Capitulo 19.-

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El artefacto que Pidge, Hunk y los ingenieros de Lotus se las habían ingeniado para construir era, a resumidas cuentas, una genialidad

Lance no sabía cómo lo habían logrado, pero la maquina era capaz de aumentar la energía y el peso de técnicamente cualquier artefacto. 

Esto significaba que, si poseían máquinas lo suficientemente grandes y poderosas como para tener cierta influencia en la estructura tiempo-espacio, y si estas máquinas eran sometidas al artefacto, podrían llegar a pesar tanto que crearían su propio campo de gravitación, y, al tener varios puntos de gravitación juntos, podrían ingeniárselas para re-abrir la grieta

-No es un plan perfecto. Tiene una que otra falla, y es complicado- Pidge se había acomodado los lentes en ademán pensativo- Tendrás que seguir un patrón concreto para que la grieta no te trague y te consuma. Además, si permanece demasiado tiempo abierta, los campos de gravitación podrían crecer tanto que terminarían tragándose a sí mismos. Implotarían, y tendríamos cuatro agujeros negros enormes cerca de un planeta poblado, cosa que no le convendría a nadie 

A pesar de las complicaciones, Lance estaba decidido. Tenía entre ocho y nueve días para encontrar y rescatar a su novio

Lo más complicado fue explicárselo a Baz

Lance se había sentado a la mesa con él unas horas antes de partir. Llevaba ya el uniforme de paladín

El niño le dirigió una mirada hostil. Lo único que podía intuir era que Lance se iría por varios días, y que había una gran probabilidad de que no regresase

-Baz- empezó Lance

-Vete- le espetó el niño y devolvió la vista hacia Mantequilla de Maní, que se acurrucaba en su regazo y disfrutaba de sus caricias 

 El cubano suspiró e hizo una mueca

-Baz, voy a regresar. Esto... esto es importante para mí

Bastián hizo una mueca. Cuando volvió a alzar la vista, estaba llorando 

-¿Y qué si no regresas, Lonce? Eres lo único que me queda

Las palabras del pequeño le rompieron el corazón. Tuvo el impulso de correr por una manta, envolver al niño en ella, prender la televisión y sentarse a comer dulces con él por todo el fin de semana

Pero no podía

-Tengo que encontrar a Keith- le dijo Lance, firme

Baz refunfuñó

-¿Y qué si Keith no me quiere?

El paladín suavizó su mirada de poco en poco

-Keith te querrá

Baz alzó la vista, desafiándolo 

-¿Me lo prometes?

En sus ojos brillaba la misma fiereza que Lance veía tan a menudo en el paladín rojo

Sonrió

-Te lo prometo. Te veré pronto

-¿Para la cena?

El cubano tragó con dificultad. Asintió

-Intentaré estar aquí para la cena

(...)

El león azul, el amarillo, el verde y el castillo eran las máquinas que les permitirían abrir la grieta. Lance y Shiro entrarían en el león rojo, que con fortuna podría detectar a Keith antes que otro 

La despedida fue triste pero esperanzadora. Hunk y Pidge lo abrazaron. Coran lloró y le entregó un extraño artefacto para la suerte. Alaric lo nombró Caballero Real, y Allura le dio un beso en la mejilla

Por siempre y para siempre (Klance) Secuela La distancia de un beso no dadoWhere stories live. Discover now