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Seokjin despertó y los recuerdos de la noche anterior vinieron a su mente de forma inmediata, la forma en la que Yoongi lo había tocado, lo mucho que disfruto de sus besos y caricias y cómo olvidar lo maravilloso que se sintió unir sus cuerpos hasta llegar juntos al orgasmo.

Antes había estado con otros chicos pero con ninguno se había sentido tan complementado como con Yoongi con el era especial hasta un simple roce provocaba sensaciones que nunca había experimentado.

Por varios minutos observó el rostro del pálido que dormía profundamente, por un momento tuvo un sentimiento de culpa por haber sobrepasado el límite con Yoongi. Desde que se había enterado de su estado civil quiso mantener sus sentimientos retenidos para evitar cruzar cualquier tipo de acercamiento por el simple hecho de que al estar casado inmediatamente lo convertía en un hombre prohibido pero su intuición le decía lo contrario, que todo lo que había sucedido estaba correcto.

Se levantó cuidadosamente para no despertar al pálido y comenzó a buscar su ropa que estaba tirada por toda la habitación. Sólo encontró su ropa interior y la camiseta que llevaba Yoongi la noche anterior, se vistió para ir a preparar el desayuno y salió de la habitación dando pequeños pasos silenciosos.

El tema culinario se le daba bastante bien por lo que no fue una gran tarea preparar algo delicioso para sorprender a Yoongi. Preparó café, tostadas con mermelada y panqueques, estos últimos eran los favoritos del pálido por lo que decidió prepararlos tal cual como le gustaban.

— Está es la imagen más sexy con la que puedo comenzar este día, ni todas las películas porno que he visto se igualan a verte cocinando en bóxer y llevando mi camiseta puesta ¿Te parece si vamos a la cama y repetimos lo de anoche?

Seokjin sentía sus mejillas arder tras oír al pelinegro hablar de esa forma. Se sentía extraño al recibir el particular elogio por parte de Yoongi pero a pesar de la vergüenza le gustaba provocar ese tipo de emociones en el pálido.

— Es mejor que te sientes a la mesa y comas lo que he preparado. Yo iré a vestirme para entregarte tu camiseta — Dio tan sólo un paso y fue detenido por el pálido que lo apresó entre sus brazos.

— Tú no vas a ponerte nada más, así estás perfecto. Amo ver tus lindas piernas y ese trasero que me hace tener pensamientos impuros — Le dio un pequeño beso en la nuca y apretó el trasero del rubio — Vamos a comer lo que preparaste y disfrutaremos este momento porque es una de las mañanas más maravillosas que he tenido en toda mi vida.

Seokjin sonrió al escuchar aquellas palabras que el pálido le regalaba, podía sentir la sinceridad en sus palabras.

Nunca imaginó que su día comenzaría con la compañía del pálido que le daba pequeños besos en sus labios con el dulce sabor de la mermelada en sus labios. Habían muchas cosas por hablar pero sólo quería disfrutar aquel momento como si no existiera nada más en el mundo que ellos dos.

Luego de terminar de comer decidieron reposar sus cuerpos sobre el sofá que Seokjin tenía al medio de su sala. Seokjin había querido ir por algo de ropa para cubrir su cuerpo pero Yoongi había insistido en que se quedara tal cual estaba a lo que el mayor no tuvo opción que quedarse sólo vistiendo su bóxer y la camiseta que estaba impregnada con el aroma varonil del pálido. Se acurrucó cerca del cuerpo de Yoongi el cual lo atrapó entre sus brazos mientras con sus dedos acariciaba su cuerpo suavemente. 

Era lo que siempre había imaginado pero nunca lo había vivido ni siquiera con Jungkook que era frío y poco cariñoso. Quería que las caricias y el desayuno juntos se repitieran cada día pero había una realidad que debía tener presente de la cual no podía escapar. Esa misma realidad se hizo presente en el momento que sonó el teléfono de Yoongi en la habitación, este se paró a responder quitando los brazos que lo protegían. 

Destinados - SujinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora