Cuando un nuevo mundo inicia, tú te verás obligada a enfrentarte a los nuevos retos que el oscuro Apocalipsis te ofrezca y sobrevivir sin importar lo que pase. Lágrimas, desesperación, peligro, amistades e enemistades y lo que uno menos desea: Tener...
El sonido de un disparo resuena en cada esquina de la calle. "Muy bien, Jungkook" Agradezco por su buena puntería y corro a toda velocidad hacia Namjoon antes de que más infectados aparezcan.
Pero es muy tarde.
—¡AHI VIENEN!
El grito de Felix acelera mi pulso. Quito de un empujón el maldito cuerpo del infectado sobre Namjoon.
—¡Rápido vamos!—lo ayudo a levantarse y junto a los demás corrimos hacia la tienda.
—¡El estante!—grita Jungkook. Felix y Taehyung corren a toda prisa hacia el estante vacío. Taehyung casi se cae en medio de la desesperación, por suerte lo agarro rápidamente del brazo para evitar su caída.
—¡Gracias ______! ¡Te amo!—me da un rápido beso en la frente.
Por su acción rápida, por un segundo me quedo impactada. Luego ruedo mis ojos, pensando que es un joven adorable.
—Mientras te calientas más infectados entran, muévete—el rubio pasa detrás mío. Suspiro.
Dios..De todas las personas justo él tiene que notarlo. A este paso, sufriré de migraña por su culpa.
Pero prefiero ignorarlo esta vez, así que camino hacia otro estante. Sujeto una esquina con fuerza para cargarlo.
—Quítate, yo lo hago—alzo la vista, una rubia de mechones rosados está enfrente mío—¿No te molesta, no?
No me da tiempo de responder porque me mueve hacia un lado, y alza el mediano estante con una fuerza increíble. Asiento sin dejar que me afecte, pues obviamente he notado su arrogancia y su forma de presumirme. Por poco me hace entregarle un cartel con mi nombre, diciendo "______, te odio"
—¿Decías algo?—me observa— Lo siento.
Sí, sí, que te coma un infectado.
De pronto, pego un grito al oír un golpe a mi costado. Uno de esos monstruos quiso entrar por la ventana pero en su desesperación se golpeó, causando en ella, pequeñas rajaduras. Aquello me preocupó.
—¿Qué sucede?—Jungkook llego corriendo.
—Un infectado golpeó la ventana. Va a quebrarla, debemos colocar protección—le digo recargando nuevamente mi arma.
Paso por su lado pero él me detiene.
—Las municiones no son para siempre. Necesitas protegerte—lleva su mano a la funda que cuelga de su cinturón. De esta, saca una navaja muy afilada.
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Frunzo el ceño, negando.
—Jungkook, es tu protección.
—No pienso perder a más gente, úsala bien—me la entrega antes de irse lo más rápido con los demás, quiénes están ocupados cubriendo la entrada.
