Capitulo 34.-

1.4K 137 45
                                    

La cosa que nadie te cuenta cuando organizas una fiesta de Navidad adelantada, es que al final solo quedas tu. Y tienes que LIMPIAR

Eran alrededor de las tres y media de la mañana cuando todos se fueron. El hidromiel y pastel de calabaza se habían acabado, pero nadie había tenido la bondad de llevarse el platillo que había traído Coran. Así que quedaba en manos de Keith y Lance tirarlo sin que el alteano se diese cuenta, para no lastimar sus sentimientos 

Así que los dos paladines se pusieron manos a la obra. Tenían planeado dormir hasta tarde ese día, así que no importaba mucho que no durmiesen temprano

Lance tarareaba entre dientes canciones en español mientras agitaba las caderas y cogía los platos sucios de la mesa, llevándolos al fregadero. Keith pasaba la escoba por todos lados y recogía los vasos rojos de plástico vacíos que habían quedado desperdigados por todo el apartamento.

Tardaron alrededor de cuarenta minutos en levantar todo, y una vez que estuvo hecho, en vez de irse a la cama, ambos se sentaron frente al cálido fuego de la chimenea

Keith posó su cabeza suavemente sobre el hombro de Lance, que suspiró satisfactoriamente mientras envolvía a su novio con un brazo. Se quedaron así por algunos segundos, sólo contemplando el crepitar del fuego. A Keith siempre le había gustado el crepitar del fuego, aunque pasaron muchísimos años desde la muerte de su padre para que él pudiese mirar el fuego sin imaginar a su padre ardiendo entre él, en el incendio que había terminado con su vida. Recordaba que ese día lo había llevado a trabajar con él. 

>>Las clases se habían cancelado por algún motivo, y su padre no tenía quien lo cuidase. Así que se lo llevó al trabajo. Recuerda que la patrulla de bomberos con los que trabajaba su padre lo habían dejado hacer sonar la sirena mientras se dirigían a lo que parecía sería un incendio leve. Pero cuando habían llegado, las llamas resplandecientes y el calor del fuego eran lo único que Keith podía ver. Los bomberos habían bajado inmediatamente, ataviados con sus trajes. El padre de Keith se había detenido a verlo un momento, y le había pedido que no se moviese de ahí. Recuerda que había regresado al carro de bomberos dos veces, cargando distintas personas. Recuerda que había entrado una tercera vez, porque un niño y su perro seguían atrapados en el tercer piso. Recuerda que lo vio corriendo hacia la salida, detrás del niño y el perro. Recuerda que estaban casi afuera cuando la casa crujió. Recuerda que su padre había dirigido una mirada rápida hacia el techo y luego hacia él, hacia Keith y el camión donde aguardaba. Recuerda haberlo visto empujar al niño, y que este había salido disparado hacia delante, fuera del fuego. Recuerda que en ese momento toda la casa se vino abajo. Recuerda haber visto una columna cayendo encima de su padre y el perro. Recuerda haber gritado. Recuerda los gritos frenéticos de la gente. Recuerda el sonido del fuego al ser extinguido por el agua. Recuerda haber corrido cuando el equipo de su padre sacó un bulto negro de entre las cenizas. Recuerda que el mejor amigo de su padre lo había detenido cuando estaba por llegar. Recuerda sus ojos alarmados y su voz pidiéndole que cerrase los ojos. Recuerda haber llorado y golpeado a aquel tipo. Recuerda que, cuando la camilla se llevó a su padre cubierto con una sábana blanca, pasó por una pequeña madera y saltó. 

Recuerda que la mano de su padre se deslizó de entre los pliegues de aquella horrible sábana, y colgó ahí sola, negra, quemada, sangrante, humeante. 

Recuerda haber alargado su mano para sostenerla.

Recuerda no haber podido hacerlo.

-Por cierto, gracias- la voz tranquila del cubano lo arrancó de sus recuerdos, y se sobresaltó un poco al descubrir el camino tan negro que habían seguido

-¿Eh?- balbuceó con torpeza y levantó la cabeza de donde la tenía apoyada para mirar a Lance

-He dicho que gracias. Por la cita en la isla, me refiero- el moreno se volteó hacía él y le regalo una sonrisa enorme

Por siempre y para siempre (Klance) Secuela La distancia de un beso no dadoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt