Capítulo 7: ¿Qué sos?

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León permaneció callado.

— Voy a mi casa a darme una ducha, agarrar la mochila y vengo a buscarte para ir a la universidad.— Mateo se dirigió hacia la puerta.

— Mateo. — El pelirrojo volteó.— Gracias.— Dijo León. Ambos sonrieron y el rubio quedó solo en su casa.

Se recostó en la cama, mirando al techo. Se sentía aliviado por habérselo contado a alguien, pero a la vez frustrado, porque había aceptado ser algo que no quería. Por la charla que acababa de tener, podía ver claras dos cosas: la primera, Mateo era un verdadero amigo; la segunda, lo que había en su corazón, eran síntomas de enamoramiento. ¿Pero por qué? ¿Por qué nunca le había pasado antes y ahora de repente, le pasa justo con él? Y lo más importante, exactamente ¿quién es Christopher? Sólo sabe su nombre, que es muy extraño, y que vive en una casa que aparenta estar abandonada. Necesitaba más datos. Saber porqué vive de esa forma e intenta ocultarlo; porqué es tan misterioso, qué esconde, qué clase de ser es... eran demasiadas preguntas sin respuestas que León haría lo que sea por obtenerlas. Después de caminar de un lado a otro por su habitación, se puso la campera, juntó coraje y se decidió a ir al hogar de Christopher.

Llegó a la esquina, vio la construcción antigua, lo invadieron los nervios y retrocedió. Sin embargo, la curiosidad vencía. Nuevamente dio la vuelta y esta vez no paró hasta llegar a la puerta. Intento ver algo por una de las ventanas, pero parecía estar obstruida con un mueble. Entonces comenzó a golpear el enorme portón. "¡Christopher! ¡Sé que estás ahí! ¡Abrime o tiro la puerta abajo!" gritaba mientras continuaba golpeando, cuando escuchó una voz suave: "Está abierto. Pasá, León." El rubio empujó y efectivamente, estaba abierto.

— ¿Dónde estás?— Preguntó León al entrar a la sala y no encontrar al pelinegro ahí.

— En la biblioteca. La puerta de la izquierda.— El rubio fue hacia donde lo ordenó, y lo vio a Christopher sentado en un sofá. Las paredes de esa pequeña habitación estaban totalmente cubiertas por estantes repletos de libros. Era lo más cercano al paraíso para León.— Me gusta estar acá. En la sala se filtran rayos de sol. Sentate. — El chico tomó asiento, sin decir una palabra.— Por fin viniste.

— ¿Me estabas esperando?

— Era obvio que tarde o temprano ibas a venir. Voy a ser sarcástico y preguntarte ¿qué te trae por acá?— Dijo con una sonrisa falsa.

— Está claro. Vengo por respuestas.

— ¿Sobre el beso y la homosexualidad o...?

— ¿O qué? — León cada vez fruncía más el ceño, poniéndose serio.

— Eso estoy preguntando yo.

— Bueno, ¿Por qué siento esto?

— ¿Qué es "esto"?

— No sé... No sé lo que es. Pero no me gusta.

— ¿Enojo? ¿Intriga? ¿Atracción?

— ¡No!

— ¿Amor?— El rubio bajó la vista. Ya no podía mirarlo a los ojos. — ¿Estás seguro de que no te gusta?

— Me voy.— Se paró y caminó hacia la puerta de ese cuarto.

— ¿Venías solo por eso? - León se quedó unos segundos parado. Volteó. Volvió al sofá y se sentó nuevamente.

— No. No solo por eso.

— Bueno, ¿qué más te inquieta? — Christopher estaba cruzado de piernas, con una mirada relajada, y en varias oportunidades soltaba algunas de sus sonrisas que lo caracterizan.

Ojos de vampiro [Gay]Where stories live. Discover now