Capítulo 21 - Veremos

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La noche se había convertido en algo eterno. Ángela tenía el cuerpo en plena rehabilitación por el encuentro sexual con un ser del infierno. Si su vida en el cuerpo de una mujer no era un sueño, mucho menos haber recibido tremendos orgasmos. A pesar de todo, Ángela seguía pensando que todo era un sueño y aún nadie podía despertarlo. 

Con su cuerpo de mujer solo era capaz de despertar los miembros de los chicos más guapos del colegio. Debía pausar su excitación por Sofía, sino se convertiría en una ninfómana a tiempo completo o sus dedos encontrarían un lugar para establecerse en su clítoris.

De pronto, su cuerpo empezó a sucumbir ante un dolor que hacía añicos su sistema inmune. Una molestia tras otra. Sentía que su cabeza le iba a estallar como un artefacto explosivo y su vientre no se quedaba atrás. Sentía como si un insecto estuviera comiéndose sus paredes intestinales. Sus emociones chocaban y el malhumor florecía.

Sin darse cuenta, había cubierto su sábana de un color similar a una salsa de tomate pútrida. Su sábana era un riachuelo sanguinolento que se pegaba como pegamento a su ropa. Una escena digna de alguna película de Tarantino. El día anterior era el cielo y ahora el infierno. No encontraba una palabra en el idioma español para describir la sensación de malestar.

Pasadas las horas, el dolor se mantuvo en vela, pero podía realizar cualquier acción, menos hacer la tarea o renegar por fruslerías. Sus sábanas del diablo terminaron debajo de su cama mientras que ella comenzaba una lucha encarnizada con los cólicos.

El cielo se aclaró y su padre no se hallaba por ningún lado de su casa. Por lo que Ángela se la pasó durmiendo toda la mañana, aunque su viejo despertador le despertaría sin quedar destrozado.

Aproximadamente a las doce y diez de la tarde, Ángela salió afuera a esperar a que Sofía llegara. La verdad golpeaba como hacha en sus adentros. Ya no podía encarcelar la verdad que la torturaba junto a la mentira.

Al poco rato, Sofía bajó del colectivo sin percatarse de su presencia.

—¡Sofía, Sofía! —gritó Ángela corriendo hacia ella.

—¿Tú eres la chica boxeadora? —preguntó Sofía con estupor.

—Me llamo Ángela de mujer...

—No te entiendo —dijo Sofía con las cejas levantadas.

—Puede que me taches de loca o loco...

—Explícame, por favor. Estoy perdida.

—Sofía... Soy Ángel. Un extraño ser me convirtió en lo que ves.

—Ah, ya. Interesante...

—Mira, ¿recuerdas aquella vez que nos conocimos cuando le di una paliza a Danilo y a su amigo?

—Sí lo recuerdo, pero ¿cómo sabes eso?

—Porque soy Ángel Reyes. Esta es mi casa. Yo soy ese chico.

—Me cuesta creer eso. Espero no sea una broma.

—Tienes que creerme, el extraño ser puede volver y matarme.

—Creo que debo entrar. Tengo la cabeza en otro mundo. Hablamos luego.

—Pero, pero... Está bien, Sofía Céspedes.

Endemoniado ©️Where stories live. Discover now