Capitulo 14

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—No. No lamento la noche que pasamos juntos.

—Contestando a tu pregunta —él pareció satisfecho con la respuesta—, no fue nada personal. Mantengo una estricta política sobre no permitir que nadie que trabaje cerca de mí tenga alguna clase de relación personal conmigo. Desgraciadamente, es una norma necesaria.

—Lo dices como si te hubiera sucedido algo —ella enarcó una ceja.

—En cierto modo. La ayudante personal de mi hermano se enamoró de él, pero también vendió secretos de la empresa y chantajeó a mi cuñada.

—Parece un culebrón —murmuró ____(tn).

—Sí que lo pareció en su momento —él rió.

—Podrías simplemente habérmelo dicho. Me lo debías —ella lo miró fijamente—. De haber sido franco conmigo, nada de todo esto habría sucedido. No habría habido ningún malentendido.

—Tienes razón. Me temo que la sorpresa de descubrir quién eras me nubló la razón. Lo siento.

La disculpa consiguió mitigar parte del enfado de la joven. Para ser sincera, aún le guardaba rencor. No es que hubiera esperado amor eterno, pero ¿acaso esa noche no había significado nada? ¿Ni siquiera lo bastante como para despedirla en persona?

Sin embargo, era consciente de que debía librarse de parte de ese resentimiento si quería que el matrimonio no fuera complicado y plagado de animosidad.

—Acepto tus disculpas.

—¿De verdad? —él la miró sorprendido.

—No te he dicho que te hayas convertido en mi mejor amigo —dijo ella secamente—. Simplemente que acepto tus disculpas. Parece lo más correcto ante nuestras inminentes nupcias.

—Tengo la sensación de que vamos a llevarnos bien, yineka mou —él la miró divertido antes de bajar la vista a la prominente barriga—. Suponiendo que me estés diciendo la verdad.

Durante unos segundos, el dolor se reflejó en la mirada de Justin y ella se preguntó qué demonios le habría ocurrido en el pasado para hacer que se mostrara tan desconfiado. No deseaba ser el padre de su hija. Quería que ella fuera mentirosa y estafadora.

—No me hace ningún bien decirte que eres el padre de mi hija si estás empeñado en no creerme —dijo ella—. Tras la prueba de paternidad lo sabrás.

—Sí. Desde luego que lo sabremos —dijo él.

—Si me disculpas, necesito mi portátil —ella se puso en pie—. Debo enviar un mensaje.

—Y yo tengo que organizar los preparativos para la boda.

Ella asintió porque, si intentaba decir algo, se iba a atragantar. Sin mirar atrás, corrió dentro de la casa. Justin no le había dicho cuál era su dormitorio, pero lo encontró sin problema.

Empezó por sacar su ropa y guardarla antes de sentarse sobre la cama con el portátil. Comprobó su correo electrónico, pero no había ningún mensaje de Kirk. Tampoco lo esperaba. A veces pasaban meses sin comunicarse. Aun así, tenía la sensación de que le debía una explicación, y por eso le contó todo en un correo que le llevó media hora redactar.

Una vez terminado, se sentía agotada y bastante estúpida. Kirk no podía darle ningún consejo, pero se sentía mejor si descargaba parte de sus preocupaciones. Él conocía mejor que nadie sus miedos hacia el matrimonio y el compromiso.

Sin apagar el portátil, se recostó sobre las almohadas y contempló el techo. Su futuro jamás le había parecido más terrorífico como en aquellos momentos.

Una Aventura ClandestinaWhere stories live. Discover now