Ensayo (parte 1)

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El reloj marcaba las 2 y Bonnibel ya había terminado sus clases.

- ¿qué hare durante toda una hora?

De pronto notó como un chico de cabellera rubia se aproxima a ella, el encuentro más incómodo se acercaba, él y ella a solas.

- Hola- saludo tímidamente Finn.

- Hola - respondió por inercia sin mirarlo directamente.

- ¿Me darías unos minutos ¿, pienso que tenemos algunas cosas que ver- utilizo un tono suplicante que no era sencillo de rechazar.

- ya terminaron mis clases... tengo una hora antes de que vengan por mí, ya que me han invitado al ensayo del club de música, así que supongo que está bien, vamos al prado si te parece - esos ojos azules que ahora lucían tristes la habían conmovido.

Fueron al lugar dicho por la princesa y se sentaron en un banco de concreto.

- Lo siento... - dijo Finn de forma escueta.

- ¿qué? - Bonnibel no entendía el motivo de la disculpa.

- es que... cielos, disculpa, esto es difícil - se tomó un momento y respiró hondo - sé que te he lastimado, definitivamente estuve siempre al tanto de tus sentimientos por mi... sin embargo, no te los podía corresponder, a través de mis ojos eres realmente especial, mi mejor amiga luego de Jake, pero amiga, al fin y al cabo.

Miró a Bonnibel, la cual temblaba levemente y notó en su gesto una pequeña lucha contra sus lágrimas amenazando con salir, la estaba hiriendo, lo sabía, pero quería ser sincero con ella, se lo debía.

- si me comienzas a odiar, lo comprenderé, si me quieres golpear ni siquiera me defenderé, pero por el cariño que te tengo era necesario decirte esto.

- Finn, yo te quiero, y sabes en qué sentido, pero sin embargo no puedo aceptar tu disculpa, pero no porque te guarde rencor, es que en verdad no hay nada que disculpar, sería muy bobo de mi parte molestarme por no ser correspondida - trató de mostrar una sonrisa, pero solo logro una mueca algo lastimera - te adoro Finn... siempre te vi como un príncipe, tan elegante, caballero, el hombre ideal, supongo que lo que en realidad sucede es que no soy suficiente para ti, no soy digna de un chico tan genial - suspiró con tristeza.

- ¡no! te equivocas, no se trata de eso, si hablásemos de niveles créeme que soy yo el que no alcanza el tuyo, el tema aquí son los sentimientos, los cuales tengo por ti, sin embargo, pertenecen a un sentido fraternal y no uno romántico.

- comprendo ¿y sabes? Estoy bien, no te preocupes - pellizcó con ternura la mejilla de Finn - necesito tiempo para digerir esto y bueno, estar tranquila, después de todo, lo que me has dicho ya lo sabía, me ha sacudido bastante que saliera de tus labios lo que yo mantenía solo en mi cabeza y estoy agradecida de tu sinceridad.

- aún me falta algo.

- ah, está bien, adelante - sonrió fingidamente.

- amo a Flamin.

Esas palabras fueron detonantes, si ya con lo anterior se sentía mal, ahora si sentía que algo dentro de ella se había quebrado.

Bonnibel no podía decir nada, solo lo miró en silencio luchando contra sus deseos de llorar, pero eso fue mucho. Como una pasiva llovizna, lagrimas comenzaron a escapar de sus ojos, Finn la miró, no sabía qué hacer, había visto llorar a Bonnibel, pero nunca había sido él el responsable, solo tomó su mano, la pelirrosa pensó en quitarla, pero no tuvo la fuerza para hacerlo, solo se quedaron ahí, unos minutos mientras las lágrimas comenzaron a cesar.

- yo egoístamente quisiera seguir siendo tu amigo, pero si no lo deseas así, pues me alejare- Finn al no percibir reacción de la chica, se puso de pie para marcharse.

Perfectamente Imperfectas Where stories live. Discover now