CAPÍTULO 25

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Emilio:

Miré a Joaquin, y al instante reconocí su expresión de peligro, podría apostar que también tengo una. Ambos sabemos lo que hicimos, y la presencia de María no estaba contemplada. Sé cuando Joaco se incómoda, la mayoría del tiempo suelo intervenir, pero ¿Cómo hacerlo ahora? En una situación que yo provoque.

—¿No estabas con tu papá? —dijo María a la defensiva—. Y no digas que vines de estar con él, porqué lo llamé y dijo que ni siquiera lo habías llamado ¡Me preocupé! ¿Por qué tenías que mentirme? —empujó mi pecho.

—A ver, cálmate yo... —noté como miraba a Joaco con odio.

—Y... Tú debes ser Joaquin —se acercó a él, y Joaco dió unos pasitos torpes hacía atrás.

—S-si, yo soy... Su compañero de trabajo —hizo esa posición tan característica de Temo; tomó su brazo derecho con su mano izquierda.

—¿Estaba contigo? —lo miró de pies a cabeza.

—¡Cálmate ya! —la alejé de Joaco— Si estaba con él, fuimos a la playa ¿Hay algún problema?

—¿Él y quién más? —se cruzó de brazos.

—Tam...

—Solo nosotros —interrumpí a Joaco.

—¿Y qué hiciste ayer?

—¡Ya te lo dije, fuimos a la playa! —jalé mis rizos en señal de desesperación.

—¿Y acaban de llegar? O sea ¡Pasaron la noche...

—¡A ver, a ver! ¿Por qué tanto escándalo? ¿Eh? —salió mi mamá para interrumpir a María.

—Pues María, que quiere saber en donde estuve ayer.

—A ver mamasita, para eso está su madre, y a mí sí me avisó. Ya te dijo que estaba con su amigo, y si quieres creerle, si no... Hay muchos otros, eh —dijo molesta— Ay, ya me lo espantaron ¡Ven mi amor! —se dirigió a Joaco, moviendo su mano en señal de que se acercara— Deja a estos que se peleen ¡Tú no tienes la culpa! —recalcó lo último dirigiéndose a María.

Mi mamá llevó a mi Jaoco adentro.

—Ve lo que me haces pasar, Emilio —dijo entre dientes.

—¿Yo? Yo no te reclamo porque duermas o salgas con tus amigas.

—¡Pero es diferente!

—¿Diferente por?

—Roy me dijo que ese wey quiere contigo —señaló mi casa.

—Ay no mames —llevé ambas manos a mi cabeza— ¿Y?

—Pues se va a aprovechar de su trabajo juntos y va a empezar de resbaloso, aparte no me cae nada bien, es una mosca muerta ¡Entiéndelo!

—¡No hables así de mi... De Joaquin! —me corregí— No te lo voy a permitir, en todo caso te deberías de enojar conmigo, no con él —caminé a mi puerta— Hablamos luego.

—¡Es neta que lo vas a defender!

—¡Ya basta! —cerré la puerta a mis espaldas.

Entré y ví a Joaco sentado en una de las sillas en la barra de la cocina, hablando con mi mamá que está del otro lado. En sus manitas sostenía un taza.

—¿Ya se fue la loca? —dijo mi mamá, girando un dedo al lado de su oído.

—¡Mamá! —sonreí y Joaco también.

—¿Qué? No mames, llegué... —se acomodó para seguir contando— Y estaba sentada ahí en las escaleras, y me quedé de "¿Qué pedo?" —extendió sus manos de par en par levantando el mentón. Joaco la mira con gracia soltando pequeñas risitas— Me acerqué y le dije «Si buscas a mi Emilio, no ha llegado», y bien emputada me dijo «Si, ya sabía, lo estoy esperando» —dijo con voz chillona, para imitar a María— Para que veas que no soy culera con ella, la invite a pasar, ella me dijo que no. Yo digo que quería ver como llegabas o yo que sé —arrugó la nariz y negó con la cabeza— Y pues ahorita que escuché como te estaba gritando, y hasta al niño metió, dije «Te me calmas pendeja». Y antes de que digas algo, ya sabes que no me cae bien —tomó un poco de té.

EMILIACO 🏳️‍🌈. #Wattys2019Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz