CAPÍTULO 8

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Joaquin:

Sabía perfectamente que si no daba un pasó atrás, nuestros labios se unirían. Quiero intentarlo, quiero amar de nuevo. Hay mucho amor que quiero entregar desde mi ruptura con Kevin...

Diego se acercaba cada vez más, esperando a que yo diera el primer paso. Pero no lo hice, solo me quedé esperando a que él tomara la decisión. Lo único que yo hacía era mirar sus ojos y sus labios repetidas veces, sin alejarme. Comprendió rápidamente el mensaje, ya que, dió inicio a tan ansiado beso.

Me deje llevar, sin importar lo que dijeran las personas de nuestro alrededor. Coloqué la mano con la que no sostenía el helado en su nuca, y el hizo lo mismo en mi cintura.

Un beso con una duración, alrededor de 20 segundos. Al cual dí fin con un pequeño beso en sus labios.

-Joaquin, Joaquin, Joaquin -suspiró- Me estás volviendo loco -tomó mis manos y se balanceo hacia atrás.

-¡Diego, se caerán los helados! -exclamé; soltando sus manos.

-Lo que menos me importa en estos momentos son los helados. Quiero tu boca, ese es mi mejor postre -tomó mi rostro con ambas manos, dejando su helado en una banca.

Uní nuestras narices, moviéndose mi cabeza de un lado a otro, regalando un beso esquimal.

Diego escogió una película infantil "Los increíbles 2", estábamos muy emocionados por entrar. Compramos palomitas y él insistió en comprarme unos pingüinos.

-¿Enserio? -tomé los pingüinos.

-¿Qué no estabas loco por ellos? -con su pulgar acarició mi mejilla.

-Fue publicidad -negué con la cabeza- Pero... Si son deliciosos, y es comida -olí el empaque- Amo la comida.

-Mi labios son comida —dijo en tono seductor.

-No, claro que no.

Diego tomó mi mano durante el los primeros 15 minutos de la película, después se acomodó en mi hombro. Sus rizos me hacían cosquillas en mi cuello.

-Hey -acomodé su cabello por detrás de mí cuello- Están muy rebeldes.

-¿Te da cosquillas? -movia su cabeza como un si de un gato se tratara.

-¡No, no! -reí, mienta por inercia me retorcía en el sillón.

-Voy a parar si me das un beso.

Tomé su rostro entre mis manos, y le dí un montón de pequeños besitos en sus labios. Cuando estaba apunto de retirarme, los atrapó de nuevo y los comenzó a besarme lentamente, intensificado cada vez más.

Se detuvo un segundo.

-Te necesito, necesito que terminemos lo de aquel día -bajo su mano a mi abdomen.

-Aquí no.

Ignoró lo que dije e introdujo su mano por debajo de mi playera. Hizo movimientos de arriba hacia abajo, pasando por mí pecho, cuello, y abdomen, se detuvo justo al comienzo de mi pantalón. Fue justo en ese momento cuando cruzó la línea de la decencia; introdujo su dedo medio para acariciar mi piel de lo este no permite ver.

Hasta este punto, deseaba más pero... Estamos en un cine... Repleto de niños. Apuesto que la madre del niño en el asiento trasero debe estar cubriéndole los ojos.

-Di-Diego -tome aire- Basta.

La respiración de ambos estaba agitada, y las ganas de llegar a algo más estaban de sobra.

Lo tomé de la mano y salimos del cine. Él me dirigió hacia los baños, afortunadamente no había nadie. Me empujó hacia el baño de discapacitados y puso el seguro. En un movimiento rápido, me cargo de tal manera que mis piernas rodeaban su cintura, y mi espalda lograra sostenerse contra la pared.

Fue muy fácil enredar mis dedos en sus ya alborotados rizos. Su pelvis se movía cada vez más rápido. Su lengua de apoderó de mi boca, realizando movimientos circulares, haciendo que chocará una y otra vez con la mía. Enseguida bajó a mi cuello, y fueron sus labios y una que otra mordida las que hicieron todo el trabajo.

Desesperado me puso de pie, y se hincó. Sus dedos muy torpemente trataban de desabrochar los botones del pantalón, sé perfectamente lo que está apunto de ocurrir. Pensarlo me causa pavor ¡Estoy en pánico!

Por instinto, retiré sus manos antes de que lograra bajar el cierre.

-No estoy listo -dije en un tono muy bajo.

-¿Qué?

-Yo, no estoy listo. Tengo miedo, lo siento -abotonado aún mi pantalón, salí del baño.

Me senté en una de las bancas fuera del cine, aún no entendía lo que había sucedido... O más bien, lo que hubiera sucedido si no lo detenida. Odio ser tan inseguro, solo era un simplemente sexo oral, nada del otro mundo. Estoy seguro de que me odiará después de ésto. Lo dejé hincado en un baño público.

-¿Estás bien?

Una mano se posó sobre mi hombro.

-Yo...

-¡Joaquin! ¡Ahí estás! -se acercó Diego- ¿Por qué saliste de esa manera? ¿Te lastimé? Oh... Hola, Emilio.

-¿Pasó algo? ¿Qué hacen ustedes dos juntos? —cuestionó Emilio.

-Venimos a ver una película —respondió Diego a la defensiva.

-Diego, necesitamos hablar —susurré.

-Lo sé, pero si quieres evitar el tema no hay problema -se inclinó para quedar frente a frente conmigo- Yo te entiendo -unió nuestras narices.

-Lo siento -susurre.

-Te entiendo, yo también tuve miedo -me dió un beso esquimal.

Al separarnos. Logré percatarme de la ausencia de Emilio, no tengo idea en que momento se fue... Ni siquiera me importó.

Dejamos la película aún lado, y salimos de la plaza. Ni uno de los dos dijo nada al respecto, y eso me daba comodidad. No sé cómo llamar a lo que somos, pues todo el camino a tomado mi mano. Y no le importan las miradas de disgusto que nos demuestra la gente.

Me siento extraño... ¿Enamorado? Es muy pronto para llamarlo así. Pero las dudas de lo que siente por mí abundan mi mente. En momentos creo que solo quiere una noche conmigo, que sus hormonas están muy activas. Pero después creo que en verdad me quiere.

-¿Diego?

-¿Qué pasó?

-¿Qué sientes por mí? -lo dejé salir.

Detuvo el pasó, obligandome a hacer lo mismo.

-Amor, eso es lo que siento. También siento ternura y no puedo mentirte... También deseo -tomó mis manos- ¿Tú qué sientes?

-Me gustas... Mucho.

-Intentemoslo ¡No perdamos más el tiempo! Te conozco desde que pertenecía a tres8uno, llamaste mi atención desde aquel entonces. Quiero que esté a mi lado, permíteme estarlo ¿Qué dices?








EMILIACO 🏳️‍🌈. #Wattys2019Where stories live. Discover now