Capitulo 26

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La cena transcurrió tensa y en silencio. ____(tn) seguía furiosa por el modo en que Justin se había comportado con Kirk, y el rostro de Justin parecía esculpido en piedra. Comió como si nada hubiera sucedido, lo que le puso aún más furiosa. ¿Cómo iban a discutir si él no estaba dispuesto a colaborar?

Llegó el postre, pero, por mucho que intentara disfrutar de la tarta, le sabía a corcho.

—He estado pensando —dijo Justin con frialdad.

Ella no contestó y continuó concentrada en diseccionar el postre.

—El divorcio ya no me parece una opción.

—¿Qué? —espantada, ella dejó caer el tenedor ruidosamente sobre el plato—. ¿Ahora crees que el bebé es tuyo? ¿Antes de tener los resultados?

—No soy idiota, ____(tn) —él enarcó una ceja—. Y harías bien en no olvidarlo.

—¿Entonces a qué viene esta tontería sobre el divorcio? El bebé es tuyo, pero jamás te has mostrado dispuesto a creerlo. ¿Por qué demonios sugieres ahora que no haya divorcio?

—A lo mejor simplemente pretendo informarte de que tu plan no funcionará. No te concederé el divorcio, independientemente de si el bebé es mío o no.

Él parecía estudiarla. Como si aguardara una reacción. Pero ¿qué reacción esperaba?

De repente lo comprendió todo y se quedó boquiabierta.

—Piensas que tengo un plan para extorsionarte. Crees que Kirk es el padre y que yo soy una especie de fulana que se acuesta con los dos.

Había creído que nadie más tendría el poder de hacerle daño. Hacía mucho tiempo que había desarrollado una impenetrable armadura contra la clase de dolor que infligían los humanos. Pero el dolor le sobrecogió. Se sentía traicionada, aunque jamás hubiera contado con su lealtad.

Con piernas temblorosas, se levantó torpemente de la silla. Estaba decidida a no derrumbarse delante de él. Antes de salir del comedor, se volvió una última vez.

—¿Quién te hizo daño, Justin? ¿Quién te convirtió en un bastardo que no se fía de nadie, y cuánto tiempo necesitarás para darte cuenta de que yo no soy esa persona?

Incapaz de soportar más su mirada, salió corriendo.

En lugar de subir al dormitorio, salió a la terraza. El aire frío atemperó su ira y cruzó los brazos sobre el pecho mientras caminaba por el sendero que se adentraba en el jardín.

Casi todo el camino estaba iluminado por anticuadas farolas y al fin encontró una mesa redonda de piedra con un banco circular. Era el lugar perfecto para sentarse a disfrutar de la noche.

¿Qué había hecho? Inconscientemente, se frotó la barriga mientras pensaba en su hija y en el futuro. Un futuro que ya no parecía tan brillante como unas horas antes. Justin se vengaba por un daño que ella no le había hecho y había decidido unilateralmente que no habría divorcio.

De todos modos, sabía bien que jamás se produciría el divorcio por la sencilla razón de que el bebé era suyo, a pesar de lo que él pensara.

¿Qué clase de vida le había reservado a su hija? ¿Se suavizaría la actitud de Justin hacia la niña cuando supiera la verdad? ¿Y ella qué? ¿Sería relegada a ser la mujer que había dado a luz al bebé o también suavizaría su postura ante ella?

—No deberías estar sola aquí fuera.

—No creo que esté sola —ella se volvió bruscamente al oír la voz de Justin y la rabia resurgió de inmediato—. Seguro que hay un montón de agentes de seguridad a mi alrededor.

—Sí —él asintió mientras se acercaba a la mesa—, pero no deberías arriesgarte innecesariamente.

—Y dime una cosa, Justin. ¿Me protegerá tu equipo de seguridad de ti?

—Una pregunta interesante. Porque tengo la sensación de que soy yo quien necesita protección.

—Me voy, Justin —ella se estremeció mientras le daba la espalda—. De inmediato.

—Ya te he dicho que no te concederé el divorcio.

—Llegados a este punto, no podría importarme menos. No tengo intención de volver a casarme. Sólo quiero alejarme de ti. Quédate con tu maldito acuerdo. No quiero nada de ti. Sólo mi libertad. Me marcharé enseguida.

Ella retomó el sendero en dirección a la casa, pero Justin fue más rápido y la agarró del brazo.

—No puedes ir a ningún lugar a estas horas, ____(tn). Ten un poco de sentido común.

—¿Sentido común? —ella rió—. Ahora me dices que tenga sentido común. Debería haberlo tenido cuando volviste a mi vida y tomaste el mando.

—Quédate hasta mañana. No tendrás que preocuparte de que reclame mis derechos maritales.

—¿Y dejarás que me vaya? —preguntó ella incrédula.

—Si quieres marcharte, sí.

Ella lo estudió en la oscuridad y sacudió la cabeza. ¿Alguna vez sentía algo ese hombre? ¿Tenía alma o la había entregado hacía tiempo?

—Muy bien. Me iré a primera hora de la mañana. Ahora, si me disculpas, quisiera irme a la cama.

Justin la observó marcharse con una sensación de opresión en el pecho, muy parecida al pánico. De todas las reacciones que podía haber esperado ésa no era una de ellas. Confrontada a su traición, había esperado lágrimas, recriminaciones, incluso súplicas. No había esperado que le mandara al infierno y lo abandonara. ¿Qué beneficio obtenía con ello?

Tenía que pensar en algo para convencerla de que se quedara. Hasta que se le ocurriera, necesitaba tenerla controlada. Por primera vez, sintió un cosquilleo de excitación en la nuca. ¿Sería posible que ese bebé fuera realmente suyo? ¿Sería posible que en esa ocasión tuviera derechos con respecto a esa criatura?

De ser así, jamás permitiría que ____(tn) saliera de su vida.

Una Aventura ClandestinaМесто, где живут истории. Откройте их для себя