Capítulo 4.

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En la noche, el castaño alcanzó a ver por la ventana de la sala que los cazadores se llevaban los cuerpos de unos cuantos animales medianos. Decepcionado, soltó un suspiro y se fue a dormir, tratando de no pensar demasiado en aquella triste imagen.

A la mañana siguiente, por primera vez en mucho tiempo, Lu Han decidió no asistir a sus clases. Sus padres no estarían muy contentos con eso, pero ya tenía un plan en mente para salvarse de un buen regaño. Sólo tendría que fingir un poco para que todo funcionara.

En esos momentos, lo único que deseaba hacer era entrar al bosque y encontrar a Oh Se Hun para hablar más con él, como si necesitara convencerse de que todo lo vivido el día anterior había sido real.

Preparó unas cuantas brochetas de carne y las puso en un recipiente, guardando éste poco después en su mochila, junto con una gabardina larga de color gris. Se aseguró de tener lo necesario para regresar al bosque y salió con un solo objetivo.

—¡Se Hun! —Buscaba al lobo negro sin parar y avanzaba aunque aún temía perderse—. ¿Estás por aquí? ¡Se Hun!

Cojeaba menos que antes; sí estaba recuperándose, pero seguía herido, por lo que todavía se cansaba con cierta facilidad. Se detuvo donde vio una gran roca y decidió tomar asiento sobre ella, pero no dejó de llamar a Se Hun desde ese lugar hasta que finalmente lo notó saliendo desde detrás de los árboles y sonrió de lado.

No obstante, el lobo negro no parecía estar ni un poco feliz por verlo en el bosque nuevamente. Gruñó un poco y se acercó a él, intimidante.

—¡¿Qué estás haciendo aquí?! —Soltó con cierto enfado tras tomar su forma humana—. ¿Por qué no entiendes que no debes volver?

—Espera... Ponte esto, por favor... —Lu Han buscó en su mochila hasta que encontró la gabardina, pasándosela después al pelinegro, mirando hacia otro lado y esperando que el contrario le hiciera caso.

—¿Por qué?

—¡Porque estás desnudo! —Casi gritó con el rostro sonrojado—. ¡Es muy incómodo hablar contigo así!

—Ya, está bien... —Aceptó aquella prenda de vestir y se la puso encima, cubriéndose al menos lo suficiente para que Lu Han estuviera más tranquilo y pudiera verlo sin sonrojarse—. Listo.

—Bien —suspiró y volteó a ver al más alto—. Ahora te diré por qué regresé... —Sacó el recipiente que llevaba con las brochetas de carne y lo extendió hacia Se Hun—. ¡Sorpresa! Te traje un pequeño regalo para darte las gracias por tu ayuda.

—Oh... —El más alto se acercó, curioso—. No negaré que eso huele bien... y se ve bien...

—Son brochetas de carne, yo las hice —explicó mientras retiraba la tapa del recipiente.

Tomó una de las brochetas y se la pasó a Se Hun, ansiando que éste la probara. Cuando vio que el pelinegro no la rechazó, una sonrisa sincera se extendió por sus labios. No se consideraba un cocinero magnífico, pero estaba seguro de que lo que había preparado estaba bien, pues no era la primera vez que lo hacía.

En menos de diez segundos, Se Hun ya se había terminado la brocheta, quedando encantando con el sabor.

—Increíble. Hace muchos años que no comía carne así —comentó—. No es que esté mal la carne cruda de los antílopes o los conejos, pero esto en serio es diferente. La carne cruda es más como...

—Alto —Lu Han lo detuvo en ese instante—. No quiero saber, por favor no me digas los detalles —claramente sentía asco con sólo pensar en comer carne que no estuviera al menos medio cocida.

—¿Puedo compartir estas brochetas con mis amigos? —Preguntó Se Hun de repente, cambiando el tema por completo.

—Claro —respondió con una sonrisa—. ¿Cuántos lobos hay en tu grupo? Puedo cocinar más brochetas si es necesario.

—Somos diecinueve. Quince adultos y cuatro cachorros —le contó mientras tomaba el recipiente—. Pero no es necesario que hagas más.

—¿Seguro?

—Sí —asintió—. De todos modos, no estamos acostumbrados a recibir cosas como éstas.

—Me lo imaginaba.

—No puedo creer que hayas regresado sólo para esto, pero lo valoro.

Por primera vez, Lu Han vio la sonrisa de Se Hun dirigida hacia él. Aunque era muy leve y no duró mucho, al castaño en verdad le encantó poder apreciarla, incluso si no dijo ni una palabra al respecto.

—No quiero molestarte, pero debo pedirte una cosa más...

—Ah, creo que ya sé qué es. Aún no puedes moverte mucho por el bosque sin perderte, ¿verdad? —Preguntó—. No te preocupes, puedo guiarte hasta la salida otra vez.

—En realidad, quería pedirte algo diferente.

—¿Ah, sí? —Lo miró con cierta curiosidad—. ¿Qué cosa?

—Pues... Mi padre solía contarme acerca de las aventuras que vivió en este mismo bosque con sus amigos —empezó con cierta timidez—. Todas son geniales, pero mi favorita es la de la noche en el lago.

—¿La noche en el lago?

—Sí... Quiero encontrar ese lago. Sólo por eso entré al bosque en primer lugar. Quiero verlo, enamorarme de lo preciosa que se ve la luna llena reflejada en el agua, disfrutar de la danza de las luciérnagas, escuchar a la naturaleza cantar a mi alrededor, acostarme en el pasto que rodea el lago, meter mis pies al agua y sentirla helada, experimentar la misma magia que mi padre... —Dijo con los ojos brillantes, revelando su sueño más grande ante el pelinegro—. Es lo que más deseo —suspiró—. Tú conoces el bosque entero, ¿no es así, Se Hun? —Le preguntó con una sonrisa que no mostraba nada más que su gran emoción—. ¡Y hoy habrá luna llena! ¿Podrías llevarme hasta el lago cuando caiga la noche, por favor? No te volveré a pedir nada en la vida.

Se Hun se le quedó viendo a Lu Han durante un minuto entero sin decir nada, simplemente mostrando una expresión de confusión en su rostro.

—Lu Han... No hay ningún lago en este bosque.

—¿Qué?

El castaño creyó haber escuchado mal. No podía aceptar que el sitio mágico con el cual había soñado durante tantos años fuera solamente una mentira.

—Sígueme. Te ayudaré a salir de aquí.

—No... —Negó un par de veces—. Espera... ¿Cómo que no hay ningún lago?

—No sé si tu padre sólo estaba contándote una historia para entretenerte o algo así —respondió el más alto, encogiéndose de hombros—, es probable. Pero aquí no hay ningún lugar como el que describiste.

El brillo que había estado en la mirada de Lu Han se perdió en un segundo. Sin saber qué responder, sintiendo un nudo formándose en su garganta, agachó la mirada y sólo pudo murmurar un "Ya veo".

Se Hun lo miró como si estuviera buscando algunas palabras para subirle el ánimo, como si comprendiera su decepción, pero al final no dijo nada. Empezó a caminar hacia la salida, asegurándose de que Lu Han lo estaba siguiendo.

Continuará.

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¿Escucharon eso? Fueron las ilusiones de Lu Han rompiéndose en un millón de pedacitos.

¡Pero la historia no termina aquí!

Me iré a pensar en algún apodo cariñoso para ustedes porque "lectores/as" me parece demasiado simple, y después me pondré a corregir el próximo capítulo... Ojalá se me ocurra algo pronto, ¿verdad? No quiero dejarlos sin actualizaciones durante meses. 😂

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El lago en el bosque [HUNHAN]Onde histórias criam vida. Descubra agora