| 16 |

6.6K 1.2K 262
                                    

   Con la mirada fija en su lápiz, YoonGi se encontraba recostado sobre su pupitre. Mientras la clase se hundía en su típico griterío, su mundo era cubierto por un silencio tenso. Se sentía solo.

   TaeHyung había sido su primer amigo. Nunca antes había tenido una persona con quién pasar sus ratos libres, con quién pudiera sentirse libre de ser él mismo y pudiera hablar tan cómodamente. Él fue el primero, y quizás el último. No le molestaba que éste quisiera salir con su hermano; le molestaba haber sido usado, pues TaeHyung se acercó a él con segundas intenciones desde el principio. ¿Entonces todas esas charlas no fueron de nada? ¿Ese tiempo compartido no valió la pena?

   ¿YoonGi era tan poco interesante?
   SeokJin era guapo e inteligente, con pensamientos bastante curiosos de los que te gustaría oír. También es muy charlatán y responsable, y canta de maravilla. Quizás YoonGi no era todo eso, pero tenía sus buenos puntos.

   Le dolía sentirse inferior a su hermano.

   Incluso aunque quisiera ver a JiMin o a JungKook como un amigo, no podía. Con ellos era incapaz de tener charlas casuales. Fueron pocas las veces en las que se sintió verdaderamente cómodo con el castaño, y pues, JiMin no solía acercarse mucho.

   YoonGi estaba seguro de no importarle a nadie. Ni a JungKook, ni a JiMin, ni a SeokJin, ni a HoSeok, ni a TaeHyung, ni a su familia. Estaba seguro de que podía morirse en ese mismo instante y los demás no se darían cuenta de eso hasta el día siguiente.

   Una lágrima resbala por su mejilla y no tarda en limpiarla. No quería mostrarse vulnerable ante sus compañeros. Ya llegaría su momento de llorar.

   Pasos se escuchan cerca de su pupitre pero no se levanta para mirar. Escucha un carraspeo sobre su cabeza.— YoonGi... —La voz de TaeHyung retumba en sus oídos. En su interior, se pregunta si la habrá oído en serio o si solamente fue una ilusión. Deseó que fuera una ilusión, para luego elevar la cabeza y mirarlo a los ojos.

   Esos ojos profundos, que alguna vez lo miraron con lo que parecía cariño. Pero, ¿cariño hacia qué? ¿Hacia él, o hacia la información que éste le brindaba de su hermano?

   ¿Habrá estado feliz TaeHyung cuando verificó que su plan estaba saliendo a la perfección? ¿Habrá sentido un mínimo ápice de pena cuando el azabache se dio cuenta de la mentira que contraían sus acciones?

   —No quiero hablar contigo. —Susurró. No se sintió capaz de elevar más la voz, a pesar de que sonase casi inaudible por el griterío en el salón. Aún así, TaeHyung pareció escucharlo.

   —YoonGi, de verdad quiero hablar contigo, estoy muy arrepentido... —Dijo, acercándose un poco más al pupitre. YoonGi se recompone sobre su asiento para tomar distancia de él. Siente una punzada sobre su pecho, como si lo hubieran atravesado con una lanza.

   TaeHyung lo mira con dolor, pero el azabache continúa sin ablandarse.— No parecías arrepentido cuando hablabas conmigo y me sacabas información de mi hermano. Tampoco parecías arrepentido cuando lo invitaste a s–salir. —Dijo. Su voz tiembla al final. La soledad le ataca en manada, sobre todo al saber que no tendría a nadie quién fuera a abrazarlo como consuelo, porque SeokJin no estaba ni enterado de su ‘separación’.

   Comillas, porque no podían separarse dos personas que nunca estuvieron juntas.

   Una mano se apoya sobre el hombro del castaño, el cual todavía no se rendía, y lo hace voltear.— Lárgate. —Impone JungKook. YoonGi apenas lo ve de soslayo. El castaño rezonga, sin embargo, no parece perder el tiempo y se rinde con rapidez, alejándose del lugar.

   El pupitre antes vacío a su lado es ocupado por la presencia de JungKook, quien tira rebeldemente su cabello hacia atrás.— Yo te lo advertí.

   Suspira.— Tenías razón cuando dijiste que era Belcebú. Lamento no haberte escuchado.

   —Bienvenido al infierno, YoonGi.

   Se quedan unos minutos callados. Minutos en los que YoonGi puede respirar tranquilo, sintiéndose por primera vez en todo el día acompañado. JungKook, por alguna extraña razón, le brindaba seguridad, a pesar de estar casi seguro de que éste no se interesaba en nada por él.

   —JungKook, ¿soy aburrido? —Preguntó, de repente. El contrario lo miró con una ceja enarcada.

   —En estos momentos, sí. —Admitió, esbozando una sonrisa ladina. Apoyó su codo sobre el pupitre y descansó su mejilla sobre la palma de su mano, con la cabeza en dirección al azabache, quien nuevamente se recostaba en su lugar—. Me agradas más cuando tienes tu sonrisa. Es linda.

   Sintió sus mejillas calentarse. Procuró que ésto no fuera notorio.— Gracias. —Murmuró.

   JungKook lo miró fijamente. Era una mirada con todo un mensaje detrás que el azabache no podía descifrar, hasta que el castaño abre la boca.— Anda, sonríe. —YoonGi negó con la cabeza. El castaño bufó—. ¿Quieres que lo golpee? —Preguntó, señalando a TaeHyung. Al instante, YoonGi negó con la cabeza, y esbozó una vaga sonrisa para satisfacer al castaño.

   JungKook soltó una risilla.— Ahora haz eso a diario y verás que el mundo toma un poco de color. Si no quieres sonreírle al mundo, no lo hagas. Al menos sonríeme a mí.

   Lo haré.

Look Pretty | KookGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora