Capítulo 16: Me dicen Rama

10.5K 645 91
                                    

Al descubrirlo, se encontró con lo que supuso que era un chico. Tenía belleza andrógina, entonces tuvo que pensarlo unos segundos antes de confirmar su sexo. El muchacho era bastante joven, un adolescente para ser exactos. Poseía la piel blanca, con algunos pocos vellos faciales en su barbilla y por la zona del bigote. Su boca estaba entreabierta. Se alegró al notar que estaba vivo, por los leves movimientos que realizaba su cuerpo al respirar. Sus ojos estaban cerrados y la mayor parte de ellos se ocultaba tras los mechones de su cabello, el cual era rubio, algo largo y enmarañado. Estaba totalmente empapado y embarrado, además tenía muy poca ropa para el fuerte frío que invadía las calles, acompañado con el viento y la lluvia que a pesar de estar bajo el árbol, algunas gotas que se escapaban de las ramas caían sobre su cuerpo.

León se arrodilló sobre el barro, sin importar ensuciarse y acarició el rostro gélido del chico con el dorso de su mano. Esto hizo despertar rápidamente al muchacho, abriendo sus ojos color verde hierba de repente; al ver al rizado su cuerpo se sobresaltó, apoyó las plantas de los pies firmemente sobre el suelo, al igual que las palmas de las manos, se sentó y arrastrándose se alejó unos centímetros de aquel que lo estaba acechando. Frunció el ceño y lo miró con expresión de desconfianza.

- ¿Quién sos? - Preguntó el muchacho.

- León ¿y vos?

- ¿Qué me querés hacer? - Cuestionó corriendo un mechón de cabello de uno de sus ojos nerviosamente.

- ¿Qué? Nada. Quería saber si estabas bien o si necesitabas ayuda.

- ¿Ayuda? Nunca nadie me ofreció ayuda y vos aparecés así de la nada... Sí, claro... voy a fingir que te creo. Estaba durmiendo. ¿Me harías el favor de dejarme tranquilo?

- ¿No tenés frío?

- No.

- ¿De verdad? Estás muy desabrigado.

- ¡Imbécil! Obvio que tengo frío. No me refriegues en la cara la hermosa camperita que te compró tu mami.

- ¿No entendés que intento ayudarte? Está bien. Quedate acá solo. - Dijo León poniéndose de pie y dando la vuelta para volver a su casa.

- Bueno, esperá. - El rizado se dio vuelta y el chico estaba también poniéndose de pie. - Acepto tu ayuda sólo si vas a darme aunque sea un pedazo de pan. - Habló amablemente esta vez.

- Sí, y también te voy a abrigar.

- No me importa el frío. Pero llevo casi cuarenta y ocho horas sin haber comido nada.

- Mi casa está a media cuadra de acá. Vamos.

El menor arqueó delicadamente sus labios, pareciendo eso un intento de sonrisa. León empezó a caminar en dirección a su casa y el chico lo siguió unos pasos detrás suyo. Así llegaron hasta el hogar. Al lograr entrar, el menor se sentó bruscamente sobre el sofá.

- Bien. Ahora sí. Hasta mañana. - Dijo volviendo a cubrir la mitad de su rostro con la capucha, cruzándose de brazos y tirando su cabeza hacia atrás.

- ¡¿Qué hacés?! ¡Parate! - Gritó desesperado León.

- ¿Qué? ¿Qué pasa? - Cuestionó frunciendo el ceño nuevamente. - ¿Otra vez no vas a dejarme dormir?

- Así no. ¿No ves que estás mojando todo el sofá? ¡Parate! - Ordenó una vez más. Ahora le obedeció.

- Ay, sorry. - Dijo con voz de burla hacia León. - ¿Y dónde voy a dormir? ¿En el piso? Está bien, es mejor que la calle.

- No. Vas a dormir en el sofá de mi habitación, que es mucho más cómodo que esa porquería. Pero antes te vas a dar una ducha y yo voy a prestarte ropa seca.

Ojos de vampiro [Gay]Where stories live. Discover now