Capítulo 23.-

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Habían pasado ocho días fuera

Bueno, eso es lo que todos decían. Lance lo atribuyó todo a la diferencia de tiempo de la grieta espacial

El corazón de Keith se había parado dos veces. Keith había muerto oficialmente dos veces.

Después de la primera vez, Shiro y Lance se habían apresurado a meterlo en una de las cápsulas de sanación que habían cargado en el león rojo antes de partir de Lotus

La segunda vez, Lance se había dedicado a gritarle y a golpearle el pecho con todas sus fuerzas

El resto del viaje, Shiro se había dedicado a presionar vendajes húmedos en la espalda del otro chico, Noah, intentando cortar la hemorragia. Lance piloteaba el león rojo lo más rápido que se atrevía para no desviarse de la línea que Pidge le había indicado seguir

(...)

Cuando llegaron a Lotus, Baz fue el primero en recibirlos. El pequeñajo había saltado hacia los brazos de Lance y se le había pegado como un mono mientras lloraba y lo llenaba de mocos. Lance lo abrazó y le aseguró que todo iría bien, aunque el niño no paró de llorar hasta que vio a Keith y Noah

Shiro y Alaric salían del león rojo con la cápsula en brazos, como si estuviesen llevando un mueble muy pesado. Hunk llevaba sobre la espalda el cuerpo aún sangrante de Noah

Llevaron al extraño inmediatamente al castillo de los leones para meterlo en otra cápsula de sanación. La cápsula de Keith le siguió, pero ésta recibió una especial atención de parte de los ciudadanos de Lotus. Mientras la cápsula pasaba, muchos de ellos daban gritos de júbilo, o caían sobre sus rodillas y enterraban el rostro entre las palmas mientras lloraban (de alegría, suponía Lance). A fin de cuentas, todos sabían que dentro se encontraba el paladín que había librado su primera guerra en doscientos años y los había hecho vencer

...

Lance permaneció junto con Baz, Alaric y el equipo Voltron delante de las cápsulas por seis días y cinco noches. Todos tomaban turnos para vigilar los signos vitales y los progresos de los internos en aquellos extraños artefactos. El primero en despertar fue Noah, al segundo día, y por un momento se encontró tan desconcertado que intentó atacarlos a todos como una fiera con una espada que no llevaba encima 

Shiro se lo llevó aparte e intentó calmarlo y explicarle lo ocurrido. El soldado se limitó a mirarlos a todos con desconfianza y a sentarse a un lado de la cápsula de Keith, a quien le dedicó una mirada triste

Aún así, la presencia del soldado se hizo algo habitual en el castillo. Hicieron falta muchas palabras amables para convencerlo de tomar una ducha y comer algo el cuarto día, e incluso muchas más súplicas para que les dirigiese la palabra

Lance no sabía qué pensar del amigo de Keith, si tenía que ser sincero. Era un muchacho hozco y taciturno, pero había desarrollado un extraño cariño por el azabache, con quien hablaba en voz baja durante las noches, cuando pensaba que todos se habían dormido. Además, al único al que dejaba que se le acercase era a Baz. 

El niño pensaba que era un vampiro muy cool y se había dedicado a fastidiarlo día y noche 

Además, Noah dedicaba también mucho tiempo a mirar a Takellei, la hermana del rey, que había estado confinada a aquella cápsula de sanación durante dos meses ya. Por cómo la miraba, cualquiera podría pensar que estaba intentando sacarla de allí a fuerza de voluntad

(...)

Al sexto día, la cápsula de Keith se abrió

Como fuese, el azabache no estaba del todo consciente, porque fue a caer de bruces al suelo, pero Noah lo atrapó antes de que se concretara el impacto 

Lance había corrido a tomarlo en brazos. Al principio, Noah protegió al azabache con su cuerpo, pero pareció darse cuenta de quién era Lance y dejó que fuese él quien acunase al paladín rojo 

-¿Keith?- susurró Lance 

El azabache abrió lentamente los ojos y parpadeó repetidamente ante la luz

A Lance se le rompió el corazón cuando admiró la fina línea pálida que le surcaba el ojo derecho y parte del izquierdo. Fruto de la daga de la bruja loca

El azabache alzó una mano vacilante hacia el rostro de Lance y acunó la mejilla del cubano en ella. Acarició con suavidad extrema las pecas de éste, recorriéndolas con el pulgar

Finalmente sonrió y Lance nunca había visto algo tan hermoso 

-Estás aquí- le dijo Keith. Su voz era rasposa y casi inaudible 

Lance sonrió y le besó la frente antes de responder 

-Estoy aquí

Los ojos del azabache se inundaron de lágrimas y jaló el rostro de Lance hacia el suyo hasta que sus frentes se tocaron. Sollozó

-Me encontraste- las lágrimas le corrían rápidas y silenciosas por las mejillas mientras su cuerpo se sacudía de vez en cuando por los sollozos. Lance lo acunó aún más entre sus brazos

-Siempre te encontraré. Somos almas gemelas, ¿no es así?

Keith se rió y Lance pensó que aquella era su nueva música favorita

Y después Keith juntó sus labios con los del cubano

Los labios del azabache estaban fríos y resquebrajados. Sabía a humo y muerte 

Lance lo besó sin importarle que los estuviesen viendo todos.  Lo besó y lo besó. Le dijo en un beso todas las cosas que no pudo decirle durante dos meses. Le dijo con un beso cuánto lo había extrañado. Le dio con un beso todos los besos no dados antes. Llenó en un beso todos los kilómetros que los habían separado. Le dio un beso que prometía un segundo, y un tercero, y un cuarto...




















...

Mañana es mi cumpleañooooos ggg

-VFOMPEROSA

Por siempre y para siempre (Klance) Secuela La distancia de un beso no dadoWhere stories live. Discover now