Capítulo 39

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Su corazón dio un brinco tan brusco que jadeó en alto provocando que el chófer la mirara extrañado.

Y no era para menos, una estructura color blanco con enormes ventanales se asomaba por detrás de los edificios que iban pasando.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y literalmente pegó el rostro a la ventana del taxi; solo podía apreciar la parte alta, pero ya le estaba causando estragos en todo su cuerpo. Cuando giraron en la esquina de la calle donde estaba, puso las manos sobre su boca ante el huracán de emociones que movió todo su interior.

El chófer bufó exasperado, había algo de tráfico y gente reunida estorbaba el paso. Estaban a quinientos metros del lugar, por lo que ella optó por pagar y bajarse, el caminar le ayudaría a calmar su corazón o al menos a retomar el aliento.

Una vez hecho aquello, se acercó a la estructura que se levantaba de manera majestuosa entre jardines y personas.

La gente a su alrededor miraba asombrada el exterior blanco de cierta plaza que solo llegó a ver en maquetas y planos. Muchos señalaban y cuchicheaban, algunos hablaban sobre los detalles y jardines. Otros tomaban fotos o hacían lives en sus redes sociales y ella solo podía caminar asombrada entre la multitud tratando de permanecer en las sombras.

Había globos adornando ciertas partes, Macy le contó que consiguieron unos especiales biodegradables que no afectarían al ambiente. El estacionamiento era gratuito, pero en ese momento estaba lleno de gente que esperaba ansiosa la apertura.

La plaza tenía una forma abstracta y se encontraba elevada, había que usar escaleras o elevadores para entrar, en la parte baja tenía jardines y pequeños locales: El mercado comunal.

Tenía una zona de juegos a la izquierda donde pequeños ya jugaban y otra área de canchas de básquet y fútbol donde más personas estaban vendiendo postres, libros y demás.

Y justo en medio, dónde se veían las escaleras principales que no eran eléctricas, había un pódium adornado con globos blancos y letreros de la constructora con una cinta roja que seguro era la que se iba a cortar.

Dios, era más perfecta de lo que llegó a soñar.

Sus amigos le mandaron múltiples fotografías del interior y exterior de la plaza, pero sentía que se había perdido demasiado y que se iba a sorprender mucho más al entrar.

Eso sí encontraba las agallas para hacerlo y no terminaba huyendo de manera descarada.

Música ambientaba el lugar y observó a varias personas de traje hablando entre ellas. Había personas sobre el pódium probando los micrófonos pero no encontró ningún rostro familiar.

Aunque eso la llenó de paz, probablemente podría pasar desapercibida.

—¡¿Sorine?!

O tal vez no.

Volteó fingiendo una sonrisa, ojos grises la miraron extrañados antes de que el chico se acercara para abrazarla y casi cargarla.

—Dijiste que no —reclamó Naím al ponerla de nuevo en el suelo.

La castaña se sonrojó y miró de nuevo el pódium.

—Tomé un vuelo antes, yo solo... No sabía...

Su amigo descartó la excusa con un ademán.

—No importa, estás aquí —alegó dándole otro abrazo—. ¿Vienes del aeropuerto? ¿Tus maletas?

La chica se encogió de hombros.

-Viaje express, salgo en unas horas de regreso.

Recibió una mirada exasperada junto a un gesto de fastidio.

Ella, tú y yoWhere stories live. Discover now