Primera pregunta

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Marceline se acercó y no dijo ninguna palabra más, miró la escena, encontrándose con el lastimero estado de Oliver, era algo bastante grotesco, la sangre le hicieron desempolvar viejos recuerdos… pero sacudió su cabeza para alejar esos pensamientos y se concentró en lo que debía hacer.

- ¿Marshall? ¿Golpeaste solo a Samuel o también a Oliver?

En ese momento Marshall le dirigió una mirada posesa, y es que le parecía ir demasiado lejos que pensara que él sería capaz de agredir a aquel chico en su arranque de ira.

- Tranquilo… necesito cerciorarme, sabemos que razonable no es una característica tuya cuando estas colérico.
El pelinegro tuvo que estar de acuerdo.

- Bien, lo mejor que podemos hacer ahora es despertar a este tipo, amenazarlo para que no hable y largarnos de aquí – propuso la pelinegra, pero en respuesta recibió una nueva mirada de ira de parte de parte de Marshall.

- No podemos dejarlo así… - Marshall Lee miro a Oliver y se acerco acariciando su frente con gran cuidado. – Si no hubiera dejado mi reloj a propósito para volverlo a ver, quizás que más le habría hecho…

- Eres un verdadero dolor de trasero… - Marceline golpeo su propia frente con frustración.

Al cabo de unos segundos sus sentidos alertaron que alguien se acercaba a la entrada, pensó en la ventana y en que seguramente la gente de alrededor oyó algo que los haría sin lugar a dudas concurrir para averiguar que pasaba.

Con gran rapidez salió a la calle y cerró la puerta principal.

- ¡estúpido Sam, te dije que yo tenía la llave de tu departamento! ¡Debiste esperarme y no romper la ventana! - grito Marceline desde afuera.

Al oír aquello, la gente negó con la cabeza con reprobación y las miradas curiosas se disiparon. Marceline aparco su motocicleta correctamente como si por ese motivo hubiese salido a la calle y volvió a ingresar  a la casa, al menos aquello ayudaría a alejar a los metiches.

La pelinegra entro a la casa y se dedico a mirar a Samuel, el joven estaba inconsciente, pero ella albergaba bastantes secretos y misterios, uno de ellos era que sabía muy bien como tratar a la persona malheridas. Tomando una decisión sobre como lidiar con la situación camino hacia el baño, pero el golpeteo y el sonido del timbre de la casa la hicieron sobresaltarse, y un pequeño pánico apareció en ella por primera vez desde que llegó ahí, pero fue a causa de oír la voz de Bonnibel.

- ¿hay alguien ahí? -golpeaba la pelirrosa mientras alternadamente tocaba el timbre – ¿Oliver? Oí tu audio en el grupo de WhatsApp, ¿está todo bien?

Ante el escandalo que comenzaba a aumentar en intensidad, Marceline se apresuro a la puerta, la abrió e introdujo en un solo movimiento a la chica en la casa sujetándole un brazo.

-"por que… ¿por qué tenías que venir…?" – Marceline pensaba alterada.

Que la chica estuviera ahí le había hecho preocupar, de haber podido no la habría involucrado, situaciones como esta eran pan de cada día para ella, pero estaba muy segura que para Bonnibel podía ser un momento muy traumático, debía deshacerse de ella cuanto antes.

- M-Marceline… que pasa… - Bonnibel comenzó a asustarse ante el silencio y la mirada penetrante de la más alta  – ¿qué es lo que paso con Oliver? Oí el mensaje cuando ya estaba en casa, tuve una mala sensación así que tomé un taxi de inmediato  - Bonnibel no tenia idea de lo que pasaba, pero claramente algo andaba muy mal.

- escucha… - habló al fin la pelinegra – necesitas irte de aquí y fingir que jamás regresaste, tu no volviste aquí, no me viste, terminó el ensayo y tu te fuiste… eso fue lo que pasó…

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