CAPÍTULO 17

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Joaquin:

Toda la mañana estuve esperando éste momento. Contaba las horas para que el reloj marcara las 2:30pm. Los minutos se hacía eternos, y la campana sería mi nuevo sonido favorito.

Tan solo faltan 5 minutos. Mi mirada se concentra en el redondo reloj que se encuentra justo por encima del pizarrón. No puedo concentrarme en la clase ¿Acaso ese reloj está descompuesto? No se ha movido ni un poco, en un lapso de tiempo abominable.

-¿Joaquin Bondoni? -dijo la profesora, posado su mano en la cintura.

-¿Qué? ¡Presente! -salí de mis pensamientos.

El salón de clases estalló en risas.

-Pon atención por favor -puso los ojos en blanco, y regresó al pizarrón.

*Sonido de campana*

Había roto el tiempo récord de la persona más rápida en salir de un salón de clases, estoy seguro.

Corrí al baño, debía arreglar la cara de muerto y el cabello despeinado que llevo en éstos momentos. Tomé un poco de agua entre mis manos y lave mi rostro, aún con los ojos cerrados alcance una toalla de papel para secarla, después intenté peinarme, y por último puse bálsamo en mis labios.

Caminando por los pasillos que me dirigían a la salida, temía que solo estuviera bromeando y no llegara... Eso sería muy cruel. Cada vez la distancia disminuye, al igual que mi oxígeno...

-¡Joaquin! -me detuvo un par de brazos.

-¡Me asustaste América! -llevé la mano a mi pecho.

-¿Estás bien? Saliste huyendo -se notaba la preocupación en su rostro.

-Si, porsupuesto, lo que pasa es que tengo llamado y voy tarde -dije agitando mis manos.

-¡No mames! ¡Corre! -dijo apresurandome.

Salí del instituto, y no había rastro de Emilio. Espere aproximadamente 15 minutos, y nada. Mis expectativas ya están muy bajas. Debo ignorar la decepción que siento en estos momentos, y estar de camino a Televisa, antes de que Osorio me mate.

El sonido de la bocina de un auto llamó mi atención... Es Emilio ¡Mierda! Mi corazón late tan fuerte que puedo sentirlo en mis oídos. Caminé hacía él, mis pasos son torpes, temía en tropezar ¿Se imaginan qué vergüenza?

-Estaba apunto de irme -posee ambos brazos en la ventanilla.

-Lo lamento tanto, regrese a mi casa por algo de ropa para tí. Sé que es incómodo llevar el informe todo el día, quiero que te sientas cómodo.

No quise comentar nada acerca de el cambio de ropa que llevo dentro mi mochila, amo usar la ropa de Emilio.

-Gracias -abrí la puerta del copiloto- Eres increíble... Y no digas que yo lo soy, déjame hacerte un cumplido en paz.

-No iba a decir nada, pero ya que insistes -sonrió.

-Menso -arrugué la nariz.

-Aquí... -estiró su cuerpo al asiento trasero para alcanzar una pequeña bolsa- Está la ropa. Puedes cambiarte si quieres, nos espera un muy buen tiempo en el tráfico.

-Tienes razón, gracias -acaricié sus rizos, para después ir al asiento trasero sin salir del auto, pasando por en medio de los sillones delanteros.

-¡Hey cuidado! -dijo Emilio entre risas -No te cambies aquí, déjame entrar al estacionamiento.

Ya dentro, quité mi camisa, desabrochando con delicadeza cada botón. Emilio acomodó el espejo retrovisor, lo cual me pareció un tanto extraño.

La bolsa contiene unos jeans negros, y una playera blanca. Aprovechado la desnudes de mi torso, coloqué la playera. Me recosté en el asiento para quitar mis pantalones; cuando estos iban en mis rodillas, escuché como la puerta del coche se abría y cerraba en un cortó tiempo, Emilio había salido. Le resté importancia y me seguí vistiendo.

EMILIACO 🏳️‍🌈. #Wattys2019Where stories live. Discover now