La Distancia

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El rostro se me ilumino  ante aquella sonrisa que tanto extrañaba y que automáticamente devolví, mientras mi corazón aun latía a mil por hora, mis ojos se negaban a dejar de mirarla, era como si hubiesen pasado siglos desde la ultima vez que estuvimos juntos, Sakura parecía mas delicada entre mis brazos, las curvas en su cuerpo se habían acentuado y aquel rostro dulce y aniñado del que me había enamorado se mostraba perfilado y delgado, con aquellos labios finos pero carnosos que me invitaban a besarle y aquellas orbes verde jade que resplandecían como nunca escoltadas detrás de enormes y tupidas pestañas.

Aquella hermosa flor frente a mi se había convertido en una divina y cautivadora mujer, la cual ignoraba por completo todas las miradas que se posaban sobre ella mientras esperaba en aquella mesa jugueteando distraìdamente con la cuchara dentro de su americano completamente frió.  No me había costado trabajo encontrarla sin embargo me había dejado sin palabras cuando la reconocí a lo lejos, me había robado el aliento y aquel efecto que mi cerezo causaba en mi se había presentado de nuevo, dejándome como idiota a unos pocos metros  de ella admirándola sin razón y sintiendo celos de todos aquellos que se atrevían a cruzar por su mirada.

Me arme de valor para acercarme a ella con la barriga llena de mariposas, llevaba mas de 5 minutos parado frente a ella y no me había notado, sonreí para mi mismo, ese tipo de cosas era lo que la hacia absolutamente linda. Me coloque a su espalda llenándome de su dulce fragancia mientras el corazón se me inchaba de felicidad, susurre un par de palabras a sus oídos esperando encontrarme con sus pupilas.

Se levanto de un brinco de su asiento mientras aquel vestido color amarillo caía grácil sobre sus piernas, sus labios se curvaron en una tierna sonrisa y me limite abrir los brazos esperando ansioso por recibirla. Apenas la sostuve su mirada verdosa se poso sobre mi deteniendo mi mundo y convirtiéndome en su satélite, sus brazos se colocaron al rededor de mi cuello acercando sus labios hacia los míos mientras mis manos recorrían con suavidad su espalda, pose dulcemente mi boca sobre la suya, saboreandola lentamente, deteniéndome en sus labios mientras el aliento escapaba de su boca erizandome de pies a cabeza. Mantenia los ojos cerrados, ignorando el tiempo transcurrir a nuestro al rededor, pero saboreando cada segundo de aquel beso anhelado, sosteniendo su rostro entre mis manos encontrándome nuevamente con sus brillantes pupilas.

-Te extrañe como un loco - Le dije apenas recuperando el aliento

-Y yo a ti ... - Respondió abrazándose a mi con tal fuerza que no eran necesarias las palabras, para saber cuanto nos habíamos extrañado.

Mi mano envolvió la suya mientras nuestros dedos buscaban entrelazarse como raíces, asegurando nunca mas volver a separarse, la lenta sincronía de nuestros movimientos en cada paso, en cada parpadeo, en cada mirada, nos hacia ver como un reflejo del otro.

Salimos de la parada de autobuses mientras los rayos del sol apuntaban directo a nuestros rostros, no había mas copas de los arboles para cubrirnos y el suave murmullo matinal había desaparecido dando lugar a una hilera de taxis y camiones del otro lado de la acera. Me sentí un citadino completamente extraño aquella ciudad, un punto medio entre Tomoeda y Hong Kong, como el limbo de mis dos mundos chocando entre si, edificios grandes y pequeños unos contra otros, personas andando a toda prisa por las calles.

-Te gusta? - Pregunto Sakura

-Es una sensación extraña, no me encanta pero tampoco me molesta. Debo admitir que es agradable salir de las 4 calles que me se de memoria en Tomoeda 

Sakura me miro de una forma graciosa y comenzó a reír. El sonido de aquella risa que hacia eco en mi corazón, adoraba aquel sonido, sus ojos chispeantes y la forma en que sus labios se curvaban mostrando sus dientes mientras ella intentaba cubrir tímidamente aquel espectáculo de felicidad frente a mi.

SOULMATESWhere stories live. Discover now