Capitulo 4

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___(tn) se paró ante la puerta de las oficinas del hotel Bieber y se alisó los cabellos por tercera vez, aunque sólo consiguió deshacer un poco más el elegante moño que se había hecho.

Tenía un aspecto frío y profesional, su trabajo le había costado lograrlo. No quedaba rastro de la mujer que se había entregado con tanta pasión dos noches antes.

Había esperado encontrárselo de nuevo. Por casualidad. A lo mejor conseguiría otra noche de pasión, aunque ella se había jurado que sólo sería una.

Tanto mejor así. Seguramente se había vuelto ya a dondequiera que viviese. Ella misma seguiría su camino en unas semanas, provista del dinero suficiente para costear sus viajes.

Consultó el reloj. Pasaban dos minutos de las ocho. Estaba citada a las ocho. Al parecer, la puntualidad no era uno de los puntos fuertes del señor Bieber.

—Señorita Henley —a su espalda, la puerta se abrió y una mujer de mediana edad asomó la cabeza—, el señor Bieber la recibirá ahora.

____(tn) sonrió y siguió a la mujer al interior del despacho. El señor Bieber estaba de espaldas y hablaba por el móvil. Al oírles entrar, se dio la vuelta y la joven se paró en seco.

El señor Bieber se limitó a enarcar una ceja en señal de reconocimiento antes de colgar.

—Ya puede retirarse, Margery. La señorita Henley y yo tenemos cosas de que hablar.

____(tn) tragó con dificultad mientras Margery salía del despacho y el señor Bieber la taladraba con la mirada.

—Debes saber que no tenía ni idea de quién eras —dijo ella con voz temblorosa.

—Desde luego —contestó él con calma—. Lo noté por la expresión de espanto que tenías cuando me di la vuelta. Aun así, hace que las cosas resulten un poco incómodas, ¿no crees?

—No veo por qué —dijo ella mientras se acercaba a él con una mano extendida—. Buenos días, señor Bieber, soy ____(tn) Henley, su nueva ayudante. Confío en que trabajemos bien juntos.

Él sonrió con cinismo, pero antes de poder decir nada, el móvil sonó de nuevo.

—Discúlpeme, señorita Henley —dijo con voz relajada antes de contestar al teléfono.

Aunque ella no entendía el idioma en el que hablaba, resultaba evidente que la llamada no le había agradado. Frunció el ceño y empezó a gritar antes de murmurar algo ininteligible y colgar.

—Le pido disculpas. Debo atender de inmediato un asunto. Reúnase con Margery en su despacho y ella se encargará de… instalarla.

____(tn) asintió mientras él salía del despacho. Con las rodillas temblorosas, acudió en busca de Margery mientras rezaba para conservar la compostura durante las siguientes cuatro semanas.

Una Aventura ClandestinaWhere stories live. Discover now