CAPÍTULO 38

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Joaquin:

Está situación se está saliendo de mis manos. Intento fingir que no me importan las preciosas rosas que le pertenecen a María, enviadas por Emilio. Derrochan amor, y puede que eso me dé algo de envidia.

Estoy molesto, pues en un momento de debilidad me hizo sentir especial. Las flores, siendo un simple detalle, me hicieron sentir como si fuera el único en su vida, el oficial. Pero en cuanto ví la historia de María, supe que no era así, que lo nuestro solo es un juego, solo es una aventura de una o dos noches... Nada más.

Mentiría si dijera que no me duele. Sin embargo, estoy consiente que ella siempre tendrá un puesto por encima de mí en la vida de Emilio, en todo caso lo que está mal aquí es que yo haya recibido estos girasoles.

Después de la cena no lo volví a ver, subí directamente a mi habitación, ardiendo en rabia. Todos festejaron el cumpleaños de una compañera del elenco, excepto yo. Dije que me sentía cansado, y me dispondría a dormir. Esos eran mis planes, hasta que las ansias de estar con Emilio mató mi razón.

Emilio ❤️

Holaa ¿Vienes a mi habitación? Tengo un regalo para tí... 😏
11:46pm

Bonito!!! Neta? 😏😏
11:47pm

Si, te espero a las 12:15, para que nadie se dé cuenta...
11:50pm

Ahí estaré
11:53pm
Te quiero ❤️
11:53pm

¿Cometía un error? Sí, de eso no hay duda, pero una vez más necesitaba que Emilio fuera mío, sentir su piel, sentir que me pertenece... Solo una vez más.

Me dí un baño rápido, me prepare; depile algunas zonas de mi cuerpo, lo llené de loción y por último coloqué solo una larga y grande playera color rojo, encima de mi ropa interior negra.

Pasados unos minutos, justo a las 12:15am, los golpes en la puerta se presentaron... Emilio había llegado.

Me levanté de la cama, acomodé mi playera y abrí la puerta. Emilio vestía su pijama, al igual que aquella vez portaba pans azul marino y una camiseta sin mangas color blanco.

Recargaba su brazo en el marco de la puerta y con el otro usaba su mano para arreglar su rizado cabello. Me miró de pies a cabeza y esbozó una sonrisa ladina.

—Wow... Te ves... De maravilla —mojó sus labios.

—Pasa —me moví para abrir espacio hacia mí habitación.

Emilio entro. Miró todo a su alrededor, a pesar de que su habitación es exactamente igual que la mía. Supe que estaba nervioso, yo también lo estoy, ya que al contrario de la primera vez que tuvimos sexo no estábamos concientes de aquello, simplemente sucedió. Ésta vez planeamos lo que está a punto de suceder, y ni uno de los dos está dispuesto a iniciar lo que ambos deseamos.

—¿Puedo poner música? —preguntó Emilio señalando la bocina junto a la televisión.

—Por supuesto.

Conectó su celular a la bocina por vía Bluetooth. Reprodujo Can't falling un love de Elvis Presley.

—¿Me permite ésta pieza? —pregunto cordialmente.

—Por supuesto —tomé su mano.

Se acercó a mí de manera seductora al ritmo de la música. Me tomó por la cintura acercando nuestros cuerpos, el contacto hizo que mi playera subiera por la parte de atrás, dejando al descubierto una parte de mi trasero.

EMILIACO 🏳️‍🌈. #Wattys2019Where stories live. Discover now