Capítulo 13.

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Después de que el lobo negro lograra comer algo ligero, pasó otro rato antes de poder demostrar que había recuperado parte de sus fuerzas. Lu Han se quedó a su lado, asegurándose de que estuviera bien y cuidándolo tanto como le era posible; sólo se apartó una vez más, cuando fue a llenar la bañera con agua tibia.

Fue un poco complicado llevar al lobo hasta el cuarto de baño, pero lo hizo avanzar poco a poco y así lo logró. Se arrodilló en el suelo y acarició la cabeza del gran can como si estuviera felicitándolo.

—Creo que tomar un baño te hará bien, Se Hun. ¿Puedes transformarte en humano? —Le preguntó.

Con cierta dificultad, el animal entró en la bañera y, ante la agradable sensación del agua sobre su piel, se sumergió hasta que su cabeza quedó cubierta. Cuando volvió a asomarse a la superficie, ya era nuevamente el joven pelinegro que Lu Han conocía.

Le dedicó una sonrisa débil al más alto y tuvo que controlarse para no abrazarlo ahí mismo. Sentía un gran alivio, cosa que se notaba en su expresión facial.

—Lu Han... —Habló el licántropo en voz baja.

—Se Hun —el castaño suspiró, pues había alcanzado a escuchar al contrario—, lo siento tanto. Si no fuera por mí, no te habrías metido en problemas con ese otro lobo y no tendrías ni una sola herida en este momento —le dijo mientras desviaba la mirada—. Todo esto fue mi culpa, seguramente estás enojado conmigo ahora...

—¿Enojado? —Volteó a verlo con confusión—. ¿De qué estás hablando?

—Bueno, es que estás herido y...

—Gané, Lu Han —lo interrumpió, mostrándole una sonrisa sincera—. Jun Myeon y yo nos peleamos, pero al final me dijo que permitirá que estés cerca del lago y que así te conocerá cada vez mejor. Podrá ver que tú no eres una mala persona.

El castaño se emocionó tanto al escuchar esas palabras, mas no fue capaz de responder nada con palabras. Lo que hizo fue rodear el cuerpo húmedo del contrario con cuidado, sonriendo ante la posibilidad de que la manada lo empezara a ver como un amigo... O bien, mínimo como un chico de buenas intenciones.

—Gracias... En serio, Se Hun, muchas gracias...

—¿Estás llorando, Lu Han?

—No te preocupes —le pidió—, estoy bien.

Le sonrió y empezó a lavarle el cabello, dejando que se relajara dentro de la bañera. A un lado había dejado una toalla y ropa limpia, misma que sin duda le iría bien al pelinegro porque a él le quedaba un tanto grande. No recordaba por qué había seguido la moda de llevar camisetas largas por un tiempo, pero ya que eso podía ser de ayuda para Se Hun, no se arrepentía ni un poco de haberlo hecho.

—Ah, qué genial es esto... —El más alto estaba completamente relajado.

—Me alegra saber que lo estás disfrutando —el castaño dejó escapar una risa suave—. Sécate y vístete cuando salgas —indicó después, levantándose—. Te recomiendo que te quedes a descansar aquí, al menos hoy... Me pregunto si podremos inventar otra historia para mis padres —agregó, encontrándose de mejor humor.

—Puedes decirles que decidí visitarte sólo porque sí.

—Lo creerían —asintió antes de salir del cuarto de baño—. Después de todo, ellos creen que estudiamos juntos en la universidad.

Se Hun se tomó su tiempo para secarse una vez que salió de la bañera. Cuando estuvo vestido, regresó al dormitorio y se dejó caer encima de la suave cama de Lu Han, absorbiendo con gusto el aroma que se encontraba pegado a las sábanas, reconociéndolo al instante como el del castaño.

—¿Puedo dormir aquí? —Cuestionó cuando escuchó a Lu Han entrar al dormitorio.

—Sí, claro que puedes —respondió el más bajo, volteando a verlo con una sonrisa y tomando asiento junto a él.

—Mañana debes ir al bosque conmigo.

—¿Mañana?

—¿No puedes?

—Creo que no —suspiró—, pero lo más probable es que pueda acompañarte este fin de semana.

—Está bien —no le quedó otra opción más que estar de acuerdo con eso.

—Será genial —comentó con cierto aire soñador.

—Te lo puedo prometer.

Cuando los padres de Lu Han regresaron a la casa horas más tarde, la señora se preocupó un poco al no recibir ninguna respuesta por parte de su hijo, y entonces decidió ir hasta su dormitorio para buscarlo. A veces el joven estaba ahí, concentrado en sus asuntos, con los audífonos puestos y disfrutando de su música favorita a todo volumen, o bien, durmiendo tranquilamente. No era tan extraño que Lu Han no siempre contestara.

La mujer abrió la puerta de la habitación ajena con cuidado y estuvo a nada de llamar una vez más a Lu Han, mas no pudo evitar sonreír con ternura al ver que el castaño estaba descansando en su cama, pero con Se Hun a su lado. Ya que estaban muy juntos y el más alto tenía uno de sus brazos por encima del cuerpo ajeno, la señora Lu tardó poco en pensar que su hijo y el pelinegro tenían una relación especial que todavía no compartían con nadie.

Sin poder ocultar lo emocionada que estaba, regresó a la cocina y buscó a su esposo para decirle qué había visto.

—¿Todo en orden?

—Sí... Ya vi que Lu Han se encuentra bien, está durmiendo en su habitación —comenzó a contarle—. Y parece que tiene un pequeño secreto. Me pregunto si querrá hablar acerca de ello con nosotros pronto.

—¿Qué dices? ¿Un pequeño secreto? —Preguntó el padre de Lu Han, sin entender del todo a qué se refería su esposa.

—Te vas a sorprender...

Debido al ruido que empezaba a haber en la casa, Se Hun abrió los ojos y, aunque no se movió ni un centímetro, pudo prestar más atención a la conversación entre los padres de Lu Han.

Continuará.

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¿Qué tal, lobitos? Vengo a dejarles un capítulo nuevo antes de irme a dormir. Espero que sea de su agrado.

Dulces sueños.

El lago en el bosque [HUNHAN]Where stories live. Discover now