Comprendiendo mis latidos

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Marceline y Bonnibel entraron en la cocina, la pelinegra con el gato en sus brazos.

- Te escucho.

- Lo historia es muy corta – advirtió Marceline.

- Invoco mi segunda pregunta para saber el origen de tu gato – respondió Bonnibel asegurando que estaba de acuerdo.

- Bueno, esta historia comienza con la revelación de algo más, hasta hace un tiempo yo estuve viviendo en otro país, al regresar a Chile en una reunión bebiendo con amigos termine estando bastante ebria ( ya para que eso suceda debes saber que requiere mucho alcohol) de regreso a casa detuve mi motocicleta porque ansiaba un cigarrillo, no tenia idea de donde estaba así que mientras fumaba consulte el GPS de mi celular, haciendo eso oí un sonido provenir de la casa frente a la vereda en la que aparque, y al voltearme vi a este pequeño – Marceline lo acaricio sin cuidado – me acerque más y el no parecía asustado, tuve el deseo de tocarlo y estire la mano, pero no llegaba, me apegue a la reja y esta cedió con facilidad ( estaba abierta) así que lo robe, robe el gato, regrese a mi motocicleta, envolví el gato en mi chaqueta y metí el bulto en mi casco uniendo las correas como un bolso.

Al terminar el relato Bonnibel no sabia ni que decir solo estaba mirándola fijamente con los ojos bien abiertos, porque... ¿por donde comenzar? Condujo ebria, estaba perdida, ¡robo una mascota a otra familia! Y luego regreso a su hogar conduciendo aun ebria y sin protección.

- Marceline, es en serio todo lo que me dijiste o estas bromeando conmigo.

- Es una de tus tres preguntas – dijo mirándolo muy de cerca con una sonrisa de medio – no me atrevería a mentir.

Antes esta respuesta aún seguía siendo una historia difícil de creer, pero no se permitió dudar.

- Es que...

- Es que... ¿qué? Solo di lo que deseas decir – dijo Marceline sonriendo, pero se denotaba un rastro de molestia por los titubeos de la pelirosa

- ¡no debes conducir ebria! ¡ni robar! En que pensabas – la pelirosa le había alzado la voz y ahora se arrepentía tremendamente de ello.

Marceline le sonrió, esta vez con gran sinceridad, una parte de ella se regocijaba cuando la muchacha se expresaba as sinceramente.

- Bueno princesita, ocurre lo siguiente. En primer lugar, conducir bajos los efectos del alcohol no significa la gran cosa para mí, no arriesgaría a alguien más, aun si de todas formas voy tomando rutas desiertas y en según lugar, esta criatura se encontraba en pésimas condiciones, desnutrido y con muchas heridas y abscesos, si quieres darle un nombre apropiado al hecho, lo que hice fue rescatarlo.

Oyendo esa explicación Bonnibel se retractaba, aunque tal vez este no era el caso, a veces hasta el más insólito argumento sonaba bien de los labios de la pelinegra, y en este caso en realidad sus explicaciones eran razonables.

- En ese caso, lamento el arrebato, contigo este gatito está mucho mejor.

Bonnibel le sonrió al minino y este al sentir la ternura de la invitada se acerco lentamente, fue entonces que la pelirosa estiro la mano y Kuro comenzó a ronronear felizmente bajo el tacto de la chica, Marceline se recargo en el mesón de la cocina y contemplo la escena, un palpitar en su pecho dio paso a un pensamiento, la chica lucia hermosa y destellante, su gato que era tan selectivo la aprobaba y lo único que tenía en la cabeza era besarla con ferocidad, y así hubiese sido si el timbre no hubiese sonado anunciado al resto de la banda.

- Adelante – intento ser cordial la pelinegra, pero nada quitaba que había sido interrumpida momentos atrás.

- Buenas tardes Marceline, traje esto – Rain le dio a Marceline una bolsa con bocadillo.

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