Una Sola Alma

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El eco en la casa resonaba con fuerza con cada movimiento que realizábamos, los muebles, las cajas con pertenencias y todos los recuerdos de mi niñez habían sido enviados a Hokkaido esa misma mañana y  lo único que mantenía entre mis manos en ese momento era una pequeña caja de cartón donde las cartas y obsequios de mis amigos se mantenían a salvo, una maleta de mano y mis walkman.

Touya y yo pasaríamos la ultima noche en el Hotel  Tomoeda, ya que la casa había sido vendida y teníamos que entregarla esa misma tarde, Mamá se había ido con la mudanza para que todo estuviera en orden y Papá se encontraba ya dando clases en la Universidad de Sapporo. Entre a cada una de las habitaciones con la nostalgia a flor de piel, el aroma impregnado en el papel tapiz me regresaba a mis días de infancia, y las marcas sobre el tapete de la sala me recordaba todas las veces que había derramado el té en él. Mi vista se paseo por la cocina con ese azulejo amarillo jaspeado y las flores pintadas a mano sobre sus paredes, vi a mi madre cocinando en Navidad , dibujando lineas sobre la marquesina para tomar la altura de Touya y la mía, se me aguaron los ojos cuando me asome por la ventana frente al lava trastos y vi el columpio en el jardín, ese columpio en el que Syaoran y yo habíamos pasado tantas tardes charlando y  el torrente de lagrimas cayo como una vertiente de aguas caudalosas de mis ojos, me senté sobre el suelo abrazando mis rodillas intentando controlarme .

-" No importa si te vas hasta el fin del mundo, yo te seguiré..."

Era mi ultima noche en mi amada ciudad, la ultima con mis amigos, con Syaoran y con el mundo como lo conocía. La presentación de Syaoran en el Conservatorio de Música era a la mañana siguiente y apenas tendría tiempo de ir a verlo y despedirme de el. El corazón se me desgajaba en ese momento de tan solo pensarlo y sentía que el aire comenzaba a escasear de mis pulmones, un extraño temblor en mi mano izquierda comenzaba a sentirse y el pánico se hizo presente por primera vez sobre de mi.

-¿Sakura? - Pregunto Yukito mirándome con preocupación mientras yo trataba de concentrarme en recordar como se respiraba con normalidad. 

-Estas bien? Donde esta Touya?

Incapaz para articular palabras, negué solamente con la cabeza dándole a entender que no sabia donde estaba.

-Sakura....¿te sientes mal?

Negué nuevamente con la cabeza mientras sentía las lagrimas bajar por mis mejillas, los ojos de Yukito se tornaron dulces y su abrazo me envolvió, permitiéndome dejar pasar todo el aire hasta mis pulmones y llorar todo lo que esas semanas había reprimido.

-Eso es, déjalo salir, cuando te reprimes el cuerpo enferma. Todo estará bien, harás nuevos recuerdos, conocerás nuevos amigos pero nosotros seguiremos aquí esperándolos, Syaoran te esperara te lo aseguro.

Las palabras siempre amables de Yukito le daban consuelo a mi adolorido y temeroso corazón, era la primera vez que salia de mi ciudad con rumbo desconocido y que sentía que estaba dejándolo todo, inclusive a mi misma en esta hermosa ciudad que me había visto crecer.

El timbre de la puerta sonó un par de veces y mientras secaba las ultimas lagrimas del rabillo de mis ojos Yukito se levanto para poder abrir, una achocolatada y alborotada melena se asomo por la marquesina de la cocina dándole paso a un Syaoran  prófugo de sus clases de música.

-¿Syaoran que haces aquí? - Pregunte en un susurro

-Bueno creo que...iré a buscar a Touya seguramente esta arreglando lo de la mudanza, con permiso.

Yukito asomo la cabeza por ultima vez para regalarme una sonrisa cálida mientras se despedía desde la puerta y nos dejo solos. Pude notar en el rostro de Syaoran un ligero sonrojo al escuchar la puerta cerrarse tras de nosotros, el eco se escucho en toda la casa haciéndolo saltar ligeramente sobre su lugar.

SOULMATESWhere stories live. Discover now