Capítulo 19.

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Era cada vez más difícil para Lu Han ocultar sus nervios, pues sabía que Hee Chul y los demás cazadores estaban buscando lobos en el bosque. Miraba a través de la ventana de la sala por lo menos tres veces cada media hora, hasta que su madre, preocupada por él, le preguntó si todo estaba bien.

—Hijo, estás... Estás... —Se rindió y suspiró—. No sé cómo describirlo. ¿Quieres hablar?

—Ah, no pasa nada, mamá —mintió.

—No dejas de ver hacia el bosque. ¿Te gustaría salir a tomar un poco de aire fresco? —Sugirió de repente—. Tal vez eso te ayude.

—¿Puedo?

—Sí, sí puedes. No creo que haya problemas mientras no te acerques demasiado al peligro y dejes trabajar tranquilo al señor Kim.

Se le ocurrió decir que lo que hacía ese hombre no debía considerarse como un trabajo, pero se mordió la lengua a propósito para no dar inicio a una discusión innecesaria con su madre. No quería molestar. Sólo asintió y fue hacia el exterior, no sin antes recoger una botella con agua de la cocina, seguro de que el intenso calor lo haría sentir sed en cuestión de minutos.

Caminó hacia la entrada del bosque y sintió una extraña presión en su pecho con sólo saber que los cazadores ya estaban adentro. No tenía ni idea de dónde se encontraba Se Hun en esos momentos, pero quería creer con todas sus fuerzas que estaba a salvo y que pronto lo volvería a ver.

Se quedó cerca de la entrada, sentándose en una roca grande y bebiendo un poco de agua de vez en cuando, tratando de ignorar cada pensamiento negativo que pudiera aparecer en su mente.

Después de un rato largo, el castaño escuchó a un par de lobos quejándose y chillando con desesperación. Se levantó tan rápido como pudo e incluso olvidó su botella casi vacía junto a la roca, preocupándose más por seguir los ruidos.

—¡No! —Gritó al salir del bosque y ver cómo metían a dos asustados cachorros en una jaula de tamaño mediano—. ¡No puede ser!

Los pequeños lobos eran sin duda hijos de Jun Myeon, el alfa de la manada a la que Se Hun pertenecía. Los reconoció al instante y corrió hacia la camioneta de Hee Chul, donde apenas subían a los lobeznos enjaulados, mismos que no dejaban de llorar.

—¡Lu Han! ¡Hola! —El amigo de su padre le dedicó una sonrisa—. ¿Cómo estás? ¿Vienes a ver lo bien que nos fue hoy? Mira lo que atrapamos.

—¡¿Qué están haciendo?! —Estaba tan enfadado que le faltó muy poco para escupir en las caras tanto de Hee Chul como del otro cazador que lo estaba ayudando—. ¡Déjenlos ir! ¡Déjenlos ir ahora mismo!

—Oye, oye. Tranquilo, Lu Han, no vamos a disparar ni a hacerle daño alguno a estos animales —explicó de inmediato—. Los llevaremos a un zoológico donde los cuidarán muy bien, en serio. Recibiremos una buena paga sin necesidad de usar nuestras armas.

—¡No! ¡Ellos tienen que ser libres y estar en el bosque, no encerrados en un maldito zoológico!

—Lu Han...

—¡Necesitan estar con su manada! —Reclamó el castaño—. ¡La crianza de los lobos pequeños es un trabajo de toda la manada! —Parecía que iba a desgarrarse la garganta por cómo estaba gritando.

—Tienes que calmarte, Lu Han, por favor. Mira cómo estás.

Hee Chul colocó sus manos encima de los hombros del más joven, pero éste reaccionó de una manera un tanto agresiva, apartándose y mirándolo con el ceño fruncido. Era claro que estaba dispuesto a liberar a los cachorros con sus propias manos aunque eso significara que después se metería en graves problemas.

—¡¿Qué le hicieron a los otros lobos?! —Exigió saber—. ¡¿Cómo es que ustedes lograron capturar a los cachorros?!

—Los lobos adultos que estaban con ellos se encuentran bien, ¿de acuerdo? Usamos algunos sedantes porque no tuvimos otra opción, pero no los lastimamos realmente —prometió el mayor.

—Hee Chul —su compañero interrumpió la conversación—, tenemos que irnos ya. Sabes que los sedantes no dejarán dormidos a los lobos por tanto tiempo.

—Lo siento, Lu Han, pero es verdad. Será mejor que nos retiremos en este instante si queremos llegar a la ciudad cuando aún haya luz natural.

—¡Devuelve a los cachorros, Kim Hee Chul! —Ordenó.

—¡Oh! Este niño en verdad está muy alterado —comentó un tercer cazador desde el interior de la camioneta, sentado en el asiento del conductor y listo para arrancar en el momento que le indicaran.

—Lu Han, no le pasará nada malo a estos lobeznos. Puedes confiar en mí y estar tranquilo —Hee Chul hizo un último intento por transmitirle algo de calma, mas no tuvo éxito.

Fue el mismo Lu Han el que tuvo que encontrar la manera de tranquilizarse, diciéndose que para salvar a los inocentes lobitos necesitaba armar un buen plan, no ganarse a los cazadores como enemigos.

Soltó un suspiro y negó un par de veces, aún sin poder terminar de creer lo que estaba sucediendo. Fue horrible voltear a ver a los cachorros y notar en un solo segundo qué tanto miedo sentían. En verdad le destrozaron el corazón por completo, pero fue eso mismo lo que lo impulsó a comenzar a ponerse en acción.

—¿A cuál zoológico quieren llevarlos? —Preguntó por fin.

Continuará.

.............................

¡Oh, no! ¡Los cazadores atraparon a dos de los hijitos de Jun Myeon!

¿Qué es lo que está planeando Lu Han? ¿Es verdad que el resto de la manada se encuentra bien?

¡Lo vamos a descubrir en el próximo capítulo!

Muchas, muchas gracias por su paciencia, su apoyo, sus votos y sus comentarios. Todos mis hermosos lobitos son unos amores. 🐺💖

Mañana haré todo lo posible por responder los comentarios que me faltan.

¡Hasta luego!

El lago en el bosque [HUNHAN]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin