Cuando un nuevo mundo inicia, tú te verás obligada a enfrentarte a los nuevos retos que el oscuro Apocalipsis te ofrezca y sobrevivir sin importar lo que pase. Lágrimas, desesperación, peligro, amistades e enemistades y lo que uno menos desea: Tener...
Hice una mueca de dolor al sentir las esposas apretando muy fuerte mis muñecas. El militar se detuvo un segundo antes de seguir. Con un movimiento autoritario de cabeza, le ordenó a los otros adelantarse.
-¿Por qué no puedes quedarte callada?-ahora dirigió su mirada a mí- Tu actitud empieza a molestar.
-Señor, creo que formuló mal su pregunta-respondí intentado sonar formal pues era un hombre mayor-Mis muñecas están presas y regreso a una fría celda. ¿Usted espera que no luche por mi vida?
En ningún momento logre titubear, no hasta que su mano sujetó mi mentón con fuerza.
-¿No comprendes lo que sucede, no?La vida que conocías ya no existe-comencé a retroceder para atrás, me estaba haciendo daño..-A partir de ahora tendrás que aprender a guardar silencio si no quieres que te expulsen. O si no deseas iniciar desde cero, sola. He oído que tu acompañante fue llevado al sector 9- la sorpresa hizo que trague saliva-No es un lindo lugar pero puedo protegerlo. La primera condición es cerrar tu boca y seguir mis órdenes.
-No.
-¿Segura? Debes hacerlo o lo matarán.
El terror me recorrió.
-¿Lo harás?-su dedos delicadamente acariciaron mi mejilla mientras sus ojos viajaron por todo mi cuerpo. La situación empezó a asustarme. No quería esto..
-Aléjese..- intenté sonar intimidante pero el miedo me había atrapado y a penas podía hablar.
-Querida, eres mía ahora.
-No..No he aceptado.
-¿Asi que lo harás?-me acercó más a él-Porque ya sé cuál será tu primera orden-esbozó una sonrisa para nada agradable, una que me indicó que no importa como pero debía correr ahora. Ya.
Pero mi cuerpo se tenso al sentir la yema de sus dedos rozar mi espalda formando una línea recta hacia abajo. El miedo me estaba controlando y sólo podía escuchar los fuertes latidos de mi corazón y mi respiración cada vez más agitada.
No lo soporté.
-¡Dije que se aleje!-con un brutal golpe hice que cayera de espaldas contra el suelo. Entre la sorpresa y los nervios comence a correr como pude. Solo lo hice. No me detuve a pedir ayuda, ya no podía confiar en nadie más.
Sin embargo, cuando menos lo esperé, su mano sujetó mi cabello y así como lo derribe, él lo hizo conmigo.
-¡Por favor!-retrocedí usando mis pies y brazos ya que no podía hacerlo con las manos.
-Algo que aprendí aquí: Si no es a la buena, será a la mala.
Sujetó mi pierna.
Dios. Era mi fin.
-Ni lo pienses, idiota.
Una aguja penetró su cuello haciendo que el militar me suelte y pegue un grito de puro dolor. Él estaba a punto de sacar su arma pero solo bastaron unos segundos para que aquel líquido que ahora estaba en su sistema, lo tumbe sobre el suelo.. desmayado.
-Tienes razón-levante mi vista-Los tratan peor que animales.
¡El doctor Kim!
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