Capítulo 6

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La primer semana en su nueva rutina se les fue como agua entre los dedos.

Sorine solía presentarse a diferentes horas. A veces llegaba inmediatamente después de clases y otras una o dos horas después. Por momentos le llegaba a ver ojeras como las que encontraba en su rostro todas las mañanas; así que el día que la descubrió durmiendo con Sayuri, no tuvo corazón para despertarla.

Al parecer usar los paneles de techo era costoso y estaba buscando un proveedor que se ajustara al presupuesto dado. Para ser una tarea, se lo estaba tomando demasiado en serio.

Además, la chica también tenía un problema con el sistema de agua pluvial y por más que pensaba no encontraba una solución.

Izan trató de no inmiscuirse, en verdad lo intentó, pero casi todas las noches activaba la vista 3d junto con la interna y pasaba horas viendo el proyecto de la chica en silencio.

Y llegó un momento en que la situación lo superó.

No había bebido alcohol desde hacía mucho, desde que procrearon a Sayuri para ser más exacto. Se había jurado jamás dejar que la bebida dominara sus decisiones como aquella noche donde su vida y la de su ex dieron un giro de ciento ochenta grados.

Y no era tonto, solo había comprado una botella de cerveza, jamás descuidaría así a su hija, pero había necesitado algo para adormecer ese agobio que lo embargaba cada que recordaba su vida pasada.

Tenía el codo recargado sobre la silla giratoria y su sien apoyada sobre sus dedos. A veces golpeaba el lugar con su índice antes de beber un poco mientras observaba el proyecto de la chica.

Muchas noches pensó en cambiar ciertas cosas pero siempre se contenía, no era su proyecto, no era ni siquiera su amiga. Era la niñera de Sayuri quien se había metido a sus vidas de manera poco convencional.

Le dio otro trago a su cerveza y siguió observando la plaza. Sorine había recortado los baños y redujo el tamaño de la fuente del centro. Aumentó los jardines y las zonas al aire libre. Incluso encontró una propuesta para poner un hotel de cinco estrellas.

Quiso decirle que eso era sobrecargar la plaza, pero solo pasó de largo. Sorine se veía presionada y como si quisiera llenar expectativas que no eran suyas.

Golpeó varias veces su sien pensando en alguna solución, luego sacudió la cabeza recordándose que aquello no era asunto suyo.

Puso la botella a un lado de la computadora y guardó el proyecto antes de cerrar sesión y apagar la iMac; eran las dos de la mañana así que Sayuri estaba perdida en sus sueños. Se levantó y bebió lo último de su cerveza antes de tirar la botella en el cesto de la cocina. Luego se asomó a la recámara donde encontró que su hija estaba en la misma posición de hacía una hora.

Dejó la puerta abierta antes de dirigirse al baño donde se lavó los dientes para después deshacerse de su ropa y meterse a bañar como lo había estado haciendo últimamente.

El agua caliente le solía relajar el cuerpo, pero tenía los sentidos algo adormecidos por el alcohol así que dejó que todo aquello que guardaba bajo llave brotara. Apoyó la frente en la pared y empuñó ambas manos con fuerza mientras recordaba su antigua vida: Las tardes de maquetas y planos, manejar un carro del año, no necesitar ahorrar para poder comprar comida ni ropa.

Y claro, la chica a su lado que juraba amarlo.

Golpeó con fuerza el muro del baño y exhaló lentamente experimentando un impetuoso dolor a la altura del pecho, sentía como si le hubieran enterrado algo en el corazón. Dejó bajar la guardia y esos muros que contenían la verdadera tristeza que muchas veces lo asfixiaba. Siempre se cuestionaba si acaso Sayuri no estaría mejor en una familia adoptiva que le pudiera dar una vida de calidad, una recámara propia y trasporte seguro.

Ella, tú y yoWhere stories live. Discover now