Capítulo 24.

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No estaba enojado, sólo confundido.

Por más que dedicaba horas a pensar en una buena razón por la cual Lu Han había dejado de ir al bosque justo después de haberle dicho que ahora él era su cosa preferida en el mismo, no podía encontrar ninguna.

Estaba seguro de que el castaño no se había olvidado de él ni de lo increíble que era todo desde su primer encuentro, mas no podía evitar sentirse abandonado cada vez que iba a visitarlo sólo para encontrarse siempre con una de dos imágenes: Lu Han sobre su cama, agotado, o bien, despierto, pero hasta el cuello de tareas por parte de la universidad y estudiando para unas cosas llamadas "exámenes". A veces no podía quedarse más de dos minutos viéndolo a través de la ventana de su habitación.

Pasó todo un mes antes de que el joven volviera a tener la oportunidad de escapar durante una noche para encontrarse con los lobos y pasar un rato agradable cerca del lago. Todos estaban jugando y divirtiéndose, siendo ellos mismos a pesar de la presencia del chico castaño, pues ya confiaban en él por completo. Incluso el alfa lo recibía con tranquilidad y permitía que le diera una sola caricia en la cabeza.

Lu Han observaba a toda la manada con una débil sonrisa, pero no hablaba tanto como en ocasiones anteriores. Se Hun tardó poco en notarlo y decidió adoptar su forma humana para preguntar y asegurarse de que todo estuviera en orden.

—¿Sucede algo malo, Lu? —El pelinegro se sentó junto a él—. Parece que no te sientes del todo feliz por estar aquí... Eso es raro, ¿sabes?

—Oh... —Desvió la mirada y tomó algo de aire antes de responder—. Me siento feliz. Cada vez que estoy aquí, todo es mágico, Se Hun. Este lugar en verdad me gusta mucho, pero... creo que estoy así en esta ocasión porque ya no podré visitarlo tan seguido.

—¿Eh? ¿Por qué no? ¿Es... por esas cosas que tienes en la universidad? ¿Los exámenes?

—No, no es eso —bajó el tono de su voz—. Es sólo que voy a mudarme a la ciudad en poco tiempo —confesó finalmente, abrazándose a sus rodillas y dejando salir un suspiro con tristeza—. Estaré lejos de este lugar que tanto me encanta, lejos del bosque, lejos de ustedes...

—¡¿Qué?! —Gritar no era su intención, pero simplemente no fue capaz de mantenerse tranquilo tras escuchar semejante noticia—. ¿Te irás? ¡¿Para siempre?! —Era obvio que la idea lo horrorizaba—. ¡No puedes hacer eso, Lu Han! —Frunció el ceño y se pegó al cuerpo ajeno tanto como pudo, soltando un curioso sonido que al más bajo le pareció un sollozo.

—No es lo que me gustaría hacer, pero me temo que no tengo otra opción... Aun así, no me iré para siempre, eso te lo puedo asegurar.

—Lu...

—¿Realmente podrías llegar a pensar que, después de todas las maravillas que he podido experimentar gracias a ti, quiero alejarme? —Cuestionó—. ¡Este lugar es genial! ¡Jamás querría irme!

Mientras dejaba caricias suaves en el cabello del contrario y trataba de ignorar el hecho de que estaba desnudo y tan cerca de él, Lu Han explicó que tendría que quedarse en la ciudad al menos medio año.

—No quiero. No te vayas a la ciudad, quédate —la voz de Se Hun se escuchaba tan demandante que incluso daba algo de miedo—. ¡Eso sería mejor! Quédate cerca del bosque, Lu Han, así podremos vernos cuando queramos y...

—Se Hun —lo interrumpió—. Lo siento mucho, ya está decidido que me mudaré. Así que, por más que quiera, no puedo hacer nada para quedarme —sintió un nudo formándose en su garganta, mas siguió hablando—. Estaré muy ocupado allá, pero tal vez pueda venir a visitarlos una vez cada dos meses. Sé que no es lo que nos gustaría... Sin embargo, es mejor que nada, ¿no crees?

El pelinegro se quedó callado e inmóvil durante un par de minutos, haciendo que Lu Han se preocupara. Lo llamó varias veces en busca de una respuesta y, después de un décimo quinto intento, hubo una reacción: Se Hun regresó a su forma animal en un parpadeo, corriendo entonces hacia una roca para subir a ella de un salto y aullar con fuerza.

Se escuchaba triste. Sin poder dejar de mirarlo, Lu Han se llevó una mano al pecho, dejándola a la altura de su corazón, sintiendo como éste se encogía.

Un par de semanas más tarde, el joven terminó de empacar sus cosas y, con una mezcla de sentimientos que ni siquiera él mismo podía descifrar, murmuró una excusa como que necesitaba salir a tomar algo de aire antes de ir hacia la entrada del bosque.

A su mente llegó el día en el que conoció a Se Hun y sonrió. Su vida había cambiado tanto desde ese momento, incluso si fue dándose cuenta poco a poco.

—Voy a regresar. Te lo prometo —susurró—. Tú eres muy, muy importante para mí, Se Hun.

De alguna manera u otra, sentía que el lobo podía escucharlo, incluso si no estaba cerca en esos momentos.

Continuará.

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¿Cómo están, lobitos?

Dos (o tal vez tres) capítulos más y este fanfic llega a su fin.

El lago en el bosque [HUNHAN]Where stories live. Discover now