Capítulo 13.-

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Cira se llevó a Keith a dar un paseo 

Lo había desamarrado de la fría mesa de metal y lo había forzado a levantarse 

Como cada vez que lo hacía (cuando Cira se mostraba bondadosa y lo dejaba usar el WC) las piernas le temblaron y la vista se le nubló. Se tambaleó 

-Anda, fortachón. Vamos a dar una caminata- la chica pareció observarlo mejor y tomó una decisión- Pero primero debes bañarte. Apestas

La bruja lo empujó al baño y lo miró desde la puerta 

-Verás, Allan, tienes ahora una decisión muy importante. Puedes escapar por ahí- le señaló una ventana pequeña en lo alto del baño. Con lo flaco que estaba Keith, cabría sin dificultades- O puedes quedarte, y mostrarme que has aprendido algo 

Le sonrió con picardía y cerró con pestillo 

Lo primero que hizo Keith fue vomitar 

El esfuerzo que le supuso ir hacia el baño había sido demasiado. Llevaba al menos dos meses incrustado a aquella mesa con pequeñas incursiones. Se despidió de los pedazos de fruta que Noah le había dado antes 

Se dejó caer a un lado del retrete y miró la ventana que le había señalado Cira 

Cabría. Quizá podría...

Suspiró, vencido. Aunque cupiera por la ventanilla, no avanzaría más que unos metros antes de desmayarse, y entonces Cira estaría furiosa. Podría matarlo 

Además, ¿qué le aseguraba que ella no estaría viendo que pasaba en ese momento? Con lo retorcida que estaba, igual y había instalado una cámara en el baño

Se desvistió sin dirigir su mirada hacia el espejo.

Simplemente no estaba listo para verse

Pero la curiosidad lo venció. Se miró y ahogó un grito 

Porque lo que tenía delante no era su reflejo. Era una criatura extraña y peligrosa. Tenía las costillas salidas de desnutrición, la tez blanca como la cal y los ojos, salvajes y asustados, hundidos en sus cuencas, rodeados de una especie de circunferencia negra. Tenía cortes por todos lados pequeños, sobretodo en el rostro. El cabello se le desparramaba por debajo de los hombros huesudos, y sus clavículas parecían ajenas al cuerpo, como si quisiesen separarse 

Por un momento se preguntó qué pensaría Lance de verlo así 

Ahogó el sollozo que se había estado formando en su garganta y retiró la vista 

Mientras se bañaba, sentía que las gotas de agua se infiltraban en su fina piel y lo intoxicaban por dentro.

...

Salió tambaleándose del baño ataviado con unas prendas de lana gris que habían aparecido sin explicación encima del retrete 

Noah lo estaba esperando 

Keith no pudo ver su expresión con claridad porque estaba oscuro, pero cuando habló, parecía triste 

-Me han pedido que te lleve a los jardines- le dijo con tono formal 

Keith asintió y caminó hacia él con dificultad, colocándose el largo cabello azabache detrás de la oreja   

Noah era solo un poco más alto que él, pero las alas lo hacían lucir como un gigante 

Keith no pudo evitar compararse con él: Noah, alto y lleno de vida. Keith, una bolsa de huesos 

El chico de los ojos tormentosos suavizó su mirada cuando tuvo a Keith más cerca y le pasó una barrita de coco

Por siempre y para siempre (Klance) Secuela La distancia de un beso no dadoWhere stories live. Discover now