cap.2

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Lo vi alejarse, los murmullos aumentaron a mi alrededor provocando que mi mente volviera a la tierra.
Metí las manos en mis bolsillos y me fui de ahí.

Al llegar a casa me puse a trabajar, bueno a intentar trabajar, aún no podía dejar de pensar en aquel... ¿Incidente...? ¡Ahg! No salía de mi mente.

Me encontraba en el escritorio, frente a la computadora sin poder concentrarme en los pendientes.

Quise apartarme para aclarar mis ideas, pero no medí la fuerza con la cual empuje la silla por lo que termine cayendo de espaldas contra la cama, llevándome un susto en el proceso.

Por primera vez agradecí el espacio tan reducido.

Solo me quede viendo al techo.

Se comenzó a escuchar el sonido de activación de Baymax.

– Hiro, recibí una alerta de emergencia médica ¿Del 1 al 10 cómo calificarías tu dolor? – dijo acercándose a la cama.

– Estoy bien Baymax – Dije sin muchos ánimos

– Te escanearé – Dijo mientras comenzaba a incorporarme en la cama para verlo mejor – Mis sensores detectan un alto nivel de endorfinas... – mi robótico amigo parpadeo dos veces, y luego ladeó su cabeza – Tus neuro-transmisores están alterados, no puedo dar un diagnóstico -

– Solo estoy... Confundido Baymax – me dejé caer devuelta contra la cama.

Escuché como él se acercaba más a mí, sin darme cuenta de cómo él ya estaba sentado al lado de la cama, me miraba y aun así no volvió a hablar.

Seguro está tan confundido como yo, después de todo no sé qué me pasa, no es la primera vez que veo a Miguel, aún que... Jamás había estado tan cerca de mí, ni me había hablado y...
Sentí mis mejillas calentarse nuevamente.

– ¡Haaaa! Soy un idiota ¿Porque no le dije nada cuando estaba justo enfrente de mí? – me llevé las manos al rostro.

– Creo que tú problema es psicológico – habló de nuevo, giré en su dirección – ¿Te gustaría hablar de eso? – pregunto.

Yo me sentía incómodo, no por hablar con Baymax, osea es mi mejor amigo. Me sentía literal y físicamente incómodo, me había recostado sobre algo.

Me volví a incorporar, no había nada en la cama, metí mi mano en el bolsillo de mi saco [Estaba tan distraído que ni siquiera se cambió el wey], había algo adentro, lo saqué.

Era un plumón. No, era el plumón, ese que Miguel me dio en aquel momento.

– Hiro, tus neuro-transmisores se han elevado, ya puedo dar un diagnóstico – al escucharle dirigí mi vista a él – Estas Enamorado-

Mis mejillas se volvieron rojas de inmediato ¿Eso es siquiera posible?

Mi idolo [Higuel]Where stories live. Discover now