo del tofu a la boca, para empezar a saborearlo. Hyun, la menor entre ambas, sonrió de lado.— JungKook, a ti te gusta nuestro hijo, ¿no es así?

   JungKook se atragantó con la comida.

   —¡Hyun, más respeto! —Habló rápidamente Sook, quién miró recriminante a su esposa, la cual soltó por lo bajo una risa.

   —Está bien, yo... No me lo esperaba. —Se quedó en silencio. No sabía si aún debía responder a aquella pregunta o si ambas mujeres iban a dejarlo pasar, sin embargo, las dos se quedaron mirándolo detenidamente, esperando a que hablase. Carraspeó, incómodo—. Bueno, pues...

   En eso, el recién nombrado hizo su aparición en la escena.— JungKook, TaeHying y SeokJin terminaron. —Dijo,y ambas madres miraron con preocupación al haber escuchado el nombre de su otro hijo. Se levsntó dejando los cubiertos sobre la mesa.

   Se mostró ante las dos mujeres e hizo una reverencia.— Disculpen que deba retirarme de esta manera, pero tengo algo importante que hacer.

   Salió de la casa, pisando el suelo con furia. La tierra parecía temblar ante cada pisada que él daba. El diablo se había reencarnado en su alma, por unos segundos volvía a dejar de ser JungKook y no lo volvería a serlo hasta que no viera a TaeHyung arder en llamas.

   Otra vez, Amón estaba diciendo ‘hola’. Y eligió el momento menos oportuno para hacerlo.

Look Pretty | KookGiWhere stories live. Discover now