Capitulo 35.-

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Keith se despertó con la suave respiración del cubano acariciándole los hombros desnudos

Los párpados le pesaban y sentía que había corrido un maratón completo. 

Cuando estuvo un poco más consciente descubrió que el sol entraba a raudales por la ventana, un poco más fuerte de lo que solía estar cuando el azabache despertaba. Supuso que serían alrededor de las once de la mañana. Lance y él no se habían quedado dormidos hasta que fueron aproximadamente las cinco de la mañana, así que entendía la repentina necesidad de descanso 

Notó que Lance, entre sueños, lo rodeaba de la cintura con un brazo y tenía la cara enterrada entre sus cabellos. Su respiración le causaba cosquillas y hacía que recordase la noche anterior

Porque de verdad había pasado

El pensamiento lo hizo sonrojarse y sonreír estúpidamente para sí mismo. Jamás había estado con alguien, y que su primera vez hubiese sido con Lance...

Se esforzó por darse la vuelta lentamente hasta quedar de frente al cubano, con cuidado de no despertarlo y de no mover mucho el brazo que tenía alrededor de él

El cabello caoba de su novio estaba enredado y aplastado contra la almohada. Los largos rizos se le enredaban entre ellos, y filtraban la luz del sol tan bien que Keith se imaginó que eran las ramas de un viejo árbol. Su tez acaramelada parecía brillar bajo la luz, y sus pecas resaltaban ese día más que nunca; Keith había dedicado incontables mañanas a contarlas, y el número final siempre era el mismo: 32. El cubano tenía los labios levemente abiertos y entre ellos se filtraba un pequeño silbido, como si estuviese completamente dormido. Sus largas pestañas proyectaban una sombra casi mágica sobre sus mejillas y sus hombros subían y bajaban lentamente, acorde a su respiración

Keith no estaba pensando cuando le besó uno de esos hombros salpicados en pecas

El cubano sonrió levemente entre sueños ante el gesto, y como Keith tenía hambre, decidió que era momento de despertarlo

-Lance... Lance...- susurró tiernamente, depositando un pequeño beso sobre los labios de su novio

-Hmmm- lo escuchó murmurar

-Cariño, despierta- le besó una peca. Y luego otra. Y otra

El paladín azul rió levemente ante el mote. Seguía medio dormido

-Cariño, cariño, cariño, mi amor- dijo el último mote en español a propósito, porque le encantaba cuando Lance lo llamaba así, y quería que a Lance también le encantase

Los brazos de Lance se cerraron aún más en torno a sus caderas y torso, atrayendolo hacia él en un abrazo somnoliento 

-Cinco minutos más- lo oyó susurrar mientras el cubano enterraba el rostro en su cuello

-No, amor. Tengo hambre, y sigues debiendome algunas clases de cocina- Keith acarició con delicadeza la espalda de Lance. Siguiendo el contorno de su cicatriz a causa de la explosión que casi le arrebata la vida 

Lance rió y Keith sintió el subir y bajar de su pecho y hombros al hacerlo

-Yo soy aquí quien te llama a ti amor-  susurró arrastrando las palabras

-Suena mejor cuando yo lo digo

Eso hizo reír el cubano, y de repente Keith se encontró arriba de Lance, apretujado en un abrazo del cubano

Alzó los ojos del cuello de Lance y los concentró en su rostro. El cubano tenía los ojos medianamente abiertos y una sonrisa coqueta sobre el rostro

Por siempre y para siempre (Klance) Secuela La distancia de un beso no dadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora